¡En la guerra no hay ética!
La frase no es mía, es de un buen amigo, hombre de leyes y justicia, tan cierta como demoledora, basta ver los acontecimientos recientes en el conflicto Ruso-Ucraniano para ir desenhebrando cada una de las situaciones que pueden tener esa frase como conclusión.
Las guerras, repito, son por lo general situaciones provocadas y producidas por decisiones políticas tomadas por un hombre o varios hombres, pero nunca por naciones como siempre nos lo han vendido, ningún pueblo quiere la guerra, a ninguna nación le favorecen las guerras, más no así al poder, éste siempre tendrá un argumento y una fuente para robustecerse y las guerras son, por qué no decirlo su alimento más suculento.
Las redes sociales están teniendo un poderoso impacto en la documentación de todo cuanto acontece, ellas han servido en ausencia de medios que difundan la situación sin matices, para mostrarle al mundo la verdad sin vestimentas, desnuda, cruda, cruel, sin filtros, aún así queda espacio para que en el manejo correcto o no de la post verdad, siga tejiendo el gobierno agresor, que no el país, conclusiones políticas que le favorezcan en su imagen y pretensión, haciendo uso para ello de estrategias de comunicación de más de un siglo de antigüedad, la clásica movida del agresor mostrándose como víctima a través de retórica y manipulación, quienes manejamos el tema de la violencia de género sabemos mucho de esto.
¿Acaso las empresas que manejan o están detrás de las plataformas de redes sociales o mejor, los países de la comunidad internacional están a favor de uno de los bandos o en contra de la guerra?
Desde la narrativa Rusa pareciera ser que según su posición, todos conspiran para hacerlos ver como los verdugos, pero las imágenes superan las falacias, como las que se observaron del bombardeo al Hospital Materno Infantil en la ciudad Ucraniana de Mariupol, en esto obviamente no hay ni habrá ética.
Se cuestiona del otro lado la supuesta autorización de varias plataformas digitales que se filtrara la semana pasada, para permitir todo contenido violento contra el ejército Ruso, entre las que destaca Youtube, por ser la que actualmente posee un dominio hegemónico mundial en la difusión de videos. Esto más allá de debatir si es correcto o no, choca contra toda política de seguridad y seguramente contra más de una ley en cada país que se difundan los videos, atenta también contra su propia regulación, entonces ¿Por qué permitirlo? ¿Se pliegan las redes a uno de los bandos? ¿Acaso ya no es harto conocido que la violencia genera más violencia? En esto considero, que tampoco hay ni habrá ética, úsese el argumento que se use.
Apenas Rusia hizo el primer disparo comenzó a moverse el tablero de la geopolítica mundial, esta vez en modo guerra, las agresivas sanciones económicas y financieras impuestas por los Estados Unidos y la Unión Europea, han hecho tambalear peligrosamente la economía rusa, la cual según ya apuntan algunos expertos puede estar retrocediendo hasta cinco puntos en su Producto Interno Bruto en este año.
Pero ello no es un efecto unilateral, las economías internas de muchos países que dependían de materia prima rusa como minerales, gas, fertilizantes y hidrocarburos, dentro de los que se cuentan los propios Estados Unidos y parte de Europa han comenzado a ver sus economías tambalearse, muestra de ello es el vertiginoso incremento en los precios de la gasolina en suelo norteamericano, que ha hecho elevar la inflación a niveles históricos jamás vistos desde la década de los ochenta.
Esto le abre la posibilidad al Gobierno Venezolano de entrar en el mapa del manejo estratégico de la guerra, el petróleo venezolano luce ahora como posible salvador, bien para una parte que lo necesita en abundancia y barato o para la otra parte que puede impedirle su acceso, gracias a su coalición y cercanía ideológica, política y estratégica con la gerencia de Miraflores.
La administración Biden ha zigzagueado erráticamente con el tema, se observa claramente su apetencia de retomar las relaciones para favorecerse del vital hidrocarburo, pero no parece tener muy despejado el tablero para realizar esta jugada, pues seguramente negociar con Maduro, aparte de todas las implicaciones que en lo Judicial ello representaría, significará un franco retroceso en lo que ha sido la política del Norte en temas de Derechos Humanos, por citar sólo un caso.
Pero seguimos en guerra y aunque seguramente esa decisión política de retomar relaciones bilaterales, si mamá Rusia lo permite, pudiera representar un triunfo para el Chavismo en la política internacional, hay que sopesar que tan beneficioso pudiera ser eso para el venezolano, que no el Gobierno, pues es obvio todos los beneficios económicos que le traería al cogollo esa carambola de la guerra, más esto no necesariamente se traduce como beneficios para el pueblo llano.
La guerra lo enrarece todo, aun aquello que ya era raro, como el caso Venezuela, me cuesta creer que un Gobierno que ha inscrito a un País a causa de un Gobierno, en la lista de potenciales amenazas contra su nación, que le ha puesto valor y ofrecido recompensa por la captura de los jefes de Gobierno y que aúpa procesos Judiciales en su contra, hoy a causa de la necesidad de Petróleo, limpie la mesa, haga borrón y cuenta nueva y le estreche la mano a un solicitado por las Cortes Federales de su País. Para esto hay que sentarse calmadamente, amanecerá y veremos.
Del otro lado del mundo Rusia observa con un dedo puesto en el botón rojo nuclear, mientras calcula que tan beneficioso pudiera ser que los Estados Unidos retome relaciones con Venezuela y pague por su petróleo el suficiente dinero como para levantar la economía Rusa, finalmente ya lo hace con nuestro oro, no es descabellado esto que digo, pues ¡EN LA GUERRA NO HAY ÉTICA!.
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