Hablemos hoy de: La Paz

Con la mente en plena calma, me doy el permiso de ver la vida y reconocer qué me dice cada uno de los eventos que en la mía suceden.

Sin ver si es positivo o negativo, cada uno de ellos me indica los pasos a seguir en el camino, para no permitir que errores o fallas se repitan, y me hagan caer en un círculo vicioso que no me deje avanzar hasta lo que realmente quiero alcanzar.

Esto me conduce a ser positivo y tomar el camino correcto hacia la consecución de mejores acciones. Es como respirar profundo, sonreír plácidamente y permitir que las nuevas experiencias nos inunden plenamente y en paz.

Y precisamente, hablando de paz, podemos decir que es un estado maravilloso de tranquilidad general, de buena convivencia, de aceptación al otro tal cual es, que produce un sentido de bienestar, nos permite estar en equilibrio, y nos regala una sensación de seguridad que mantiene nuestra vida en un estado de calma profundo, regalándonos una tranquilidad mental extraordinaria, evitando así cualquier tipo de violencia.

Pero a nivel social, también genera sensaciones efectivas, incluso el universo mantiene su energía en positivo cuando las sociedades están en equilibrio y armonía. Importante tener en cuenta que para mantener este tan relevante concepto, es necesaria la práctica de valores, entre los que destacan el respeto, la tolerancia, el entendimiento, la comprensión, la justicia, y la total capacidad del ser humano para valorar la vida. Es tan importante, que lo podemos convertir en un propósito de vida.

Este concepto tiene relevancia en todos los contextos en los que lo podemos conceptuar, en el hogar, el trabajo, en la comunidad, en los estados y en el mundo entero. En todos ellos genera felicidad y serenidad, y nos regala paz y armonía, al entender que todos somos hijos de Dios y estamos disfrutando del regalo temporal de la vida.

En estos momentos, en los que el mundo está atravesando un proceso de cambios y reacomodos, generando suficientes situaciones críticas, momentos de angustia, eventos complejos que causan miedo en los seres humanos, que nos dejan mensajes que aún no hemos descifrado con la suficiente conciencia como para poner en práctica los correctivos necesarios para que estos cesen, mensajes que no ocultan la dimensión de las consecuencias gigantescas que pueden acarrear, situaciones incontrolables que lamentablemente desembocarán en la pérdida de vidas y en una tristeza colectiva muy grande.

Es el momento de sacar a flote la verdadera conciencia del ser humano que fue creado para ser feliz. De reconocer cada uno de los errores, que desde lo individual y lo colectivo estamos cometiendo cada día, que nuestra conducta no es la más sana en ningún aspecto, que lejos de corregir y entender que lo estamos haciendo mal, asumimos conductas arrogantes y posiciones que nos colocan por encima incluso de lo natural que es lo que al final nos da la vida, que hemos dejado de lado lo humano, que cada día somos más autómatas, que nos movemos inspirados por el dinero sin importar a qué o quién nos llevamos por delante.

Lo peor de todo, es que al final del camino y en el momento en que la vida nos dice tu tiempo ha llegado a su fin, empezamos a pedir perdón y arrepentirnos de todo lo malo que hemos hecho, incluso es ese el momento en que nos damos cuenta, que todo el dinero por el que tanto luchamos y el que causó tanto daño a otros, no vale de nada porque este, no sirve para comprar la vida. Es el momento, en que nos damos cuenta que somos simples mortales igual a los demás, pero ya no habrá tiempo para nada.

Es tiempo de hacer algunos cambios, dejemos de mirar por la cortina lo que otros hacen, atendamos nuestra vida y dejemos que cada quien viva la suya, respetemos las ideas, posición y opiniones de otros, practiquemos la justicia, amemos la igualdad, seamos solidarios, actuemos con el corazón, alejémonos del fanatismo, seamos nosotros mismos en toda la extensión de la palabra, y busquemos el equilibrio entre todos.

Un mundo en paz se construye con la participación de todos, no debe quedar por fuera ningún elemento que permita que algo se escape y que con él, la paz también se diluya.

Los seres humanos debemos entender que la vida es corta, que en el transcurso del camino podemos encontrar muchas cosas positivas o negativas, y que estas tendrán que ver con las decisiones que cada uno de nosotros tomemos, que nuestra vida no dependerá de lo que otros quieran, pues hemos sido dotados de suficiente capacidad, para ser dueños de nuestras decisiones y acciones, y que la paz que queramos, la debemos construir con la participación de todos , sin distingos de raza, credo, posición social, económica, ni otro aspecto que pueda causar desequilibrio en las decisiones que se deban tomar.

Tenemos que buscar una paz interior que fortalezca nuestras capacidades y nos ayude a sortear los obstáculos. Aplicando ejercicios de meditación y acudiendo a la oración, nos ayudará a desarrollar la comprensión, el sentido de justeza, la tranquilidad espiritual y la armonía que nos permitirá encontrar una paz interna maravillosa, y un equilibrio entre la mente y el espíritu.

La paz genera un estado mental extraordinario. Nos facilita una sensación de tranquilidad inigualable, es un bien deseado por la mayoría de los habitantes de nuestro hermoso y grandioso planeta tierra, produce bienestar, alegría, felicidad, armonía, sosiego, y nos regala una hermosa sensación espiritual que nos permite disfrutar de la mejor manera, del maravilloso regalo de un universo hecho para que la raza humana viva sin perder ningún momento de su estadía en la tierra.

Ah, para poder estar en paz, debemos comenzar por estarlo con nosotros mismos, e irradiar la mejor sensación a nuestro alrededor. Porque para que pueda haber paz en la tierra, debemos respetar el orden establecido por Dios y el universo, y llegar a comprender un poco, el mundo de los seres humanos.
Pido PAZ para bendición de Dios y la humanidad.

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