Hablemos hoy de: Aceptar
Aceptar, un tema complejo que en muchas oportunidades nos coloca en un dilema, el sí o el no. Lo más importante ante el, es ser objetivo y analizar de manera clara y correcta los pro o contras, que traerán la decisión que tomemos.
De acuerdo al diccionario de la Real Academia, aceptar es recibir voluntariamente o sin oposición lo que se da, ofrece o encarga. Así como, asumir resignadamente un sacrificio, molestia o privación.
Cada día de nuestras vidas nos vemos sometidos a esta disyuntiva de aceptar o no, las circunstancias a las que nos vemos sometidos sin querer en la mayoría de las ocaciones. Por tal motivo, debemos tener un buen sentido del manejo de las emociones para sortear, pensar, analizar y tomar la decisión más acertada.
Esto no es nada sencillo, porque en la mayoría de los casos hay que tomar las decisiones en frío, ya que el tiempo para dar respuesta es muy corto.
Desde el punto de vista de la psicología, la aceptación se refiere a reconocer las situaciones no deseadas de nuestra realidad sobre las que no podemos hacer nada para modificarlas, aprendiendo de esta forma a aceptarlas sin oposición, fortaleciendo así la tolerancia a los fracasos. La aceptación de lo que nos suceda, nos lleva a poner en marcha una acción correctiva que nos conduzca a estabilizarnos emocionalmente.
Es muy importante entender que la aceptación no significa resignación, ya que esto nos conduciría a la inacción al darnos cuenta que no podemos hacer nada para resolver la situación. En todo caso, es admitir la manera de afrontarla para poner en practica nuestros conocimientos, reconociendo la realidad y dejando atrás lo que no podemos cambiar, centrándonos de esta manera en lo que si podemos controlar y corregir.
Cuando aceptamos algo, nos damos la oportunidad de ver con claridad las posibilidades de corregir y considerar otras alternativas que nos permitan encontrar la solución a la situación que la vida nos plantea. Colocamos en practica nuestro nivel de flexibilización y manejo de las circunstancias, lo que nos permitirá tomar decisiones sobre renunciar o seguir adelante con acciones que incidirán en nuestros valores.
Cuando aceptamos la realidad nos damos el permiso de reconocer las emociones que no nos generan placer, identificamos lo que nos quieren decir, sumamos a nuestro nivel de tolerancia al sentir lo que nos sucede, podemos centrarnos en lo que depende totalmente de nosotros, enfrentamos las emociones con inteligencia al no centrar nuestra atención en ellas, y nos daremos cuenta que obtendremos resultados satisfactorios. En conclusión, tendremos una mejor visión de la realidad.
Aceptar es tener la capacidad para asumir la vida de manera objetiva, tal como se nos presenta con lo positivo y lo negativo, sin esforzarnos por cambiar lo que no podemos controlar. Es manejar la tolerancia y nuestra capacidad de adaptación. De esta manera podemos superar con mayor facilidad las situaciones complicadas, y avanzar en nuestro crecimiento personal.
Aceptación, resignación y tolerancia, son conceptos diferentes.
La aceptación es incondicional, simplemente, acepto sin oposición. Aceptar no significa resignarse, nos centramos en lo que si depende de nosotros, aplicamos el autocontrol y manejo mi estado de animo, para ir cambiando la realidad sin darme por vencido. Por su parte, la tolerancia es asumir las circunstancias emitiendo juicios negativos, soportamos o aguantamos la situación, pero muy a lo interno, ocultamos nuestro rechazo o desacuerdo.
La incertidumbre y la intolerancia, la irracionalidad en la creencia que siempre somos responsables y que podemos hacer algo, los modelos mentales que arrastramos de generación en generación y que no nos permiten en muchas ocasiones avanzar y ver las cosas desde una perspectiva más real y actual, estos elementos nos convierten en personas con dificultades para aceptar las circunstancias negativas, y las variables que pueden en determinado momento, marcar la diferencia.
No debemos negar, ignorar o borrar la realidad cuando no nos gusta, o no es favorable. Por tal motivo, es importante saber que existen algunos elementos que nos complican el entendimiento para aceptarla. Entre estos podemos mencionar, el nivel de complejidad o gravedad de la situación, el tiempo o momento en el que sucede el evento, el apoyo social del momento, la situación económica que esté atravesando, la interacción o redes de apoyo que pueda encontrar.
El ser humano esta dotado de herramientas para trabajar la aceptación de una forma favorable. Manejar la ansiedad, tristeza, enfado o culpa, nos permite adaptarnos y activar nuestros sistemas de defensa para prevenir y responder ante estímulos de peligro, amenaza o cualquier otro tipo. Esto nos permite estar alerta para identificar las posibles amenazas o emociones desagradables, y actuar en favor de nuestro bienestar personal.
Al alcanzar este nivel, el ser humano está preparado para afrontar cualquier situación futura que se le pueda presentar. Además, al hacerlo puede lograr un buen aprendizaje y observar un cambio que le sea favorable, además de ajustarse a la realidad y cambiar sus pensamientos hacia lo racional.
Como en todo, el tiempo que estamos viviendo nos somete a constantes cambios que nos pasea por el hecho de tener que, en algunos casos, aceptar o manejar situaciones adversas o favorables.
El mejor regalo que nos podemos hacer, es aceptarnos tal cual como la vida nos hizo, tal cual como somos y debemos sentirnos muy bien por eso.. Aceptar lo que no podemos cambiar, y ser empaticos ante muchas situaciones y personas que encontraremos en el camino de nuestras vidas.
Hagamos el ejercicio y aceptemos el maravilloso regalo que Dios nos da cada día al despertarnos, la vida. Gracias padre.
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