El silencio que otorga (Sobre el avión venezolano secuestrado en Argentina)
El caso del avión venezolano secuestrado en Argentina con toda su tripulación es otro capítulo de la obsesión norteamericana de aniquilar por cualquier medio al gobierno constitucional de nuestro país.
En este caso un tribunal de los Estados Unidos hace el saque inicial ordenando el secuestro de la aeronave tal como si se tratase de un órgano de justicia con jurisdicción en todo el orbe.
Y qué mejor lugar que un país gobernado por un personaje ambiguo y sibilino, que con su omisión sumisa le terminó de pegar la frente al piso, directo al despreciable rincón donde moran los cobardes.
Seguramente se justificará bajo el principio de separación y autonomía de poderes, pero estamos claros que eso no aplica donde quiera que el imperio decadente quiere imponer sus designios, es decir, en todas partes.
En este nuevo ataque la poderosa mediática recibe el apoyo de muchos que se adhieren a las acusaciones de terrorismo señaladas por el tribunal norteamericano, dócilmente aceptadas por un juez argentino, y avaladas por el Ejecutivo a pesar de que el mundo entero observa que se trata de una monumental falsedad.
Una trama apoyada por el sector político venezolano que pide al imperialismo que agreda a nuestro país, dizque para contribuir al derrocamiento del gobierno.
Algo similar a lo que ocurre en el conflicto de Ucrania con la patética subordinación europea: dos situaciones difíciles de procesar por el entendimiento pues en ambos casos los más afectados son los pueblos y las soberanías de sus propios países.
¿Por qué calla el presidente argentino acerca del caso del avión secuestrado? No parece necesario escarbar demasiado en las noticias ni en las reacciones que dicha omisión ha generado en la región.
Para sacar conclusiones es suficiente escuchar el escándalo que hace su silencio, aunque quizás el ronco murmullo de su voz adoptando falsos tonos resulte más eficaz para rasgar del todo el velo de su intención.
Pero la pregunta queda flotando en la oscuridad: ¿Qué hizo el avión y su tripulación para merecer estar retenidos en Buenos Aires por más de dos meses y contando? Nada.
Primero que todo debemos saber que la aeronave es un 747 que Venezuela le compró a Irán mediante el procedimiento legal correspondiente, así que para responder a la pregunta hay que contextualizarse en el sentido de que ambos países están bajo las llamadas sanciones que los gobiernos de Estados Unidos imponen ilegalmente a quienes de manera digna y soberana no se le subordinan: Entre otros, Cuba, Nicaragua, China, Rusia Irán, Siria, y Venezuela coronada por Obama nada menos que como una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad del país más poderoso del mundo, cuyas garras se extienden con más fuerza contra toda nuestra américa.
De hecho en 2018 Donald Trump volvió a relanzar la doctrina Monroe de manera explícita para “disciplinar” a los pueblos que resistimos dignamente en esta parte del mundo.
Es la misma tónica de lo expresado por el presidente William Taft en 1912 cuando dijo que “No está lejos el día en que tres banderas de Estados Unidos delimiten nuestro territorio: una en el Polo Norte, otra en el Canal de Panamá, y la tercera en el Polo Sur.
La totalidad del hemisferio será de hecho nuestro, como ya lo es moralmente en virtud de la superioridad de nuestra raza”. (¡Válgame Dios!)
Demasiados lo apoyan, a muchos no parece importarle, otros no lo ven, o en el menos probable de los casos ignoran que el gobierno de los Estados Unidos ha sepultado el Derecho Internacional con el fin de lograr sus objetivos hegemónicos.
Golpes como el de la aeronave venezolana son actos de piratería, de robo a la vista de todo el mundo, a descampado, sin rubor y sin vergüenza ni moral, en fin, sin humanidad.
Ahora bien, si la aeronave se encuentra retenida ilegalmente y su tripulación secuestrada en un país miembro de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), cuyo Presidente pro tempore es precisamente el primer mandatario de Argentina, por qué su presidente no dice nada, no actúa tan siquiera en defensa de los derechos humanos de la tripulación, cuyos familiares y amigos los esperan de vuelta en sus respectivos hogares.
¿Qué o quién enmudece al señor presidente? Me hago la pregunta bajo el manto del dicho popular según el cual quien no presenta ninguna objeción sobre lo expresado, hecho u omitido por otra persona, sino que guarda silencio, entonces le está concediendo la razón.
Tiene la palabra el señor Fernández.
PD. Poco antes de enviar este escrito para su publicación, ocurre el atentado contra la vicepresidenta de la nación argentina, Cristina Kirchner. Su palabra sigue yendo adelante señor Fernández.
viznel@hotmail.com
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