Opinión

Empresas Básicas y la Formación para el Trabajo

"Ciudad Guayana es un fiel testimonio de la potencial capacidad edificante del venezolano".
jueves, 01 octubre 2020

Arquímedes dijo alguna vez, “dame una palanca y moveré el mundo”. Quedó implícito, que esa palanca es la combinación de humanismo, ciencia y tecnología, y que el mundo de su época, equivaldría al Universo de hoy.

Sí, esa palanca es la de la “educación y la cultura”, es el “aprender a aprender” de Arturo Uslar Pietri, es la que siempre dio músculo y voz al ser humano.

Es el aprendizaje, como herramienta, el que atornilla el desarrollo de nuevas capacidades cognitivas y habilidades físicas; son, la cultura y los modales, junto a los valores y creencias los que inducen a caminar por la senda del bien; para Venezuela y también para Guayana, debemos recuperarlos, pero con niveles de excelencia.

Debemos liderar el desarrollo integral del hombre, con esa, la equilibrada dupla de la tecnología y el humanismo. Eso debe ocurrir aquí y ahora.

El asunto que estamos tratando, nos obliga a tocar el tema de la reconstrucción, para lo cual, los economistas alegan que en él, intervienen tres elementos: la tierra, el capital y el talento humano. De los tres, es este último, el que mayormente, estamos obligados a moldear, para convertirlo en “palanca”.

La pasión del individuo, su talento, energía y valores, catapultará la potencialidad de su fuerza y recursos. No olvidemos que fue el hombre quien inventó la rueda, descubrió el fuego y nos llevó a la luna. Ha sido su capacidad para soñar, construir e innovar, la que produjo la atrevida revolución industrial de los siglos XIX y XX, así como el vertiginoso desarrollo que hoy asoma, apenas iniciándose este siglo XXI.

El hombre fue quien inventó la imprenta, y con ella, la luz para nuestra civilización.

Ciudad Guayana es un fiel testimonio de la potencial capacidad edificante del venezolano. El futuro, sin embargo, una vez liberados del autoritarismo, la corrupción y la ignorancia, nos impondrá el reto de multiplicar los sueños y edificar realidades.

La naturaleza no nos perdonará, ignorar su preñada y bravía presencia. Los nuevos desarrollos no utilizarán, necesariamente, los mismos parámetros del pasado, pero indudablemente, habrá una arrolladora fuerza humana, propulsando ese proceso de modernización industrial y crecimiento.

Es ya, una indómita energía que clama por el bretter que encauce sus fuerzas; son torrentes que confluyen para: conjugar vitales recursos naturales, potencial, pero enorme poder económico y la presencia de grandes masas de trabajadores y atrevidos líderes industriales.

Esa es la palpitante realidad económica, política y social de Guayana y del país. Es precisamente esa realidad, la que estaremos obligados a enfrentar, con su bagaje de expectativas y riesgos, en un proceso de reconstrucción complejo, exigente y costoso.

La recuperación de las Empresas Básicas y de todo su aparato productivo accesorio, tendrá que ser propulsado y dirigido por una organización de prestigio, moderna, sólida, disciplinada, con tradición y apoyo institucional, y esa, no puede ser otra que la Corporación Venezolana de Guayana, liderada por personas tenaces, creativas, expertas y apolíticas.

Aun así, esta corporación y su tren directivo, requerirá del apoyo privado y público, en cuanto a capital y tecnología se refiere, pero también, necesitará de un elemento muy importante: el talento humano.

Para nadie es un secreto que la debacle industrial de los últimos años, sufrida por el país en general y Guayana en particular, produjo el éxodo abrumador de muchos de nuestros líderes industriales (gerentes) y de un valiosísimo grupo de hombres y mujeres bien entrenados; de los que permanecieron, algunos quedaron desempleados, y quienes pudieron mantener sus cargos, tuvieron que aceptar la deformación de estándares de trabajo y prácticas laborales desarticuladas y disfuncionales; fue la intimidación y la perversa corrupción, el yunque desdoblador de la integridad y el respeto.

Esta realidad, por lo tanto, nos impone volver al tablero de diseño para reformular e impulsar una profunda y novedosa cultura laboral. Ella estará salpicada de promisorias innovaciones tecnológicas, lo cual, por otro lado, también acrecienta el reto.

Así las cosas, una de las primeras decisiones a tomar, consistirá en implantar nuevas políticas y reorientar otras, todas dirigidas a crear la conciencia y el medio para generar diferenciadas conductas, en aras de obtener alta productividad, excelencia en la calidad y máxima satisfacción del cliente.

Estos fundamentales objetivos, deberán ser alcanzados con la voluntad de cuadros gerenciales dinámicos y visión de futuro, de trabajadores con valores, profundamente comprometidos con su empresa y su región. Esta conducta laboral, deberá igualmente, estar secundada por la voluntad de organizaciones tales como: colegios profesionales, asociaciones de empleados y sindicatos de trabajadores.

La estructura organizacional de las empresas, igualmente, deberán estar orientadas al logro, a la eficiencia, la calidad y la excelencia. Se entiende que estos objetivos se obtendrán, solo anidando en ellos valores como el de la responsabilidad, respeto, orden, disciplina y obediencia a los reglamentos y a la ley.

Es la educación, la cultura y los modales, los que dan forma a las familias, la regiones y los países; pero también, a las empresas. Es por ello que corresponde a la gerencia, palpar, diseñar y establecer la cultura industrial deseada.

Esa implantación, sin embargo, puede hacerse mediante la práctica del ejemplo, pero este es un método lento y poco confiable, dado nuestro medio; de forma tal, que solo nos queda la formación y/o el entrenamiento, como alternativa para la modificación de conductas. Por ello estamos obligados a crear una filosofía de gestión para esa formación industrial.

Ella parte de la creación de un “Centro de Formación Profesional” para entrenar a toda la población trabajadora de esa industria o planta respectiva. Se trata de conformar un “digestor”, que transforme la fuerza laboral, en un monolítico cuerpo de trabajo, con cultura propia, en la cual prevalezcan valores identificados con la laboriosidad, el estudio y la responsabilidad.

Todos los trabajadores, a todos los niveles y en todas las empresas, estarán sujetos a este proceso de familiarización cultural.

Por su trascendental importancia, estos centros dependerán de la presidencia de cada empresa y los mismos, estarán localizados en el predio de cada una de ellas. Sus objetivos y funciones serán: aplicar los planes de inducción, elaborar el plan de necesidades de entrenamiento, formar en aula online y en campo al personal de la empresa en todos los niveles, elaborar programas, manuales, material didáctico, como vídeos, así como también establecer métodos y estándares.

Además, aplicará pruebas para la certificación del conocimiento, en los casos de admisión, transferencias o promociones. Para todo ello, utilizarán instructores propios y técnicos de planta (supervisores, superintendentes, entre otros).

Tanto el centro de formación, como la metodología y sus instructores, utilizarán tecnologías de punta en materia didáctica. Los programas por su parte, estarán dirigidos a efectuar nivelación en materia de Teorías Relacionadas y Extensión Cultural y se irá estructurando una pirámide educativa que forme artesanos calificados y maestros industriales, con la asistencia del Ince. También peritos y técnicos Industriales, con la asistencia de la Escuela Técnica Industrial o universidad seleccionada y supervisará los programas de pasantías de los profesionales respectivos, con la asistencia de la casa de estudios correspondiente.

Estos son cinco niveles de competencia, en sus correspondientes especialidades, que formarán parte de la plantilla de personal de la organización. El objetivo es lograr que las empresas dispongan de una estructura humana especializada, y en permanente actividad de perfeccionamiento y desarrollo, tal como ocurre con la tecnología; ello redundará en beneficio del trabajador, de la organización y de la sociedad en general.

Por estas razones, será política de la empresa, que todo trabajador, sea objeto de algún tipo de formación que contribuya con su desarrollo, bien sea personal y/o también, profesional.

Con esta reconversión industrial, habrá llegado el momento de enaltecer, promover y catapultar al trabajador, y lo haremos mediante el entrenamiento como elemento de transformación social. El modelo educativo y/o de entrenamiento a implantar, irá concatenado con el modelo de sociedad que se vaya perfilando.

Por otro lado, los pilares del modelo educativo de la CVG y sus empresas asociadas, será: “Aprender a aprender; aprender a hacer; aprender a ser y aprender a convivir”, con la meta de crear una conciencia colectiva, volcada al logro, con excelencia, valores éticos y altos estándares de productividad y satisfacción al cliente. Nuestro lema será, en honor a Arturo Uslar Pietri, “Aprender a aprender”.

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