Fortalecer la fe, aunque las circunstancias opriman la piel
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Hebreos, 11.1. Siendo esto la Fe, me pregunto: ¿Realmente tenemos? ¿Tenemos fe cuando pasamos por una situación difícil, sea ésta económica, laboral, matrimonial, salud, soledad, tristeza, abandono, ira, etc.? Algunos decimos que sí, pero ¿es eso verdad? ¿Te has preguntado qué significa tener fe realmente?
Tener fe es más que pensar positivo
Algunos hemos creído que la fe es pensar en positivo, mantener el optimismo y el ánimo en todo momento; otros, que es una sensación o un sentimiento difícil de explicar o definir; otros, que es confianza y esperanza; algunos relacionan la fe según la iglesia, religión o dogma con la que comulgan y otros con una creencia general. En fin, encontraremos tantas definiciones como queramos buscar. Y en si ¿qué es la fe? He buscado una definición y confieso, no la he encontrado desde la razón o análisis de mi mente y cada día me convenzo más que no se puede explicar con palabras. La fe no es un concepto.
La fe mueve las montañas de la mente
La Epístola del libro Hebreos, en su capítulo 11, es conocida como el capítulo de la Fe. En él se describe cómo se lograron milagros y obras divinas, gracias al poder de la fe que tenían los siervos de Dios. Este capítulo resulta ser muy inspirador y nos invita a fortalecer nuestra fe.
Resulta muy oportuno mencionar la relación entre la razón y la fe. Asunto filosófico que se ha tratado durante toda la existencia de la humanidad. Como seres humanos hemos querido entender el asunto de la fe desde la razón, la mente, el pensamiento, el análisis y hasta queremos un concepto que diga, la fe es… y no lo hemos encontrado, porque la fe está más allá de lo personal. Diríamos es un asunto transpersonal que está más allá de la filosofía, más allá de la razón.
Santo Tomás de Aquino en sus escritos sobre este asunto de la fe y la razón, encuentros entre la filosofía y la teología, rechazó la teoría de una doble verdad, “según la cual habría una verdad para la teología y una verdad para la filosofía, independientes una de otra, y cada una con su propio ámbito de aplicación y de conocimiento. La verdad de la razón puede coincidir con la verdad de la fe, o no”. Él insistió en la existencia de una única verdad, que puede ser conocida desde la razón y desde la fe. En este sentido, la filosofía se encargará del conocimiento de las verdades que pueden ser alcanzadas por la razón y la teología se encargará de los conocimientos de las verdades que sólo pueden ser obtenidas mediante la luz de la revelación divina.
Es posible mantener la fe en medio de la oscuridad
Para ello es indispensable, es entregarse a la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve. No hay una fórmula mágica para aumentar la fe, lo que si podemos hacer es:
1. Darle un sentido claro a la fe, creer en aquello que se espera, aquello que no se puede tocar o ver. Eso implica romper mitos y dejar de relacionarla sólo con la religión. Desapegando la razón.
2. Orar, meditar, contemplar los elementos de la vida, sentir gratitud por todo cuanto hemos recibido de la vida, independientemente de las circunstancias que estemos viviendo en cualquier plano de nuestra vida.
3. Vivir el acto de creer como la expresión de nuestra divinidad humana. ¡Así aumentaremos nuestra Fe en la adversidad y en cualquier momento de nuestra vida!@yamiletpinto
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