Hablemos hoy de: La Identidad
Al hablar de identidad, estamos hablando de lo que somos, de nuestras raíces, nuestras convicciones, características, de nuestro sentir, de la concepción que nos orienta en nuestro camino, de la individualidad y las expresiones que nos hacen sentir parte de un grupo. En general, de lo que nos identifica, partiendo de nuestra cultura y del periodo histórico en el que nos encontramos.
Nunca olvidemos que la justa conciencia de quién realmente somos, nos distingue frente a los demás.
Al buscar nuestra propia identidad, nos damos cuenta que existen rasgos hereditarios, e influencias del entorno en el que nos desarrollamos, que tienen una profunda relación en la conformación de nuestra verdadera identidad.
“George Herbert Mead, filósofo norteamericano considera que las personas adquieren una identidad, a través de la socialización. Sostiene que en esta teoría está el aspecto más íntimo o privado de nosotros mismos, y que es el aspecto formado por nuestros impulsos, nuestro lado más creativo, más rebelde y más emocional. Este lado se convierte en depositario de los deseos de explorar nuevos territorios personales, de aquello que nos hace los seres particulares e irrepetibles que somos. Del otro lado está la sociedad, representada por quienes nos cuidan al comienzo de la vida, que nos enseñan cosas que se consideran necesarias para hacernos personas autónomas. Por ejemplo, las normas morales. El encuentro de estos dos aspectos, nuestras motivaciones más íntimas y más creativas, con las normas que nos han enseñado nuestros mayores, conforman nuestra identidad”.
La identidad determina los gustos, necesidades, prioridades y acciones. Esta genera controversia cuando se mezcla con otros temas como la religión o la política.
Allí se puede entender de dos formas muy definidas y opuestas, una se relaciona con la libertad y la autenticidad, y la otra, se asume a partir del rol social determinado por la influencia de los mayores. Es aquí cuando se dice que la identidad se forma, se moldea y se enriquece.
En la construcción de la identidad se define la individualidad de la persona. Aquí cobra relevancia, la percepción que de sí mismo tiene el individuo, lo que puede o no hacer, sus capacidades, actitudes y conocimientos aprendidos, y el por qué su identificación con diferentes grupos y el rechazo hacia otros, que no se relacionan con su forma de pensar y ser.
El tiempo es determinante en la definición de la personalidad en un individuo. Por tal razón, desde la infancia se identifica el inicio de esta búsqueda, pues empieza a preguntarse quién es y qué quiere en su vida.
Luego en su adolescencia al aumentar su búsqueda, empiezan a aparecer las primeras respuestas.
Allí, se descubre y comienza a rechazar influencias externas, aprendiendo a ser selectivo. Se concreta la identidad en la etapa de la adultez, con la madurez que lleva consigo esta etapa de nuestra vida.
La importancia de la identidad en nuestra vida, es que nos hace personas seguras, claras en lo que queremos y somos, fuertes, decididos, responsables, comprometidos, capaces de responder a los retos que asumimos, y con una personalidad claramente definida.
Lo opuesto que sería la falta de identidad, simplemente hará de la persona un ser dominable, sin personalidad propia, totalmente influenciable, débil y sometido a las decisiones de otros. Se convierte en un objetivo de personas sin escrúpulos, para ser utilizados en sus oscuras actividades.
En la actualidad vemos con preocupación, la inmensa cantidad de personas que están siendo conducidas por estos caminos de manipulación, y son utilizadas como objetos para fines que solo benefician a pequeños grupos e intereses muy particulares.
Por tal razón la educación, principalmente la del hogar, sin desmeritar la que se recibe en el sector formal, la libertad de acción, el respeto a la persona, el manejo de las influencias del entorno, las relaciones interpersonales, entre otros aspectos, son determinantes en la formación de la personalidad y del grado de identidad con que se desarrolle un individuo.
Este concepto hace referencia a la experiencia de continuidad del ser. Es algo que se mantiene a través de la evolución de los cambios y crisis en el proceso evolutivo del ser humano. Termina siendo la continuidad a través de las transformaciones del tiempo y las circunstancias.
De esta forma, el grado de identidad y la formación de la personalidad definida de un ser humano, se obtiene a través del tiempo, de la influencia de sus raíces y orígenes, de la carga cultural, del entorno en el que se desarrolla, de las relaciones interpersonales que establece a través del tiempo, de sus decisiones individuales y en definitiva, de lo que realmente quiere ser en su vida.
Existen infinidad de factores externos que están al acecho y a la cacería de personas débiles, sin identidad, moldeables, para utilizarlos en sus proyectos personales, y para beneficio de individualidades o de grupos con fines no muy claros.
Depende de cada uno de nosotros dejar de ser utilizados o manipulados, y contribuir de la mejor manera en la formación y desarrollo de nuestros hijos, para que logren alcanzar un grado de identificación importante, que los convierta en seres humanos con personalidad propia, serios, responsables, capaces, honestos, con valores, justos, con sentido de pertenencia, y con la convicción que sabiendo quien se es realmente, no hay cabida a la manipulación.
Serán seres dueños de sus propias decisiones, capaces de saber quién es, de dónde viene y hacia dónde quiere ir.
Al desarrollar nuestro propio ser interior, sabremos verdaderamente quienes somos, y los demás nos reconocerán como tal.
Así nuestro camino al desarrollo profesional y colectivo, pasa por tener una identidad digital, saber distinguir entre lo individual y lo colectivo. Somos nuestro propio sello.
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