Hablemos hoy de: Actitud
La actitud es una forma de pensar, sentir, es el comportamiento, la forma de actuar o la disposición mental de un ser humano, ante alguien o algo que marca su comportamiento o respuesta ante diferentes situaciones, y nos permite definir la manera de cómo afrontar la vida con todas sus circunstancias.
De cómo lo asumamos dependerá nuestro estado de ánimo y la manera de recibir las experiencias de la vida con alegría, optimismo, armonía y entusiasmo.
Debemos estar claros que no todo en la vida es color de rosa ni viene pintado con colores de arcoíris. Es aquí donde interviene la expresión conocida, ”La vida es cuestión de actitud”, y es totalmente real.
La actitud es tener las ganas, el ánimo y la disposición, para asumir y enfrentar cada situación que no sea favorable o que genere situaciones complejas, utilizando las herramientas que nos permitan superarlas, a través de respuestas asertivas y cargadas de positivismo.
Ante la vida, debemos asumir una posición de agradecimiento a Dios por permitirnos ser y estar, tener la capacidad para disfrutar, de ser felices y contribuir a que otros también lo sean, pues nuestra actitud que puede estar moldeada por experiencias, suposiciones o modelos mentales antiguos, pueden cambiar algunas de las reacciones que mostremos ante ellas.
Por lo tanto, siendo asertivos podemos generar respuestas y comportamientos correctos ante la vida, las personas y nosotros mismos.
Es importante tener en cuenta que como seres emocionales, podemos marcar nuestra actitud dependiendo del estímulo que recibamos.
Es así como lo cognitivo, lo conductual, lo afectivo y lo social, influyen en nuestra actitud, a pesar que la función que marca la línea es la cognitiva. Sin embargo cada una tiene una influencia importante en las actitudes que mostramos en el transcurso de nuestra vida.
Como en todos los aspectos de la vida, las raíces y la formación recibida en el hogar, marcan diferencias importantes en la actitud que podamos mostrar al mundo.
Sin tener que anclarnos en lo tradicional ni convertirnos en copias de nuestros ancestros, podemos evolucionar de manera asertiva, rompiendo paradigmas para estar en conexión directa con la actualidad y mostrar actitudes muy propias, construidas a través de los pasos que hemos dado por los caminos recorridos.
La actitud que mostremos ante el universo, hablará por si sola de la persona que somos, de nuestro grado de responsabilidad, seriedad, honestidad, humildad, confiabilidad, respeto por nosotros mismos y por los demás, y de lo que queremos y somos capaces de dar ante los retos de la evolución del mundo.
Las actitudes son valores que nos impulsan a tener diferentes tipos de comportamientos ante los estímulos que percibimos.
Una actitud puede ser positiva, negativa o ambivalente, y pueden ser de varios tipos, de acuerdo a la postura que se expresa. Puede ser egoísta, agresiva, altruista, competitiva, neutra o indiferente. Sobre ellas hay una influencia importante del medio en el que nos desenvolvemos.
Pero nunca debemos olvidar que somos nosotros los que marcamos los puntos que queremos seguir en el desarrollo de nuestra vida.
Por lo tanto, debemos tener la conciencia clara y bien definida sobre lo que queremos ser, nuestras metas y objetivos, la visión clara de vida y de futuro, y de cómo queremos ser recordados luego de nuestra partida hacia otro plano.
Veamos un poco cómo se pueden formar las actitudes; en primer lugar la experiencia personal y social que vive cada individuo, también por los resultados de las respuestas hacia algunos estímulos, por imitación hacia alguien de la familia o un personaje de la sociedad, otro elemento absolutamente importante es la educación a través del conocimiento y la información que pueden llegar a modificar la visión y opinión de una persona sobre un tema en específico, y un aspecto que en la actualidad ocupa uno de los espacios más importantes en un gran número de seres humanos como lo son los medios de comunicación y las redes sociales.
La actitud está directamente relacionada con nuestro bienestar, y aunque hay situaciones que no podemos cambiar, dependerá de la manera como las asumamos, enfoquemos, o asimilemos, para que la afectación que puedan causar en nuestra vida, no genere un impacto que nos lleve al deterioro de la salud y un cambio en nuestro comportamiento positivo y visión de vida.
Ante una realidad compleja que cada día nos recuerda que debemos fortalecernos siempre en Dios, desarrollar la confianza y seguridad personal, proteger la unión en la familia, tener las mejores prácticas sociales, promover y practicar los principios y valores, y formarnos la mejor actitud positiva que nos lleve a ser parte de una sociedad en constante evolución, y a construir con hechos reales una realidad de vida diferente donde la familia y la sociedad sean los pilares del mundo.
Si mantenemos una actitud positiva ante la vida y ante los retos que ella nos presenta, nos daremos el permiso de crecer como personas y en consecuencia, contribuir al mejoramiento de la sociedad.
Porque vivir es hermoso, y vivir con actitud positiva es mucho mejor aún. No es difícil, hagamos el intento.
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