Opinión

Hablemos hoy de: Empatía

Podemos decir que se reconoce al otro como similar a nosotros mismos, pero respetando su capacidad propia. La empatía es indispensable para el establecimiento justo de la armonía social.
martes, 27 febrero 2024

Los altos niveles de estrés a los que está siendo sometida la población mundial, han afectado la dinámica de las emociones y del concepto de empatía.

De una manera importante las personas nos hemos alejado de los demás, producto de algunos factores que han creado cierta desconfianza entre las personas.

De la misma forma como nos hemos alejado de algunos, también nos hemos acercado a otros, tal vez buscando refugio o cuidando lo que consideramos parte nuestra.

Lo que si es cierto, es que la conducta ha cambiado y no para bien. Esto ha generado comportamientos poco positivos cuando precisamente, por la dinámica mundial, debería ser todo lo contrario.

Los seres humanos deberíamos reconocernos más como miembros de una sola raza, y romper la paralización afectiva y emocional que nos afecta en la actualidad.

Pero veamos que significa la empatía: “Es la capacidad o facultad del ser humano para controlar las emociones propias en sentido significativo, que le permita establecer relaciones de afecto, comprensión y comportamiento ante la condición emocional y sentimientos de otras personas. Es como una facultad para entender y entrar en la condición interior de los demás, estableciendo una conexión emocional con ellos”.

Podemos decir que se reconoce al otro como similar a nosotros mismos, pero respetando su capacidad propia. La empatía es indispensable para el establecimiento justo de la armonía social.

El universo necesita una dosis alta de humanismo. Esto se traduce en la necesidad de reconocernos y de compartir las responsabilidades que cada uno de nosotros tenemos, sin perder la fe en el proceso evolutivo de la sociedad.

Una persona empática tiene actitudes positivas ante la vida, y maneja con facilidad algunas de sus características: Sabe escuchar las necesidades de los demás, pueden sentir sus estados de ánimo, comprenden sus emociones, se solidarizan de manera asertiva, ayudan y acompañan en lo que esté a su alcance, escuchan con atención, son tolerantes, respetan al individuo, contribuyen en la reflexión propia, y muy importante, no se dan el permiso de juzgar.

Los grandes líderes del mundo, deben practicar la empatía y la buena comunicación para establecer relaciones efectivas, estar conectados emocionalmente, y guiar a los demás por el camino correcto para alcanzar las metas y propósitos que se establecen, y de esta manera contribuir a mejorar la armonía del mundo actual.

Un líder empático sabe escuchar, valorar, entender la parte humana de sus compañeros, motivarlos para hacer las cosas de la mejor manera, resolver los conflictos, entender las diferentes perspectivas, y tomar las mejores decisiones.

El mundo necesita en la actualidad, que todos los seres humanos practiquemos la empatía como valor. Que seamos multiplicadores de sus beneficios, y que de manera correcta, transformemos nuestras conductas ante el desinterés y baja percepción del deber ser.

En otras palabras, dejar de ser autómatas y entrar en la dinámica que de manera acelerada atropella la vida en la actualidad. Equilibrio y justeza ante tanta indiferencia. Debemos apostar a la grandeza del ser, y honrar los principios más elementales de las civilizaciones humanas.

Razonar y reflexionar sobre el comportamiento y sentimiento de los demás, es una habilidad social del individuo que le permite evolucionar, comunicarse de manera efectiva, y mantener una vida social activa.

Si se inculca en el ser humano desde la niñez, contribuye al desarrollo de personas conscientes y responsables, mejora los canales de comunicación, facilita los procesos de interacción, desarrolla valores y hábitos, permite entender que existen diferencias de pensamiento y acción, facilita las relaciones interpersonales, y contribuye al establecimiento de mejores sociedades.

Practicar la empatía es colocarse en la posición de los demás, es entender que en muchas oportunidades sus necesidades son similares a las nuestras, comprender que la ayuda mutua es necesaria, que nuestros principios morales contribuyen a desarrollar la capacidad de aportar, que no debemos ser indiferentes con nuestros semejantes, y que como seres humanos podemos sentir, ver, entender y comprender, la necesidad interna de solidarizarnos con las necesidades de los demás.

La empatía y la asertividad se dan la mano. Una persona asertiva es la que sin restricciones manifiesta sus pensamientos, ideas y forma de ser con libertad, de manera justa y en el momento adecuado.

Y la persona empática, tiene la capacidad para entender y ver un poco en lo íntimo de los demás, comprendiendo sus necesidades en momentos determinados, y siempre dispuesto a apoyar.

En una sociedad empática, la ruptura social sería menor pues las personas estarían dispuestas a apoyar a quienes por diferentes causas lo requieran, disminuyendo de esta manera la desigualdad, discriminación, y otras características que afectan el equilibrio social.

Para que se pueda dar un cambio positivo en la sociedad del mundo, debemos aflorar los más puros sentimientos que nos enseñó Dios, y practicar todo lo bueno que hemos aprendido en la vida. Si revisamos y hacemos la tarea, nos daremos cuenta que es muy sencillo, solo debemos ver a nuestros semejantes, como a nosotros mismos, como vemos a nuestros padres, hermanos, pareja, hijos, familia y amigos. Pero debemos hacerlo desde el corazón para que sea real y efectivo.

Porque ante nuestro Creador, todos somos iguales.

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