Opinión

Hablemos hoy de: Ingratitud

La ingratitud puede terminar convirtiéndose en una actitud que se disfraza en la conducta de las personas.
Ángel Montilva
martes, 02 diciembre 2025

La ingratitud es un antivalor que afecta las emociones de muchas personas que obran bien en la vida. Es el desprecio e ignorar lo que se recibe, mostrar indiferencia e insensibilidad ante la bondad de otros, es causar dolor, tristeza y decepción en quienes actúan de buena manera.

La ingratitud puede terminar convirtiéndose en una actitud que se disfraza en la conducta de las personas. Y quienes la practican con frecuencia pueden ser individuos que tienen un problema de ego. Pueden llegar a mecanizar la conducta al extremo que utilizan a las personas y luego las desechan como si nada, sin llegar a sentir remordimiento alguno.

Incluso puede llegar a ser dolorosa, pero a la vez se puede convertir en una oportunidad para revisar y fortalecer el carácter.

Esta actitud puede incluso llegar a marginar a las personas que la practican con frecuencia, ya que esto dice mucho de quienes son realmente, y de su nivel de insensibilidad ante el daño que causan en los demás. Es tal su niel de indiferencia, que llegan a alejarse incluso en su relación con Dios. Todo esto hace que los demás descubran su verdadera personalidad ante tal conducta negativa.

Una persona ingrata es una persona con muchos temores y complejos, incluso insegura, y pretende demostrar con su conducta, lo contrario y la indiferencia con la que ve  al mundo y a la sociedad

Son muchos los elementos que pueden hacer que una persona sea ingrata, y como en muchas ocasiones, su infancia y su formación de hogar están totalmente relacionadas con las conductas que se muestran en su personalidad. Es así como la soberbia, la falta de claridad y lucidez, la vanidad, el ego, la envidia, las carencias, la inseguridad, entre otras, hacen que una persona muestre esta conducta sin ningún tipo de reparo.

En algún momento de nuestra vida todos de una u otra manera hemos sentido el dolor de la ingratitud. Es un dolor que a pesar que no causa ruido, es bastante profundo y su silencio ensordece al alma, su indiferencia nos desgarra, genera un inmenso vacío, y por más que nunca esperemos nada a cambio de lo que damos, no es mentira que un simple gesto de agradecimiento sería suficiente para que nuestro ser se reconforte y se llene de alegría.

Es horrible cuando das algo desde el corazón, y la respuesta es absolutamente nula. Se siente un vacío inmenso que nos lleva a dudar sobre la acción de dar o entregar parte de nuestros bonitos sentimientos. Nos lleva a preguntarnos, Será que vale la pena correr el riesgo?

La ingratitud ha llevado al hombre por caminos de piedras, los ha alejado de Dios, de la familia, de los amigos, de la alegría, la felicidad, incluso de la vida misma, y lo peor de todo, lo ha llevado a alejarse de sí mismo al punto de ni siquiera reconocerse y en muchas oportunidades, olvidarse de quien es realmente.

Pero existe un antídoto para esto, y ese es el agradecimiento. Por eso agradece siempre a Dios, a la vida, por lo bueno, lo bonito, lo no tan bueno, por cada momento y experiencia, por tú familia, los amigos, tú fuente de ingresos, tu hogar, los bienes, la naturaleza, y por todo lo que contribuye a que seas feliz y vivas en armonía con el universo.

Da las gracias cada día al levantarte, y el cosmos te escuchará y lo revertirá en tú beneficio. Nunca lo dudes.

Sabes qué significa el término Pandicular?

Estirarse mientras se bosteza.

 

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