Hablemos hoy de: ¿Cuándo será?
El ser humano por naturaleza es inteligente. Por lo tanto, sus acciones deben estar dirigidas a desarrollar su vida de manera asertiva y buscando los mecanismos que lo lleven a encontrar la felicidad, junto a las personas que siempre están a su lado, su familia principalmente.
Todo lo que llega a nuestra vida tiene una razón de ser. Lo que en la actualidad estamos viviendo no lo mandó Dios, es obra del hombre mismo en su afán por buscar elementos sobrenaturales con objetivos no muy claros.
Pero lo único que hace con estas acciones, es violar las leyes de la vida y del universo. Tal vez todo esto tiene una razón de ser, y lejos de seguir buscando culpables, debemos detenernos a pensar, analizar y encontrar la razón del mensaje que nos están enviando.
Lo bueno o malo está en cada uno de nosotros. Solo debemos procesar la información y sacar conclusiones objetivas que nos permitan tomar decisiones correctas sobre cuál debe ser nuestro comportamiento, y cuáles son los cambios que debemos asumir en nuestras conductas ante el mundo, para darle sentido a lo que hoy vivimos.
¿Cuándo será que nos demos cuenta que debemos hacer cambios profundos en nuestra forma de ver la vida?, qué tendrá que suceder para que entendamos que todo lo que a nuestro alrededor sucede es obra de nosotros mismos?. Creo que es tiempo de reflexión y tiempo de cambio.
¿Será que estamos frente a un proceso con mucha información y en el que la evolución nos está moviendo hacia lo que ella considera debe ser?
Creo que hay mucho de esto en todo, y que cada día debemos aprender de cada cosa que sucede, de cada evento, de cada situación, y que si somos verdaderos seres humanos, cada una de ellas nos afectará, pero dejará un aprendizaje que nos debe permitir asumir los cambios necesarios, para que nuestras vidas tomen el rumbo que de acuerdo al universo, tenemos que seguir a plenitud.
Debemos encontrar el amor, que es el objeto principal que debe mover a la humanidad. Solo así, podremos hallar el equilibrio necesario y la armonía correspondiente que tanta falta nos hace, para darle sentido a lo justo y lo correcto.
En el camino siempre vamos a encontrar obstáculos, pero estamos revestidos de una personalidad propia que nos permite vernos a lo interno, para analizarnos y evaluar el camino por el cuál vamos avanzando. Esta es una manera extraordinaria para seguir adelante, para darnos cuenta en qué momento debemos detenernos y cambiar de rumbo para que de manera muy objetiva, podamos asumir nuestros errores, y corregir lo que sea necesario para que nos lleve a ser cada día mejores seres humanos.
En la vida nada es gratis, cada una de las cosas debemos ganarlas y trabajar para merecerlas. Siempre debemos transitar el camino de los valores que nos hacen crecer como personas.
La humildad es uno de los más importantes y nos da una virtud extraordinaria cuando se alcanza. Conocerla es todo un privilegio, practicarla, es una riqueza indescriptible.
Un día detrás de otro, son oportunidades y tiempo para aprender, porque en la medida en que flexibilicemos, en la misma medida el mundo se suaviza con nosotros.
Superar todo lo que está sucediendo, depende de cada uno de nosotros, pues nuestro raciocinio nos lleva a tomar la decisión de cómo lo debemos vivir para superarlo. Nos adaptamos y lo vemos como una oportunidad para crecer, porque estamos preparados para iniciar una nueva etapa en el momento en el que comprendemos que la hora del cambio llegó, y que hay que dejar atrás muchas cosas que tuvieron su valor y su tiempo, pero que es la hora de cambiar. Evolución simplemente. Pasar de uno a otro y seguir avanzando, eso es parte de la riqueza del ser humano, su adaptación al cambio.
Es hora de erradicar cosas como el odio, el racismo, la indiferencia, la deshonestidad, la falta de respeto, la violencia, la mediocridad, la pobreza mental, la indolencia, la falsedad, entre otras tantas cosas que habría que dejar atrás, para que el mundo se enrumbe por un mejor camino. Pero no solo es dejarlas atrás y listo, es cambiarlas por otras como la vida, el amor, la paz, la comprensión, la humildad, la solidaridad, la igualdad, la justicia, lo humano, el respeto, la amistad, la racionalidad, la aceptación, la ética, la empatía, la libertad, la fe, entre otros.
La práctica de estos valores es estrictamente necesaria, para que el ser humano contribuya de manera efectiva en la construcción de una sociedad más justa y equilibrada. Así dejaremos de preguntarnos ¿cuándo será que el ser humano entenderá las señales de Dios y del universo clamando un cambio en su conducta?
El humano es un dinamismo constante, y un ser en continuo proceso de transformación. Principalmente en la adolescencia, los jóvenes rompen todos los esquemas trazados por los adultos, y desarrollan sus propias líneas de vida. Es así como demuestra la inmensa capacidad para transformar lo que quiera en su vida. Esta capacidad es la que debemos aprovechar, para insertar la importancia de la práctica de valores que generen comportamientos acordes con el deber ser de una persona consciente y capaz de generar energías positivas a su alrededor.
Veamos el momento actual con mucha responsabilidad. Asumamos que es una oportunidad para cambiar, para reflexionar y que entendemos el menaje. Por lo tanto, debemos cambiar muchas prácticas de las que a diario realizamos, revisar nuestra conducta ante la vida y demostrar que somos seres dotados de inteligencia y racionalidad y que podemos cambiar para bien.
Podemos ver la vida con mayor objetividad, ver a los seres humanos como iguales, y demostrar que llegó el momento, y que somos capaces de asimilar las enseñanzas que nos deja este tiempo, para aplicar los cambios necesarios que nos conduzcan al desarrollo de un mundo más justo y más humano, y en mayor equilibrio con el universo.
Nunca es tarde para asumir que nos equivocamos. Pero tampoco es tarde para decidir cambiar. El momento es ahora.
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