El mundo del aprendizaje ante lo nuevo y lo desconocido
Durante mucho tiempo se ha estudiado al ser humano y como resulta ser su estructura anatómica tan funcional y compleja. Uno de los retos más grandes ha sido descifrar el funcionamiento de nuestra mente y cerebro. Lo maravilloso es que ningún ser humano es igual al otro, no pensamos, percibimos o vivimos de la misma forma y mucho menos tenemos los mismos tipos de aprendizaje.
En la vida ocurren cambios y momentos que son significativos que pueden llegar a ser muy difíciles. Como cuando entramos por primera vez al preescolar. Los niños lloran, sienten miedo, mientras que a otros les va bastante bien desde el principio. Al final, todos superan ese instante y se adaptan. Luego viene otro momento significativo, dejar el preescolar e ir a primer grado, algo que parece tan pequeño es un gran paso porque nuestros niños están creciendo. ¿Te imaginas los grandes retos que ellos enfrentan solos en su día a día? ¿Valoras o celebras sus pequeñas victorias?
Evolucionar de una mesa rodeada de sus compañeros, a estar en un pupitre Pasar de copiar de la pizarra, a tomar dictado. Cambiar de una rutina flexible a una más estricta, donde repetidas veces le dicen “Estas en un salón de niños grandes, ya no todo es jugar”.
Los infantes tienen que iniciar a desarrollar nuevas habilidades cognitivas para estudiar y enfrentar exámenes. Dejar de interactuar con títeres y el mismo material didáctico y cambiar eso por un proceso de aprendizaje distinto.
El aprendizaje puede afectarse por distintos motivos, no solo por cambiar de un grado a otro, también si hay problemas en el hogar, si el infante no se alimenta bien, si viene un nuevo hermanito, si cambian de casa.
Muchas situaciones que creemos que los niños ignoran, no terminan siendo así, ellos comprenden y hacen preguntas. A veces se notan distraídos en el aula, por consecuencia de lo que los mueve y los preocupa, influyendo esto a que el aprendizaje pueda ser significativo o no ¿Creías que solo a los adultos les afectan situaciones de la cotidianidad?
Según los autores Arancibia y Álvarez (1996) “El nivel socio económico familiar, el nivel educativo de los padres (particularmente la escolaridad de la madre), las condiciones de alimentación y salud durante los primeros años de vida, el acceso a educación de calidad y los recursos educacionales del hogar”. Por lo tanto son tres grandes factores que influyen en el aprendizaje: El factor cognitivo, el afectivo-social y el ambiental y de organización de estudio según las teorías constructivistas.
La educación nos plantea la responsabilidad de enseñar a los estudiantes a pensar y a descubrir caminos para resolver problemas viejos con métodos nuevos, así como buscarle solución a nuevos problemas para los cuales las viejas fórmulas no son adecuadas. Hay que ayudar al estudiante a ser creativo, a innovar, a encarar emergencias e imprevistos.
Aprender para Brunner, es “desarrollar la capacidad para resolver conflictos y pensar sobre una situación que se enfrenta. Aprender algo, es conocer ese algo”.
Entonces, es importante comprender y ponernos en el lugar de nuestros niños para poder proporcionarles estrategias acordes a sus necesidades. Imagina que como maestras llevamos a nuestros niños a un salón de primer grado, y que se de ese aprendizaje por descubrimiento que plantea Brunner en sus teorías, dejemos que los conozcan y que hagan preguntas, noten diferencias y similitudes, y los orientamos motivándolos y contándoles que se vienen nuevos retos, que serán capaces de asumirlos y superarlos con mucho entusiasmo, ¿No crees que esto disminuiría un poco la ansiedad? Los niños son niños, pero son muy atentos, son muy inteligentes y debemos comunicarles, explicarles siempre desde la sinceridad, y no es necesario que sea de una forma muy detallada drástica o directa.
Los pequeños tienen que disfrutar de una infancia plena y feliz. A ti papá te pido que reflexiones y que siempre tomes en cuenta que tu hijo nota cuando hay algo mal, ayúdalo a no sentirse confundido o frustrado. A ti maestra aprende a reconocer las señales, trabajar de acuerdos a sus necesidades, respetando su proceso individual, créeme que si un niño está muy distraído, no quiere hacer sus deberes o está muy cerrado no busca “llamar la atención”, no hagas juicios de valor, indaga. Podemos aprender cosas muy positivas pero también otras muy negativas y tu adulto eres el más grande ejemplo ¿Qué aprende tu hijo de ti? ¿Qué aprenden tus alumnos de ti? ¿Respetas su desarrollo y su individualidad? ¿Qué haces para que el niño se sienta motivado? ¿Eres capaz de ponerte en su lugar?
Por último, los maestros desde la escuela no tienen la exclusividad del aprendizaje, los padres son una vía de ayuda para que estos aprendan en diferentes contextos y recuerda no solo importa lo académico, que nuestro hijo sea el mejor lector o el matemático más grande, los valores siempre deben ser lo principal y lo más valioso. Decía Julián De Zubiria “La educación tiene que ayudar a conocernos y comprendernos a nosotros mismos y a los otros”. Seamos el puente para que los niños puedan conocerse a lo interno y externo, de la mejor forma. De esa manera estaremos contribuyendo que su mundo de aprendizaje sea más pertinente y transitable.
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