Hablemos hoy de: La generosidad

Un tema apasionante con mucha profundidad humana, ya que la generosidad se considera un valor, característica, cualidad o rasgo de la personalidad del ser humano, para prestar ayuda, apoyo o atención a otras personas que lo necesiten.

Es una virtud y gran valor moral que además es contagiosa. Está relacionada a la actitud que asume un individuo de manera positiva, cundo decide ayudar a alguien porque observó que tenía una necesidad.

Si demuestra alegría a la hora de prestar cualquier apoyo, significa que tiene el don de la generosidad, y lo hace con facilidad.

Una persona generosa siempre está pendiente de los demás. Por lo tanto no espera que alguien le pida ayuda para tenderle la mano. De igual forma saber agradecer cuando recibe un gesto de otro por muy pequeño que sea.

El término se puede asociar a la filantropía, la solidaridad, la asertividad y al altruismo. Cuando ayudamos a alguien, no solo la persona que recibe el apoyo o la ayuda se siente bien y satisfecha, esta acción hace que nosotros mismos experimentemos una bonita sensación de satisfacción al ayudar a los demás.

Como en la mayoría de cosas en la vida, el valor de la generosidad también depende de cada persona, de la influencia que cada quien tenga de su entorno familiar, social y cultural, de su nivel de empatía, de sus rasgos de bondad, y de su capacidad como ser humano para ver y sentir el dolor y la necesidad del otro.

De igual forma podemos ver con claridad, que en la medida en que el individuo obtenga una educación fundamentada en valores, en la misma medida se formará como un ser humano con los dotes suficientes para ser una persona practicante de la generosidad.

Este tendrá la capacidad para detectar cuando alguien necesite algún tipo de ayuda, y de prestarla con la mayor disposición sin esperar ningún tipo de reconocimiento a cambio.

Para fomentar este valor en nuestros hijos, debemos establecer una constante comunicación hablándoles de la necesidad de compartir, de la importancia de la buena comunicación, de prestar atención a las demás personas para poder darnos cuenta de alguna necesidad que puedan tener, y de lo significativo de vernos como parte del todo en el medio que nos desenvolvemos, aplicando el respeto y la igualdad ante la diversidad de la vida.

No debemos olvidar que la generosidad también tiene sus límites, ya que puede darse el caso de personas que quieran aprovecharse de estas situaciones.

Para esto debemos ser objetivos y actuar con el corazón y la mente para que cada acción que ejecutemos, se haga de la forma más clara posible y el beneficio que genere para uno, se pueda compartir en satisfacción para quien lo ejecuta. Para facilitar el proceso debemos conectarnos con la asertividad.

No debemos asociar la generosidad solo con lo económico o lo material. El utilizar nuestro tiempo para esta actividad, el acompañar a nuestros abuelos, el desarrollar actividades sociales de beneficio colectivo, cuidar a los animales, entre otras, son acciones que reflejan el nivel de solidaridad que existe en una persona.

Existen muchas formas de ser solidario, entre ellas podemos mencionar las siguientes: ayudando a los migrantes en su travesía hacia su destino, realizando donaciones, compartiendo lo que tal vez ya no utilizamos, siendo buen comunicador, escuchar a alguien, perdonar algún error, participando en grupos de voluntarios u ONGs, defendiendo los derechos de la naturaleza, respetándonos y valorándonos a nosotros mismos, mostrando niveles significativos de educación y utilizando todos los recursos asociados a la generosidad.

Aunque en algunos casos tengan costos, lo más importante es el beneficio, la utilidad y la satisfacción de la necesidad que tenga la persona que recibe el gesto.

Ser generoso no es un acto de viejos, es dar sin esperar nada a cambio, es sentirse bien con cada acción al entregar parte de lo que somos, al mostrar la capacidad para sentir la necesidad de los demás, al ayudar de manera natural, al consolar al afligido, al sentir que la necesidad de otro, puede llegar a ser nuestra, al darnos cuenta que la vida es redonda y que las vueltas que da muchas veces son impredecibles, y sobre todo, que simplemente es una acto humano que satisface en muchas ocasiones nuestra propia necesidad de sentirnos útiles.

Cuando se es generoso se debe hacer con una profunda convicción de que somos privilegiados al tener la capacidad de practicar este hermoso valor.

Que fuimos creados para darnos, para servir, para ayudar, para solidarizarnos con otros, para sentirnos parte de un todo que nos envuelve de manera extraña en muchas ocasiones, para simpatizar con los demás, para sentir la necesidad y el dolor ajenos, para servir de vínculo en la solución de problemas, para hacer sentir bien a otros con acciones que en la mayoría de los caso, solo requiere de pequeños esfuerzos.

Nuestra conciencia interna nos exige que debemos sentirnos satisfechos con nuestras buenas acciones, que debemos sonreír, que podemos facilitar la vida del otro con pequeños gestos, que nuestras habilidades y conocimientos nos permiten ayudar de manera objetiva, que no necesitamos reconocimiento para ayudar, y que cada persona que recibe nuestra ayuda, es como un regalo del cielo a las capacidades con las que fuimos dotados por Dios.

Por tanto, hay que ser agradecidos y sentirnos satisfechos por las oportunidades.

Con una conducta diferente nuestra vida se verá limitada, pues solo las almas generosas llegarán a obtener la grandeza que nos regala Dios al bendecir a otras personas con nuestra ayuda, así haremos que este valor forme parte de nuestra vida y sea conductor de nuestra conciencia.

Ten la información al instante en tu celular. Únete al grupo de Diario Primicia en WhatsApp a través del siguiente link:  https://chat.whatsapp.com/CkjSln5sfMt6c1gRE4hBhD

También estamos en Telegram como @DiarioPrimicia, únete aquí https://t.me/diarioprimicia