Hablemos hoy de: La Seriedad

A pesar que el concepto es aplicable a cosas, hechos y personas, en lo que al ser humano se refiere es una característica que describe a las personas que sonríen poco, que son escasamente alegres, su rostro suele ser rígido, son muy formales, son dedicadas y se concentran en sus labores sin distraerse, son honestos, responsables y se interesan porque sus cosas estén en orden y armonía. Con sus actitudes muy correctas y su rostro poco expresivo, demuestran que su compromiso y sus relaciones interpersonales las maneja con severidad y respeto. También puede estar asociado al profesionalismo de la persona.

Los asuntos serios son aquellos que requieren de cierta formalidad en la manera de atenderlos, ya que pueden poseer cierta gravedad.

En los tiempos actuales el ser humano debe ver la vida con una óptica bastante seria, no puede ser que todo lo vea como un juego. A pesar que muchos autores han escrito al respecto manifestando que la vida no hay que tomarla con tanta seriedad, pienso que si se le debe dar un matiz más formal a nuestras vidas. Esto haría que las cosas funcionaran mejor y los conflictos por situaciones irresponsables de las personas no se vieran con tanta frecuencia.

Hay quienes dicen que hay que ser serio para lograr sabiduría y estabilidad. Pero hay otros que manifiestan que la seriedad puede ser un defecto. Sin embargo, la seriedad puede ser una cualidad del ser humano que actúa con prudencia, de forma justa y adecuada y puede ser uno de sus más importantes bienes. Los seres humanos serios asumen actitudes responsables y comportamientos formales, marcando incluso distancia con las demás personas, a pesar que a menudo asocian su seriedad con su tono de voz, su cara rígida y la ausencia de alegría y sonrisas en su rostro.

Pero no necesariamente la persona seria es amargada o antisocial como suelen calificarlos algunos. Las personas con estas características también pueden sonreír, sentir alegría o satisfacción, solo que su forma de expresarlo es diferente a los demás. También es cierto que esta, puede estar asociada al nivel profesional o de compromiso en los cargos que ostente la persona. En muchos casos una persona seria es bien valorada a nivel laboral, en cuanto se reconoce su nivel de compromiso en el trabajo o en otros contextos, ya que hay momentos que requieren de la seriedad suficiente para obtener resultados satisfactorios. Diferente es el caso cuando una persona seria se reúne en un contexto familiar, allí normalmente el comportamiento es diferente o más flexible pues existe la confianza suficiente y el ambiente no es tan formal.

Es importante mencionar que muchas personas piensan que la seriedad está asociada a una máscara que suele utilizar la persona para ocultar sus debilidades y temores, y que esta no le permite mostrarse como es realmente. Todo esto puede tener sentido, sin embargo, hay que tener presente que lo básico y lo importante a la hora de juzgar a una persona seria, es verse en el espejo y evaluar qué es lo que nos caracteriza a cada uno de nosotros a la hora de permitirnos evaluar a otros.

El ser humano debe asumir con seriedad sus propósitos de vida, debe aceptar que algunas ironías están vestidas de seriedad y que dentro de tanta seriedad también hay espacio para una broma, que esta tiene sus momentos y sus tiempos y que la alegría debe estar presente en todo momento sin dejar de ser serio, que lo bello de la seriedad de la vida es que también nos da la oportunidad de juzgar con responsabilidad nuestros actos, que mientras tratemos las situaciones serias con mayor seriedad, seguro estaremos que su solución y el éxito siempre estarán presentes.

Asumamos con seriedad y responsabilidad el rol que tenemos en este momento en nuestras vidas, y veremos que el universo hará que los resultados que esperamos, se cumplan tal como es nuestro deseo.

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