Hablemos hoy de: Aceptación
En la vida las cosas no suelen ser fáciles, pero en la mayoría de las situaciones nuestra actitud y manera de verlas, pueden marcar la diferencia. Por tal razón, es muy importante que aprendamos a ver las cosas con objetividad y optimismo, para no vernos sometidos a algo que no es lo que queremos, así, en el momento en que asumamos lo que está frente a nosotros de la mejor manera, en la misma medida el universo se transforma en energía positiva que nos guiará y nos retornará al control de la situación.
En este sentido, es importante que aprendamos a admitir las cosas que están fuera de nuestro control, y logremos adaptarnos a las circunstancias que no son favorables, asumiendo una actitud asertiva y sin caer en decepciones que nos opaquen el camino hacia el logro de lo que buscamos.
Para alcanzar esto, solo tenemos que aceptar. Y precisamente este es el tema del cual hablaremos hoy, la Aceptación.
Un término difícil para muchos, pero que al lograr manejarlo nos abre un mundo de posibilidades, pues nos despeja los caminos que nos pueden conducir al objetivo.
Aceptación, es la actitud, forma, capacidad, acción o habilidad que tiene el ser humano para ver, entender, comprender, aprobar o aceptar la realidad aunque no sea la que esperaba, asumir la vida tal como se presenta, y verla como el elemento que le permite tener bienestar y equilibrio emocional.
Es importante no confundirla con resignación, tolerancia, con no hacer nada, pues no significa que estamos aceptando lo negativo o desagradable que nos ha sucedido, y que no podemos controlar. No significa una posición permanente, ya que siempre puedo hacer muchas cosas para mejorar dichas situaciones y poder sentirme tranquilo.
Al contrario, debo prestar atención a lo que sí está a mi alcance, lo que puedo hacer y depende de mis acciones, en otras palabras, tener autocontrol y asumir la responsabilidad de mi estado de ánimo, para no darse por vencido y cambiar las cosas a favor.
Cuando aceptamos podemos ver la realidad de una manera más objetiva, centrando la energía en las circunstancias que nos aclaren el camino, hacia lo positivo o negativo, y poder diferir entre estas, observando con claridad donde dirigir la atención, para la obtención de resultados favorables y satisfactorios, para nuestro crecimiento personal.
Si aceptamos demostramos nuestra capacidad para tolerar y adaptarnos a las circunstancias. Por tanto, al hacerlo aprendemos, asimilamos, comprendemos, nos adaptamos, asumimos, decidimos, nos hacemos conscientes, y logramos entender muchas cosas. De lo contrario, solo estaremos en una constante lucha, desconfiando, quejándonos, negando, evitando y rechazando todo lo que se atraviese en nuestro camino. Al ser objetivos, nos damos cuenta que podeos tener éxito al superar de manera fácil y sin complicaciones, cada situación complicada que se pueda presentar. Esto se convierte en el inicio de un proceso renovador y de reflexión en nuestras vidas, que nos lleve a aceptar y recibir de forma voluntaria y sin reservas, lo que el universo nos brinda.
Es tan importante que nos lleva a detectar momentos, circunstancias o acciones, desagradables, sobre las cuales no tenemos control, para encaminarnos en la búsqueda de pensamientos y objetivos reales que permitan que estemos tranquilos para poder aceptar.
Como en muchos otros conceptos relacionados con la conducta humana, el manejo de las emociones juega un papel determinante en el proceso de aceptación en una persona. Cuando logramos identificar nuestras emociones y reconocerlas, estamos dando un paso importante hacia la forma como será la reacción que podamos tener ante una situación inesperada. Por esto, es importante que aceptemos nuestros errores, para ver hacia delante con una mejor perspectiva de la vida.
Un aspecto a resaltar, es que con la aceptación del pasado y la superación de traumas causados tal vez desde su infancia, el ser humano puede llegar a desarrollar un mayor nivel de tolerancia y respeto hacia sí mismo, y hacia los demás.
Si hacemos un ejercicio para aceptar nuestra realidad, tal vez podamos ver con claridad lo que nos dicen las emociones que experimentamos, aprender a ser más tolerantes, ser más responsables y objetivos en nuestras acciones, encontrar razones del porqué nos oponemos a casi todo, estar más atentos a las cosas sobre las cuales si tenemos control, podremos evaluar las situaciones antes de actuar, y en general, tener una mejor óptica de nuestra vida.
Así, nos podremos aceptar tal cual como los seres perfectos que Dios creó gorditos, flacos, altos, bajos, medio feítos, bonitos etc, darle a la vida el valor real que tiene, ser más conscientes y responsables de nuestras acciones, asumir los errores, reconocernos como miembros de la raza humana, salir de los problemas e involucrarnos en la solución, darnos cuenta cuan grandes podemos ser para otros, aceptar las oportunidades, respetar nuestro tiempo y el de los demás, darle el valor justo a las cosas, entender que formamos parte del sistema en el que nos desenvolvemos todos los seres vivos, entender que el mundo no es mío y que no soy el único habitante del planeta, asimilar que al causar contaminación de cualquier tipo, estoy contaminando al planeta y afectando la vida de todos, razonar en nuestros errores y tomar una decisión seria y comprometida hacia un cambio de actitud que nos beneficie a todos. Esto no es difícil, solo hay que tomar la decisión justa y responsable de llevarlo a la práctica.
Si Dios nos hizo tan perfectos, por qué me empeño en ver en el espejo a alguien diferente a mí?
Dios creó al universo para ser compartido por todos, entonces, qué esperamos?
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