Hablemos hoy de: Juzgar
Juzgar es un concepto bastante sencillo, significa formar un juicio o una opinión sobre una persona o una cosa. Lamentablemente en nuestros tiempos es sumamente complicado, ya que por diversas razones la mayoría de las personas creen tener la suficiente autoridad para establecer juicios sobre otros.
En muchas oportunidades lo hacemos incluso sin darnos cuenta, sin conocer ni tener la más mínima información. Pareciera que el subconsciente nos mueve a emitir un juicio, lo que se puede traducir en prejuicios y simples suposiciones. Hay que ser cuidadosos en este sentido, pues seguramente en muchas oportunidades debes haber sido objeto de juicios injustos, tal vez cometiste un pequeño error, y simplemente por eso la gente se atreve a emitir juicios y opiniones que distan de quien realmente eres.
Seguramente esto te ha hecho sentir mal, entonces, por qué nos atrevemos a juzgar a otras personas si conocemos el efecto que genera?. Es en este momento, en el que debemos establecer un pensamiento objetivo basado en la comprensión, en los valores, y principalmente en el amor y el respeto por nuestros semejantes, aceptando que los demás no tienen que ser iguales a nosotros, y promoviendo el acercamiento entre humanos, no así, el distanciamiento de los demás.
Hay algo muy importante que debemos reflexionar y tomar en cuenta a la hora de emitir juicios sobre otra persona. Esto no es más que ver con objetividad que al juzgar a alguien más, tal vez estemos hablando de nosotros mismos, de nuestras carencias como seres humanos, de nuestras debilidades y defectos, principalmente, de la falta de autoevaluación y de vernos hacia dentro, para establecer con claridad y estar seguros de quienes somos realmente. Lo mejor es aprender a ser flexibles, a valorar, respetar y aceptar a los demás tal y como son. Nunca olvidemos que la perfección es como un mito, y que con el simple hecho de ser auténticos, podemos decir que esa es nuestra perfección.
En la Biblia el significado de juzgar es “liberar” de injusticia y opresión. Aquí le digo a Dios, quién soy yo para juzgar a los demás si estoy lleno de equivocaciones, fallas, miserias, injusticias, egoísmo, pobreza, y sin mirar primero lo que hay dentro de mí?. Debo reencontrarme, reflexionar, juzgarme a mí mismo, y de esa manera establecer los acuerdos propios que me permitan salir de la ignorancia, superar los prejuicios familiares y sociales, practicar los valores, la tolerancia, principalmente la empatía, y de esta forma poder ser objetivo, responsable y justo a la hora de hablar de otra persona.
Ray Berg, fundador del centro Kabbalah, decía: “La razón por la hay tanto caos en este mundo es que una persona no soporta a otra, ¡y esto es muy simple! La intolerancia y la falta de dignidad humana es la causa de todo sufrimiento. Es hora de que asumamos la responsabilidad de, al menos, eliminar el caos que está en nuestro interior”.
Hay muchas maneras de dejar de ser jueces. No olvidemos que el único capaz de hacerlo con justicia ya que conoce nuestros corazones, es Dios. Para esto debemos tener en cuenta que la vida y experiencia de cada persona es solo de ellos, que es bonito buscar lo positivo en cada individuo, que debemos bendecirlos, que no todos somos iguales y que las apariencias engañan, que debemos pensar y meditar antes de actuar, entender que si escuchamos podemos aprender de los demás, que debemos conocer y cerciorarnos de lo que nos dicen, si queremos que alguien cambie debemos empezar por cambiar nosotros mismos, que para entender el punto de vista de los demás debemos colocarnos en su lugar, que la razón no es propiedad nuestra, que es mejor callar cuando no hay nada importante que decir, si nos gusta que nos traten bien de igual forma debemos tratar a los demás, que nuestro ego es el principal actor a la hora de juzgar por lo tanto debemos practicar la humildad, y que en definitiva debemos ser auténticos y originales para no caer en la trampa de emitir juicios a priori, y así, equivocarnos.
Si a todos nos gusta vivir en paz y con tranquilidad, y si nuestra vida la valoramos y le damos la importancia que tiene, por qué perder el tiempo ocupándonos de la vida de otras personas en vez de dedicarnos el tiempo corto que tenemos para ser felices? Es hora de reflexionar y de cambiar nuestra conducta, es hora de ver la vida desde la óptica de lo positivo, llegó el momento de practicar el humanismo y de darnos el permiso de amar y respetar a nuestros semejantes como miembros de la única raza a la que se le llama pensante, es hora de entender que la evolución es ascendente y en ningún caso lo contrario, es hora de dejar de ser jueces, de amarnos de respetarnos, de valorarnos, de entendernos, de solidarizarnos, de comprender que somos lo más grande que Dios creó y que por tanto tenemos la obligación con la vida de vernos como seres independientes y únicos en el universo.
Nunca juzgues a alguien por el lugar que ocupa en la vida, conoce primero el camino que lo llevó a llegar allí.
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