Opinión

El valor de los juramentos en un mundo de mentiras

"La prueba de que hoy, el juramento tiene poco valor se demuestra por la forma como se toma"
sábado, 11 mayo 2019

Es una exigencia legal en la mayoría de las declaraciones que se hacen en los tribunales, que se tome juramento a la persona que va a rendirla. El origen de esto, se remonta a los momentos en que la fe religiosa consideraba imposible que alguien mintiera jurando ante Dios. Por lo tanto, tomar juramento era una garantía para asegurar la verdad. Hoy parece que las cosas han cambiado.

Algunas opiniones doctrinarias e inclusive jurisprudenciales, consideran que el juramentos es una formalidad innecesaria, por lo tanto si se rinde una declaración detallada y valiosa, parece exagerado que deba anularse, porque no se le haya tomado el juramento a la persona.

Sobre esto podemos destacar diferentes opiniones: en primer lugar se considera que el juramento debe tomarse siempre, por que abarca tres dimensiones de la ética como es la moral, la legal y la espiritual o religiosa. Desde el punto de vista moral, quién miente bajo juramento, no solo traiciona a su conciencia, sino que además atenta contra el valor de la verdad muy necesaria para la sociedad. Desde el punto de vista jurídico, quién miente bajo juramento ante un tribunal comete el delito de perjurio y puede ser sancionado penalmente y por último, desde el punto de vista religioso, quien jura ante Dios y miente comete un pecado.

Pero no todos comparten la anterior cavilación. Debo destacar que en el libro sobre Teoría General de la Prueba de Humberto Bello Tabares, se hace una reflexión sobre el valor del juramento en sociedades donde los principios morales no se respetan: cuando en la sociedad desaparece el valor de la verdad y es sustituido por la conveniencia y el interés, creer que el juramento va a ser eficaz es una ingenuidad imperdonable. Por lo tanto, es preferible analizar la veracidad de la declaración y no anularla, por el solo hecho de que no se haga bajo juramento.

La prueba de que hoy, el juramento tiene poco valor se demuestra por la forma como se toma. Antiguamente tenía que cumplirse con todo un ritual. Hoy las cosas son totalmente diferentes y el declarante, ni se entera si lo juramentaron o no lo juramentaron, simplemente se encabezan los actos con una declaración del funcionario que dice que la persona fue “debidamente juramentada y manifestó no tener impedimentos para declarar”; eso es todo. Si se pregunta a la mayoría de testigos de qué manera fueron juramentados estoy casi seguro que ni se acuerdan, porque realmente no se les tomó ningún juramento.

Este tema, que puede parecer poco relevante tiene que ver con la vida del hombre contemporáneo. Se ha demostrado que uno de los elementos esenciales para el progreso de las sociedades es la confianza que debe reinar entre sus miembros. He repetido en más de una oportunidad, como al viajar a otros lugares nos ha impresionado el valor que tiene la palabra y las consecuencias de las mentiras. Nosotros, no hemos llegado hasta allá y eso se demuestra con lo que me dijo recientemente un amigo cuando tratábamos de cumplir con el triste papeleo para un funeral: hay que entender que el Estado tiene que protegerse contra la mentira.

Así estamos, sin pecar de pesimista debemos aceptar que esto es lo que nos ha tocado vivir. Por eso, cada vez que acudo a un acto de juramentación, y escuchó la fórmula “jura usted” se me plantea ese dilema: qué valor puede tener el juramento en un mundo donde las circunstancias indican que la mentira es la regla y la verdad es la excepción. @zaqueoo

 

 

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