Gobiernos plurales
Solo el diálogo, con libertad y en términos de igualdad, garantiza la paz social y una mejor gestión de gobierno. Eso dice el filósofo Jürgen Habermas.
Y es que esa paz se logra, cuando existe una percepción general de que la justicia cumple su auténtico y verdadero rol, y cuando hay un alto grado de oportunidades y equidad económica general, es decir: cumplimiento del contrato social en toda su extensión.
En otras palabras, debe existir un franco diálogo permanente, entre los actores que representan a la sociedad; y ese diálogo, los debe lleva a satisfacer esa “pirámide de necesidades” tan bien definida por Abraham Maslow.
Esa comunidad de diálogo, tradicionalmente, está compuesta por tres sectores importantes. Ellos son: el Ejecutivo, los sindicatos y los representantes del comercio, o Fedecámaras.
Pero es muy importante preguntarse: ¿y quién representa a esos ciudadanos que enfrentan el problema de la educación, como padres mal servidos; o a las familias desasistidas en materia de salud? ¿Quiénes son los dolientes de los malos servicios de electricidad, agua, gas y aseo urbano? ¿Quién debe velar porque se construyan mejores urbanismos o porque en los sectores residenciales no se instalen buhoneros? ¿Y quiénes deben velar porque el sistema de transporte público opere efectivamente, y en general, porque reine el orden, la seguridad y la paz?
Esas son las funciones, entre otras, de las muy olvidadas e insuficientemente apreciadas, “Asociaciones de Vecinos”. La muy válida e intrépida institución popular, defensora de los derechos de los ciudadanos, debe revivir.
Su rol, las hace competentes y necesarias para completar esos círculos de diálogo tan necesarios. Establecido entonces, quienes deben participar en estos coloquios, solo queda entonces, inducirlo para que todos los elementos del engranaje social, interactúen buscando la reconciliación, el entendimiento y finalmente, ese transitorio equilibrio social.
¿Por qué transitorio? Porque la necesidad de diálogo nunca se satisface, ni termina; siempre crece, se enriquece, se desarrolla en paralelo con las apetencias o nuevas necesidades del ser humano.
Para lograr esta Comunidad Ideal de Diálogo (CID), lo primero que debe hacerse, es reformar la Constitución de Venezuela para que la presidencia de la República se ejerza como si fuese una junta directiva, cuyos integrantes serían:
1. El presidente de la República, por el Ejecutivo; 2. El presidente de la CTV, en representación del sector laboral. 3. El presidente de la Federación de Cámaras de Comercios, Industrias y Afines (Fedecámaras); 4. El presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos, (FAV); y 5. El presidente del Congreso, por el sector político.
(Este sería un estado bicameral, con diputados y senadores) Estos representantes, compartirán con el Ejecutivo nacional, la responsabilidad de dirigir el país, en una especie de gobierno federativo.
La ventaja del mismo, está en que adquiere legitimidad política en virtud de la participación sostenida, equilibrada y plural de todos los sectores de la sociedad.
Un sistema de esta naturaleza, obliga al cumplimiento de elecciones periódicas, de todos sus miembros, con lo cual se garantiza rotación de gobernantes, legitimidad periódica, mayor representatividad y participación, pluralidad, equidad y justicia.
Si queremos el perfeccionamiento de la sociedad, debemos comportarnos de manera distinta. Hay suficientes buenos ejemplos en el mundo: Suiza, uno de ellos. ¡sigámoslos!
CE.mgarciat84@gmail.com
Ten la información al instante en tu celular. Únete al grupo de Diario Primicia en WhatsApp a través del siguiente link: https://chat.whatsapp.com/GxCaEgZ5efzEdOTW9ea1nZ
También estamos en Telegram como @DiarioPrimicia, únete aquí:https://t.me/diarioprimicia