Hablemos hoy de: Claro que podemos
En la medida en que el tiempo avanza, se hace más complicado entender el comportamiento de los seres humanos. Es muy difícil asimilar la conducta de hombres y mujeres que a diario salen al mundo a demostrar una supremacía totalmente falsa ante las señas que Dios y el universo nos están enviando.
No hay una consciencia clara en que cada aviso se cumple y que son muchos quienes terminan desapareciendo, algunos por no prestar la atención necesaria o por indiferencia, otros por consecuencia de acciones negativas de terceros, y muchos porque simplemente es la consecuencia que se debe asumir de comportamientos totalmente irresponsables.
Ah, pero también caen otros que a pesar de pensar diferente y de manera responsable, se ven afectados por simplemente formar parte de un sistema que lamentablemente nos envuelve a todos.
Desde hace mucho tiempo la naturaleza nos ha indicado las consecuencias que se tendrán que sufrir de continuar con la degradación del ambiente, sin embrago, el hombre continúa con su accionar irresponsable y demente depredando los recursos naturales de forma irracional, inconsciente y totalmente inhumana.
La sabiduría y benevolencia de la naturaleza, nos ha permitido a pesar de los niveles de afectación sufridos, permanecer en este plano de mediana manera, con un nivel de vida si se quiere aceptable en algunas partes del planeta.
Sin embargo, el hombre a pesar de esto y solo pensando en dos elementos que desde mi punto de vista serán las causas de la destrucción de la humanidad como lo son el dinero y el poder que este ejerce, continúa su carrera desenfrenada por la destrucción de la única fuente de vida que existe en el planeta como son, los recursos naturales.
Solo 3 elementos permiten que exista vida en la tierra, el agua, el aire y el suelo, y pareciera que a esta clase no asistieron muchas personas que hoy día se dedican solo a destruirlos para simplemente obtener, lo que les permita hacerse a los 2 elementos nombrados anteriormente (dinero y poder).
Pero no bastando con el daño que causan al obtenerlos, luego dedican gran parte de los mismos para continuar con su ansia de destrucción. No hay equilibrio en el mundo, y por esto, la pobreza se convierte en tal vez el principal problema que castiga a la humanidad. La inclinación de la balanza hacia un solo lado es totalmente injusta.
Y el comportamiento inhumano pareciera haberse apoderado del hombre. Lo que se está viviendo en el contexto de la salud mundial, es terrible y debe ser motivo de reflexión. Pareciera que el chip con el más hermoso sentimiento que fue insertado en el ser humano como lo es la racionalidad, que nos permite ser, pensar y actuar de manera correcta, está desaparecido, o se encuentra extraviado.
Tenemos que hacer un esfuerzo por recuperar este elemento que nos hace humanos, capaces de entender, asimilar, comprender, sentir y darnos cuenta de lo bueno y lo malo, del bien que podemos hacer con pequeñas acciones, del amor que podemos dar, de la capacidad para compartir, de la bondad que en nosotros existe, de entender que somos iguales, que el ser ricos en dinero no nos hace diferentes ni mejores que otros, todo lo contrario, esto nos da la oportunidad de dar que es un gran don de la vida, que la belleza del mundo radica en nosotros, en nuestras acciones, en el respeto por la naturaleza y la humanidad, y principalmente, en el amor y admiración que debemos sentir por nosotros mismos.
Tenemos la capacidad para generar buenas acciones, pues cada día la vida nos da la oportunidad de ser solidarios, de entender la situación de quienes están padeciendo enfermedades, de quienes tienen hambre, de los que necesitan afecto, y de los que simplemente quieren vivir.
Vamos a demostrar con un comportamiento totalmente racional, que si podemos y que estamos decididos a asumir el gran reto de tener una mejor humanidad, de ser mejores personas, de ser buenos amigos, de practicar el gran don de la solidaridad, de amar y demostrar que no vinimos a este mundo a perder el tiempo, sino que vinimos a ser agradecidos por la oportunidad de compartir con seres extraordinarios llamados familia, amigos, vecinos, o simplemente, seres humanos.
Claro que podemos.
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