Opinión

Hablemos hoy de: La culpa

La culpa es un mecanismo que nos hace sentir mal y nos causa cierto dolor, cuando una parte de nosotros juzga lo malo que hemos hecho o dicho.
martes, 01 abril 2025

Muchas personas andan por el mundo dándose golpes de pecho fingiendo que son almas puras y de buen corazón.

Pero realmente lo que hacen, es buscar refugio para sus culpas que representan una carga muy pesada, y que a la vez les dificulta tener una vida en armonía y equilibrio.

Viven llenos de sombras oscuras por sus conductas inadecuadas.

La culpa es un mecanismo que nos hace sentir mal y nos causa cierto dolor, cuando una parte de nosotros juzga lo malo que hemos hecho o dicho.

La conciencia nos señala que hemos transgredido nuestro código moral, ético, personal y social, principalmente cuando nuestras acciones han afectado la vida de personas cercanas o no, la reacción es casi igual.

Dentro de la complejidad del ser humano está la no aceptación de la culpa. Esto se marca por la incapacidad casi inerte de hacerse responsable de sus actos, de asumir las fallas y errores que como seres humanos podemos tener, de enfrentar la realidad ante actos en los que quedamos al descubierto de manera flagrante y aún, somos incapaces de reconocer que hemos fallado y que debemos ser responsables de asumir el error cometido.

Como emoción nos propicia estímulos que nos ayudan a identificar acciones que nos lleven a adaptarnos al entorno en el que nos desenvolvemos.

Es un sentimiento complejo y forma parte de las decisiones que tenemos que tomar en un momento determinado de la vida.

No es sencillo sentirse descubierto en una mentira, falsedad, acción, o cualquier tipo de falta que podemos cometer como individuos que formamos parte de una sociedad compleja, que en oportunidades nos puede impulsar a cometer ciertos errores que posteriormente no queremos asumir.

Lo cierto de esto es que no podemos permitir que nuestra personalidad se vea afectada por este tipo de conductas irresponsables, que nos pueden dejar muy mal parados ante la familia, amigos o entorno en general.

El efecto interno que causa la culpa, nos genera una sensación negativa que nos afecta emocionalmente y nos hace sentir malas personas, principalmente cuando afectamos la vida de seres queridos u otras personas inocentes, cuando nos damos cuenta que faltamos a nuestros principios y valores, de igual forma cuando violamos la ley y las normas como ciudadanos y como personas, también al sentir que irrespetamos nuestra ética y moral.

Todo esto genera una sensación horrible que causa un malestar general y por largo tiempo.

Mientras más estrictas sean las normas bajo las cuales nos formamos, más fácil será darnos cuenta que hemos sobrepasado los límites y por ende la culpa aparecerá en todo momento en nuestro día-día.

Tal vez en oportunidades pudiéramos pensar que precisamente al ser formados bajo un estricto régimen de principios y valores, no deberíamos darnos el permiso de caer en esos errores o faltas que posteriormente nos harán sentir culpables de haber fallado.

Pero como dijo el cardiólogo que estaba dictando una conferencia sobre los efectos del tabaco en los pulmones y en el receso uno de los asistentes lo pilló fumando, solo atinó a decirle, no olvides que soy un ser humano.

Y aunque no debe ser tomado como una justificación porque entonces todo lo estaríamos descargando en la condición de que como somos seres humanos, podemos cometer cualquier tipo de error en la vida, debemos poner en práctica el modelo mental que reza que siempre debemos ver más allá de la nariz a la hora de hacer algo o tomar una decisión compleja.

No es nada agradable sentirse culpable de alguna falta cometida, pero precisamente esto nos debe mover a realizar un profundo acto de reflexión y de compromiso con uno mismo, para poder asumir nuestra responsabilidad y tomar las acciones necesarias para reparar el acto que hayamos cometido.

Disculparse, pedir perdón, poder mirar a la cara a la persona, reflexionar, asumir, entender, comprender las posibles reacciones de los demás, pensar en los actos cometidos, y darnos cuenta de todo el daño que podemos causar cuando actuamos de mala manera, nos llevará a tomar un camino diferente en adelante.

No es cuestión de comportarnos como santos, simplemente es cuestión de ser honestos con nosotros mismos, respetarnos, valorarnos y por encima de todo amarnos, de esta manera tendremos en nuestras manos todo lo necesario para poder generar hacia los demás y nuestro entorno, todo lo bueno y bonito que hay dentro de nosotros. Incluso, puede ser un momento maravilloso para descubrirnos.

No olvidemos nunca que el proceso de la culpa tiene un juez que es implacable, y ese señor es, nuestra conciencia que por mucho que hagamos, no nos dejará en paz hasta que apliquemos los correctivos necesarios para remediar el o los errores cometidos.

Pero es importante decir que no todo en la culpa es malo, y como emoción al fin, es totalmente adaptativa lo que nos permite reconocer las fallas y poner en acción las alertas y conductas necesarias, para corregir y reparar los errores cometidos, así como prevenir seguir cometiendo errores que causarán consecuencias negativas.

En definitiva antes de hacer algo, piense, medite, analice, reflexione y actúe en consecuencia. Eso sí, con la mente clara, sin temor y con la seguridad que lo que va hacer es para bien propio y de otros. Así, no habrá arrepentimientos.

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