Opinión

El oro para reconstruir a Guayana

El desarrollo de Guayana es un hecho asombroso, todo apareció dentro de las inmensas selvas y grandes ríos.
martes, 28 julio 2020

El territorio de lo que conforma a la llamada Guayana, es algo prodigioso, muy difícil de encontrar en cualquier otra parte del mundo. Grandes selvas, terrenos fértiles, aguas blancas en abundancia.

Paisajes indescriptibles, torrentes impresionantes, minerales y piedras preciosas de valor incalculable y estratégico. Todo eso, y mucho más, forma el conjunto donde se fundamenta buena parte del futuro de nuestra maravillosa patria, Venezuela. No comprender esta realidad nos puede conducir a convertirnos en un país sin ninguna importancia.

La parte artificial, es decir las grandes empresas metalúrgicas y su desarrollo industrial, turístico y agropecuario, debemos reconocer que no fue realizada, en buena parte, por los nacidos en este territorio, sino por miles de aventureros con capacidad técnica y personal que se establecieron circunstancialmente, creyendo que regresarían a sus sitios de origen a corto o mediano plazo.

Esto generó problemas de gran repercusión, los cuales en su momento no se comprendían, por no representar ningún interés personal, pero cuando aparecieron las familias y el amor por su tierra comenzó a ser parte importante de quienes habían llegado para irse, fueron emergiendo las necesidades que son propias de cualquier población civilizada del universo.

El desarrollo de Guayana es un hecho asombroso, todo apareció dentro de las inmensas selvas y grandes ríos que parecían ser un obstáculo para permitir la sobrevivencia de seres humanos nacidos y creados en otras partes. Todos estos grandes obstáculos fueron convertidos en inmensos apoyos para el desarrollo de la gran infraestructura que se fue creando en función de engrandecer y desarrollar a nuestra extraordinaria patria.

Desde mediados de los años cincuenta del siglo pasado, se comenzaron los estudios que permitieran aprovechar los inmensos torrentes de aguas de los 8 mil kilómetros cuadrados de la cuenca del río Caroní, en función de crear grandes represas para generar energía sin combustibles fósiles.

Allí apareció ese gigante de la ingeniería y de la gerencia, Rafael Alfonzo Ravard para comenzar a construir lo que una vez tuvimos como una gran potencia hidroeléctrica, pero que en la actualidad, no solo se ha detenido su crecimiento, sino que su capacidad real ha ido disminuyendo por no adecuar a los equipos con mantenimiento preventivo y correctivos de manera apropiada.

Hasta una de las grandes represas, TOCOMA, se inició hace 11 años, con una capacidad para generar 2160 megavatios y donde se han gastado, no invertido, miles de millones de dólares, debe reconstruirse totalmente.

Aquí se comenzó por la represa de Macagua que permitía el funcionamiento de la primera empresa metalúrgica con capital extranjero, hasta desarrollar un potencial de más de 12 mil megavatios y se pudiera lograr el doble utilizando toda la fuerza de las aguas del río Caroní con sus afluentes, que en algún momento han tenido un flujo de 24 mil metros cúbicos por segundo, que ingresan al impresionante cañón Nekuima con sus 95 kilómetros de longitud.

Este sistema de ingeniería hidráulica fue creado por el hombre, dirigidos por gerentes venezolanos, aunque con empresas extrajeras. Es realmente impresionante lo que se logró en Guayana.

Bajo la tutela de la Corporación Venezolana de Guayana se fue creando todo, absolutamente todo, incluyendo a Ciudad Guayana. Se consideró en su momento la ciudad más limpia de Venezuela, ahora es muy diferente, pero seguimos luchando por regresar a lo que una vez fue y ojalá lo logremos para bien de nuestra patria. Las empresas básicas se fueron a cero, pero allí continúan miles de empleados sin realizar ninguna tarea o muy poca para simular que todavía funcionan, pero es simplemente eso, fueron destruidas en su totalidad, incluyendo a MINERVEN, en El Callao, que manejaba el proceso del material de las grandes minas de oro.

En ninguna otra parte del mundo se ha visto eso existiendo grandes volúmenes de oro a su alrededor.

Guayana se ha detenido y no solo eso, se va descapitalizando y solo la venta de pequeñas cantidades de oro que traen quienes trabajan en las minas, genera todavía actividad comercial sostenible en algunos sectores, pero la población se va cargando de carencias y se requiere que se regrese a la prosperidad y la única manera es reactivando las empresas básicas que dependen totalmente de la generación eléctrica que se obtenga de las grandes represas del río Caroní.

Para ello es imprescindible obtener recursos y el gobierno nacional no puede conseguirlos en el mercado internacional, pero se hace imprescindible generar suficiente energía eléctrica y el Caroní es insustituible. Por eso es necesario destinar una pequeña parte de las toneladas de oro que se extraen de nuestro territorio e invertirlas en Guayana, es de vida o muerte.

Hace unos pocos años, la cantidad de oro que salía de nuestra portentosa área aurífera, era relativamente pequeña, pero la minería ha crecido una enormidad y no se lo puede llevar todo, deben pensar en Venezuela e invertir en Guayana, no vemos alternativas. Existen los proyectos, existen los hombres y las mujeres capacitadas, existen el ánimo y el deseo de regresar a la prosperidad, solo carecemos de los recursos y están sembrados en el suelo de nuestro inmenso territorio.

¡Buena suerte!

@dabega26

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