Opinión

Estados Unidos, un cambio imposible

Hoy en día esa forma de actuar alcanzó la erradicación definitiva del acatamiento al derecho internacional, el cual por vía de facto no aplica para el país Estados Unidos.
lunes, 15 marzo 2021

Pareciera un hecho que todos los países deben cumplir con los parámetros que imponen los gobiernos de los Estados Unidos, censor plenipotenciario y adelantado primordial de la magna providencia en la tierra (o al menos así lo creen ellos), en cuyo rango de influencia podrían caer incluso pronto aquellas tribus que aun viven felices fuera del alcance de los poderosos de la tierra, libres y bienaventurados porque nunca se les ha presentado el demonio cubierto de barras y estrellas en “misión humanitaria” y arrojado sobre ellos su manto de azufre por autoridad directa de la supremacía.

Todos los países –dije- excepto aquellos con gobiernos que se niegan a doblegarse ante la pretendida autoridad global del gigante de septentrión, y resisten dignamente a entrar en el redil de la hipocresía global: Tal es el caso de la República Bolivariana de Venezuela y otros países que jamás cederán al infame sometimiento.

Hoy en día esa forma de actuar alcanzó la erradicación definitiva del acatamiento al derecho internacional, el cual por vía de facto no aplica para el país Estados Unidos cuya arrogancia alcanza el más alto grado de insolencia mediante las medidas coercitivas unilaterales, ilegales, ilegítimas e inmorales, aplicadas en ejercicio de una autoridad que sólo cabe en la mente de quienes conducen el Estado, llámese profundo o somero de ese país, al extremo de que quien quiera que negocie con los países sancionados por su majestad el imperio, también recibirá su dosis de autoridad y violencia criminal.

Entonces me pregunto y le pregunto a quienes por acción u omisión apoyan tan maléfica forma de actuar, si habrá vocación dictatorial peor que esa, y si apoyándola no se estarán adhiriendo consciente o inconscientemente a la más real y representativa de las formas de gobierno que dicen adversar.

Construir el socialismo es una tarea épica que enfrenta obstáculos monumentales que hay que superar a toda costa porque en definitiva en él reside la alternativa para detener la destrucción moral provocada por el otro modelo, un monstruo enceguecido dentro de su fase superior de imperialismo por obra y desgracia de los Estados Unidos, que se ensaña contra nuestro país con todos los medios a su alcance para llevarnos al estado de rendición y así controlar nuestro patrimonio común de bienes materiales (Recursos Naturales) que necesitan para mantener la ilusión del “Nuevo Siglo Americano”, según lo cual ellos seguirían siendo el centro de todo, en este y en los siglos por venir.

Los actores visibles del crimen que se desarrolla a plena vista de la ONU y de todos en este planeta son Obama, Trump, y ahora Biden que tiene terminantemente prohibido romper la cadena de la infamia.

En su locura, ellos de verdad parecieran creer que están cumpliendo con un mandato más allá de lo terrenal, que les asignó la tarea de aplicar su modelo supremacista a todas las naciones del orbe.

Un objetivo trazado en la llamada Doctrina Monroe (1823) con su consigna “América para los Americanos” (Léase para los Estados Unidos), versión perfeccionada por Theodore Roosevelt en 1904, quien estableció que si un país de las Américas amenaza o afecta la propiedad de ciudadanos o empresas estadounidenses, Washington se vería obligado a intervenir en los asuntos internos de ese país para restablecer el orden y el imperio de la ley, tal como está haciendo hoy contra nuestro país, con el detalle de que tales amenazas no existen sino que lo que les provoca el prurito es que una aplastante mayoría del pueblo y el gobierno bolivariano han decidido de manera soberana e independiente no doblegarse a sus propósitos, digna posición que nos convierte en una ¡amenaza inusual y extraordinaria!, una ficción maquiavélica que los autoriza a intervenir en nuestros asuntos internos de manera abierta, sin careta que les cubra el rostro ni bozal que les cierre las fauces, inspirados –entre otros mantras imperiales- por lo expresado en 1912 por su 27º presidente W. H. Taft, que “la totalidad del hemisferio será de hecho nuestro, como ya lo es moralmente en virtud de la superioridad de nuestra raza”.

Una profecía que hoy quieren hacer cumplir en toda nuestra región mediante el “proceso civilizador” que sus voceros continúan pregonando luego de más de cien intervenciones militares, campañas de desestabilización, y asesinatos políticos.

De allí que debamos apostar al socialismo humanista frente al capitalismo bárbaro y depredador.

La doctrina y el sistema socialista en sí mismo no debería ahuyentar a nadie, son los hombres y mujeres que lo construyen los responsables de desinfectar sus conciencias de la perniciosa influencia capitalista-imperial, que hoy se retuerce de angustia ante el fin que se vislumbra en el horizonte, y lo obliga a defender sus autoproclamados privilegios mediante el colosal despliegue de la nueva doctrina militar y estratégica de la Guerra Infinita, con toda la agresividad y carencia de escrúpulos que históricamente emplean los imperios cuando les toca enfrentar su fase de decadencia y descomposición.

viznel@hotmail.com

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