¿Estamos perdiendo la batalla?
Existe la extraña percepción de que casi todo -sino todo- está mal. El país es un mal de situaciones anómalas que nunca paran. Los servicios públicos están a medias, la telefonía fija y la celular que eran muy buenas, masivas, hoy son un despelote. En las ciudadelas y pueblos el aseo urbano falla, la luz y el agua también, aumentó la venta de agua potable y por cisternas, porque el chorrito falta con frecuencia. Viajar en autobús o por avión es una odisea, y en ferrys funciona uno y la perla del Caribe, nuestra Isla de Margarita, parece un desierto, triste y sola.
Ya no se habla sino del dólar, tanto en la más mínima conversación familiar, cómo en el mundo del intercambio comercial. Todo lo calculan al precio del dólar paralelo y la especulación domina la escena, las esperanzas para un trabajador común, de comprar lo esencial para vivir se esfuman, están cada vez más imposibles de alcanzar.
Maduro rota a los ministros, anuncia cambios, motores, agendas, discursos van y vienen y la situación empeorando. Estamos perdiendo la batalla económica en el terreno. La retórica no cambia realidades. Lo que cambia a un país son líderes que hablen con la verdad y actúen para que los rumbos se corrijan y las cosas mejoren.
Nadie niega que estemos en medio de presiones internacionales, que Trump y la unión europea quieran cambiar con chantajes la realidad política de Venezuela. Pero ¿Porqué no nos preparamos sí sabíamos que la revolución bolivariana tenía estos peligros? Por qué permitimos que los ministros de economía, los dirigentes políticos corruptos, los militares corruptos robaran y se fueran, dando una mala imagen que nos pone en el mundo como bandidos,charlatanes y ladrones?. Y no es la cuarta república, fue con Chávez y con Maduro también. Tenemos una explicación que dar a los ciudadanos de a pie. A los que estén sufriendo en nuestros barrios y sus salarios no les alcanza, ni para la subsistencia elemental.
Crecí al fragor de las luchas obreras y estudiantiles, con el hambre y el dolor, la persecución política y la represión policial en la cotidianidad. Luchamos por superar el oprobio y la sociedad de cómplices y ladrones que gobernaron en tiempos del puntofijismo. Pero los bandidos insisten en ganar al pueblo la batalla.
Vamos remando en dirección contraria. La batalla está siendo perdida, urgente es dar un giro y salvar la República, sin tanta retórica y más efectividad en la acción.
Ni Oslo, ni los patiquines de la oposición, ni negociar a espaldas del pueblo, son la solución. El juego está trancado y debemos acudir a la soberanía popular, que es la sabiduría misma, para buscar respuestas y salidas democráticas y populares a éste torbellino. Debemos ir a una gran consulta popular si la clase dirigente insiste en dejar todo igual y peor.
Comentarios de cierre:
1. Nadie frena al dólar paralelo y el gobierno sigue sus pasos. Uno no sabe sí los operadores ilegales de dólar today son panas del BCV… sino porque también aumentan ilegalmente el tipo de cambio.
2. ¿Alguien me puede decir que será de la vida de la Sundee y la Fiscalía que regula los precios? La gente aguanta en silencio, pero no crean que es aceptado tanto abuso con precios y servicios.
3. Dar permiso para expender licores a ciertos negocios los domingos y días feriados, es una medida excluyente, discriminatoria e inconstitucional. Existe un principio de igualdad vulnerado. Hagamos mejor las cosas.
4. Grupos del Cicpc siguen ejecuciones extrajudiciales y la Fiscalía, el gobierno regional y los jefes políticos se hacen los locos. La historia después no perdona. Esos crímenes no prescriben. Parece que Álvaro Uribe dirige la política policial en Bolívar. Cada día aumentan los falsos positivos.
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