El factor RH negativo
Una reciente y devastadora tragedia familiar me fuerza a cambiar en esta oportunidad el tema jurídico, tema al que tengo reservada esta columna de opinión y del que comparto semanalmente con mis lectores.
No soy experto en la materia por ello no profundizaré en los conceptos científicos, médicos o técnicos, sin embargo, el haber atravesado por esta terrible tragedia como es la muerte de un recién nacido, nos hizo a la familia sensibilizarnos ante este tema y me propuse dar mi grano de arena comenzando por hacer visible esta condición, ya que nos percatamos que hay escasa o casi nula información al respecto, siendo que la desinformación nos lleva a caminar senderos de lo desconocido muchas veces con resultados nefastos como en nuestro caso.
Observamos también que esta escasa o nula información sobre esta condición se agrava y se intensifica mortalmente en los sectores de escasos recursos, en los que las mujeres gestantes no cuentan con los recursos o la asistencia social para un adecuado control prenatal.
Debo comenzar por llamar la atención a las damas que por planificación o no, se encuentran en estado de gestación, específicamente a aquellas que saben o reconocen ser del reducido grupo poblacional poseedor del factor sanguíneo RH-, a quienes les alerto que sus bebés pudieran estar en peligro y ustedes quizás lo desconozcan.
Aquí entra la parte científica de este asunto la cual no abordaré por razones obvias, pero que sencillamente puedo resumir de la siguiente manera: si usted está embarazada y es del grupo sanguíneo RH negativo y su esposo, pareja o padre del bebé es del grupo sanguíneo RH positivo, hay una alta posibilidad de riesgo en la salud de su bebé, tanto en su vida intrauterina como al momento de su nacimiento.
Este riesgo se eleva en casos donde las madres desconocen si factor RH ha incidido sobre el del bebé, para ello la ciencia médica ha dispuesto una prueba denominada Coombs, que determina si los factores de ambos han incidido, pero ello solo es advertido por un especialista responsable que haya dispensado un adecuado control prenatal, situación que por nuestras realidades económicas y sociales no muchas mujeres se encuentran en posibilidad de costear dicho control médico.
Dispone también la ciencia médica de una alternativa eficaz y necesaria para los casos de madres RH- y bebés RH+ y se trata de una vacuna llamada RhoGAM, la cual incide directa y positivamente en la salud de la madre y del feto tanto en vida intrauterina como al momento de su nacimiento, ya que (por utilizar un término con el cual explicar de manera sencilla), equilibra las cargas de anticuerpos entre madre y feto reduciendo la incidencia mortal por incompatibilidad.
En una sencilla investigación a la que esta situación me llevó, sin que implique lo aquí narrado vinculante o reemplazo de la opinión médica profesional, pude deducir que si el feto no tiene el factor Rh, o sea es Rh negativo, sus anticuerpos no afectarán su salud y el embarazo se desarrollará normalmente.
Si en cambio el feto es Rh positivo, los anticuerpos anti- Rh se unirán al Rh ubicado en la membrana de los glóbulos rojos destruyéndolos y produciendo anemia, que fue lo que muy lamentablemente ocurrió en nuestro caso.
A todos estos peligrosos factores genéticos debemos, producto de nuestra crisis, sumarle otras tantas calamidades aparte de las ya delatadas anteriormente de carácter socioeconómico, entran también en esta lista de infortunios, situaciones como: la falta de gasolina, la interrupción del servicio eléctrico y hasta algunas actitudes inhumanas que nos llevó en el caso particular, llegar a cuestionar luego de lo sucedido la efectividad de la vacuna.
Pérdida de la cadena de frío a la que debe estar sometida para no perder su incolumidad, certeza del contenido del envase y adquisición de los fármacos exclusivamente por sus cadenas formales de distribución, son tan sólo algunos de los factores que deben sortear quienes se encuentren en esta situación “genética” y deseen salir bien librados de los avatares que trae ser una madre gestante con factor RH negativo.
Debe el estado, las instituciones de salud pública, el sector médico y de la salud, hacer esfuerzos por difundir esta vital información que no es del dominio de la posible población de riesgo.
Campañas de difusión y prevención, sensibilidad humana de los particulares y una correcta y efectiva comunicación de los órganos de salud pública, son tan sólo algunas formas con las que podemos ayudar a minimizar esta peligrosa situación.
Por mi parte, cumplo con mi obligación moral y espiritual de hacerles este sensible llamamiento a la atención, para que este tipo de tragedias por nadie deseadas ocurran.
Demos a nuestras familias la prevención integral que ellos merecen. Te honro y te bendigo Andrés Eduardo, seguro estoy que Dios te necesitó para incluirte en su coro de querubines.
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