Hablemos hoy de: Las celebraciones
La celebración es actitud. Afirma la relevancia del ser y la vida, y está estrechamente relacionada con la cultura y la conducta social del ser humano.
Y, cuando lo hacemos, es porque existe un hecho, evento, motivo o circunstancia, que requiere reconocimiento, ser exaltado o reviste de una importancia significativa. Es una forma de festejo para dar importancia a diferentes hechos en la vida.
Como dice el poeta Walt Whitman, el celebrar es la actitud más sublime del alma humana, y no se necesitan condiciones especiales para celebrar ni estar feliz, solo se necesita experimentar con plenitud el ser, y abrirnos amorosamente a la vida.
Desde lo interno, es un acto sublime en el que se desborda la capacidad humana para valorar, reconocer, agradecer y ser partícipe de la existencia de momentos maravillosos en la vida del hombre. Está asociado a la diversión y al tiempo libre, aunque para muchas personas el solo hecho de estar vivo, es suficiente motivo para celebrar.
El término se puede asociar a múltiples actividades. En tiempos antiguos se celebraban los ciclos de la naturaleza para las cosechas, actualmente seguimos celebrando las fechas históricas, religiosas, eventos deportivos, triunfos personales, éxitos particulares, cumpleaños, graduaciones, aniversarios, entre otros.
Algunos de ellos son para celebrar de manera colectiva, y otros son personales o privados.
En nuestro país las celebraciones religiosas ocupan un lugar muy importante, pues en la mayoría de las poblaciones hasta en las más pequeñas se celebran sus santos patronos.
Algunas han llegado incluso a ser unas de las concentraciones marianas más numerosas del mundo, como es el caso de la celebración de la Virgen de la Divina Pastora en Barquisimeto estado Lara.
Podemos decir que entre el entretenimiento y la celebración existen diferencias, una de ellas es que el entretenimiento está asociado a la distracción, mientras la celebración se relaciona con el gozo, la participación y es de mayor sentimiento y sensibilidad.
Cada día tenemos motivos suficientes para celebrar, sin embargo no debemos confundir las farras de cada fin de semana como una celebración. La verdadera celebración encierra una serie de elementos que le dan el verdadero sentido al término, el cual está asociado a momentos sublimes en nuestras vidas.
Son momentos especiales que engrandecen nuestra existencia y que desde un punto de vista personal, requiere de un momento de encuentro especial con quienes nos une una relación estrecha o vínculo que nos hace sentir agradados con su presencia, y nos permite vivir momentos de amplitud, con consciencia y realmente, de satisfacción y de encuentro.
Cuando las alegrías se comparten, tienen un mejor sabor, se duplica la emoción y se vive de una manera diferente. Es así como una celebración familiar se convierte en todo un evento que incluso se puede llegar a repetir indefinidamente, pues el momento bien vale la emoción que se vive cuando se tiene a tanta gente amada alrededor.
Se siente diferente y se le da un sentido real al momento porque se convierte en algo mágico que hace que quienes están presentes, se sientan tan agradados, que en ese momento no existe otra cosa que no sea agradecer a Dios y a la vida por la oportunidad de estar rodeado de tantas personas que llenan nuestras vidas con una bendición, un beso, un abrazo, una palabra de aliento, una felicitación, un que agradable verte, o tantas cosas que nos pueden llenar como personas.
Y aunque muchos piensan que no todo es celebración, pues es mejor pensar que la vida es para celebrar cada uno de los momentos que nos regala. Si no es hoy, será mañana, eso sí, cuando celebremos debemos hacerlo con plena consciencia de lo que estamos haciendo y no caer en la distorsión del término.
Recordemos que sentarnos a ingerir licor hasta que perdamos el sentido, no es celebrar, es otra cosa en la que no debemos caer.
Todos los días la vida nos da motivos para estar bien y estar felices, y aunque en oportunidades la adversidad nos alcance, debemos levantarnos y enfrentar con gallardía ese momento para superar cada obstáculo y sobreponeros de manera positiva y con buena actitud.
Celebremos el momento de crecimiento que estamos viviendo. Observemos con detalle el aprendizaje que debemos sacar de la experiencia actual, el tiempo es difícil pero lo que viene es más grande y bueno, así que dejemos de lado los malos pensamientos y vamos a dar gracias a Dios por permitirnos estar vivos para ver y celebrar con gallardía, felicidad, emoción, alegría y la mejor actitud, la oportunidad de ver el renacer del mundo, de nuestro país, de nuestra vida, de nuestra familia y nuestros amigos. Seamos agradecidos y actuemos de la mejor manera.
Hoy por ejemplo es un muy especial y gran día para celebrar, yo lo disfrutaré al máximo.
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