Hablemos hoy de: El Temor o Miedo
En la actualidad nos encontramos en un entorno en el cual se producen cambios permanentemente. Esto genera una dinámica constante, que nos lleva a realizar ajustes en nuestros planes, y en muchos casos, cambio de estrategias, y puede suceder en diferentes secuencias de tiempo. De igual forma, puede ocasionar un nivel importante de afectación emocional en el ser humano, pues debe aplicar mecanismos que le permitan sobreponerse de manera efectiva al reajuste de sus actividades. En la mayoría de los casos estos cambios se transforman en temor o miedo a no alcanzar las metas u objetivos propuestos.
Pero veamos qué es el temor o miedo: Es un sentimiento, una emoción que experimenta el ser humano, y que se caracteriza por generar sensación de peligro, amenaza, riesgo, y a su vez hace que la persona sienta la necesidad de huir, de no entrar a un sitio, de no hablar, de no expresar lo que piensa y siente, o de no tomar decisiones. Es una respuesta natural y se puede manifestar tanto en seres humanos como en animales.
Una de sus funciones es la de generar una alarma o advertencia, que permite al individuo protegerse del estímulo que lo provoca. Tristemente en la mayoría de los casos se le da una dimensión exagerada y crea un nivel de incertidumbre que no se ajusta a la realidad, y se magnifica de tal manera que se convierte en la causa de la pérdida de tiempo y oportunidades.
Muy importante mencionar que en nuestro organismo, específicamente en el cerebro, en el reptiliano, existe un mecanismo físico que genera el temor. De igual forma, la amígdala cerebral que controla las emociones, se ocupa de su localización por lo que al percibir el miedo, puedes sentir aumento de tus pulsaciones, sudoración, sensación de ansiedad, te sube la presión, tu cara cambia la expresión, todo esto produce una respuesta que puede ser la de huir, paralizarse o enfrentar la situación.
Pero no todo es malo, el temor o el miedo también nos protegen de situaciones que nos pueden afectar en nuestra vida, accidentes, daños personales, pérdidas, situaciones incomodas, entre otras, ya que nos mantienen alertas. Si aprendemos a manejar estos estímulos, nos liberaremos de mucho estrés, angustia, enfermedades. Si se vive anclado al temor, no se vive realmente, pues nunca se está relajado y su estado anímico no es el mejor.
Muchos hablan del temor a Dios, pero este solo es positivo si además de hacerlo para cumplir con sus leyes y no sufrir las consecuencias, lo haces también porque estás convencido que es importante el respeto y cumplimiento de las leyes y normas de la vida, y andar por el camino correcto.
En muchos casos el temor es el causante de nuestras desdichas y nos imposibilita el construir nuevas realidades, si permanecemos en él. De no lograrlo, estaremos perdiendo parte de nuestra existencia y viviremos permanentemente intimidados e incapaces de dar los pasos necesarios para el logro de nuestras metas y sueños.
Un ejemplo de esto es que muchas personas antes de hacer algo, primero piensan en el qué dirán, si me equivoco, si se burlan, si no está bien lo que digo, todo esto a la larga los aleja de las oportunidades de alcanzar el éxito. Además, este puede hacer que una persona que piense siempre con temor, sea víctima de las mentes perversas que constantemente buscan aprovecharse de esta debilidad y así, manejarlos a su antojo para beneficio de sus intereses personales.
En la actualidad es imperante destruir el temor en todas sus expresiones y formas de manifestarse. Hay que reforzar la autoestima de las personas para que cada vez sean más dueños de sus propias decisiones y así, se pueda lograr el cambio definitivo hacia la plena libertad individual. Al vencerlo, podremos sentir la independencia que nos conduce hacia la libre iniciativa en nuestra vida.
No es fácil desprenderse del temor, pero se hace necesario empezar a trabajar en nosotros para erradicarlo y así conseguir la paz que necesitamos. Creer en Dios y tener fe verdadera, es más que suficiente.
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