Hablemos hoy de: Después de los 60 años

Un hermoso tema al que muchos le huyen, como si fuera algo que se puede evitar.

Un acto sabio en la vida, es precisamente entender la vejez. El alcanzarla es un signo maravilloso del largo camino que hemos tenido la suerte de recorrer.

Todos estos kilómetros, forman parte de las grandes aventuras que hemos podido vivir en los múltiples contextos de la vida.

Cada uno ha sido una bella aventura que nos ha permitido ser y estar, formar parte del todo, ser un actor protagonista o de reparto, pero actor al fin.

Y la experiencia acumulada a través de este ciclo natural lleno de sabiduría, nos permiten a las personas que hemos superado los 60, mostrar las diferentes etapas en la evolución de la familia, de los avatares del trabajo, del desarrollo de la cultura de las naciones, los cambios en lo social en los continentes, la disminución en la práctica de los valores y principios fundamentales de la vida, transformación en las costumbres de los pueblos, eventos puntuales que cambiaron la historia, la paz, la humanidad, en fin, hemos sido testigos de cambios determinantes en el planeta.

Pero también hemos sido testigos fieles de los cambios que sufren nuestro cuerpo y organismo con el paso del tiempo.

Algunos de estos, son la aparición de las arrugas, la dificultad para ver, oír, disminución de la masa muscular, abultamiento del abdomen, deterioro de las articulaciones, disminución de la capacidad visual, pérdida de memoria, entre otros tantos a los cuales se les debe prestar atención, sin obviar que la actitud con la que los asumamos, será la que determine el nivel de afectación que puedan llegar a causarnos.

No hay que ser adivino para saber que en la medida en el que el tiempo avanza, en la misma medida avanza la evolución de nuestro organismo.

Nadie se quedará por fuera, la factura nos llegará a todos sin que nadie se quede sin pagarla. Por lo tanto no debemos olvidar el principio que reza que nacimos, crecemos, nos desarrollamos y …lo demás lo sabemos.

Ojo, lo más importante de todo esto es, que entre nacer y morir puede haber un largo trecho de tiempo y espacio, en el que cada uno de nosotros debe tomar la muy importante decisión, de cuál, cómo, de qué manera, y qué huella dejaremos en nuestro paso por tan hermoso plano de la vida. Es una decisión totalmente personal.

Mientras más activos nos mantengamos, más largos pueden ser los capítulos de nuestra vida.

Para eso es indispensable mantenernos en constante actividad física y mental, para que el proceso de envejecimiento se desarrolle de manera saludable y en cámara lenta.

Hay que ejecutar algunas buenas prácticas para que esto sea una realidad. Aquí algunas recomendaciones: mantenga sus pensamientos y actitudes en modo joven, realice ejercicio físico diariamente, mantenga una comunicación fluida con sus familiares, participe en reuniones de organizaciones sociales y de ayuda, si las distancias no son muy largas utilice sus pies en vez del vehículo, cuide su alimentación sin reprimirse demasiado, practique la prevención ante situaciones complejas, salude a su médico de vez en cuando, y una muy importante, manténgase en contacto y reúnase con sus amigos de siempre, además de cultivar nuevas amistades.

Llevar la vida con calma y sin prisa, es algo que genera grandes beneficios. Además, la capa de súper héroe se debió haber guardado hace mucho tiempo, para que ahora pretendas jugar un rol que no estás en condición de honrar.

Lo que tenías que hacer para salvar al mundo, lo hiciste en el momento que te correspondió, ayudar a tus hijos y familia a crecer en valores y principios, y a forjarse un futuro grande y prometedor. Además de haber aportado al crecimiento y desarrollo de la sociedad en la que te desenvolviste.

La misión fue cumplida a cabalidad, siéntase satisfecho y dele gracias a Dios por todo lo alcanzado, y siéntese a disfrutar de lo bueno que pudo hacer.

Al llegar a los 60 no se sienta mal ni trate de disimularlo. Dele gracias a Dios por llegar a esta edad que muchos consideran que es cuando se empieza a vivir de verdad.

No hay que considerarse viejo, porque lo viejo normalmente se olvida y se guarda. Muestre su vitalidad y ganas de vivir, aproveche la sabiduría acumulada a través de la experiencia de los años, enseñe los valores que le acompañaron en el transcurrir de su vida, y muéstrese como ejemplo de los buenos resultados que se obtienen cuando se actúa de buena manera y se hacen las cosas bien, a pesar de los errores y caídas que se superaron con gallardía y aplomo, y con la consciencia clara al tener la capacidad de reconocerlos y asumir sus responsabilidades, para posteriormente, corregir y salir adelante con la frente en alto.

Salga del montón, siéntase joven siempre, muestre alegría en su rostro, sea agradecido con Dios y la vida por tantas oportunidades brindadas para ser y alcanzar tantas cosas buenas, siga trabajando si es posible, muestre las ganas que tiene de aprovechar las ventajas acumuladas, comparta conocimientos y saberes que seguro serán muchos por su gran experiencia, y podrán servir para el desarrollo de las nuevas generaciones, muestre su lado humano y enséñele al mundo que usted aprendió que el universo está lleno de bendiciones para todos, y que estas cuando se obtienen por la anuencia de Dios, deben ser compartidas para que se puedan devolver y permanecer en el tiempo.

Cuando se pasa de los 60, la mirada se hace más libre y se extiende más hacia el horizonte. Por tanto no hay que detenerse en los prejuicios sociales que tienden a crear barreras que nos pueden afectar al final del camino.

Si nos valoramos como debe ser, tomamos en cuenta las dimensiones que hemos transcurrido, nos vemos como seres humanos, y trascendemos en lo espiritual, físico, mental y material, nos daremos cuenta que la vejez no es más que una de las etapas más significativas de la vida, ya que nos enfrenta a nuevos retos y grandes emociones.

Hay que asumirla con profundo respeto. Démosle gracias a Dios por alcanzarla.

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