El encanto de estos días de marzo
“Abrí los ojos, los alcé hasta el cielo y vi cómo la noche se cubría de estrellas” Octavio Paz
Con la memoria de Rosa Cristina, una recia mujer que tejiendo sirenas salió de casa para alumbrar la noche.
En estos días, pasan las horas con nuevas fragancias; el sol anda tras las flores como adolescente ansioso de pruebas de amor; se le va agotando el día en su juego florido, hasta que la tarde le hace languidecer con espasmos de luz y color, para caer agotado en el horizonte y cerrar sus ojos ante la oscuridad de la noche.
Después, es la noche la que anda buscando cocuyos para poblar la tierra de estrellas fugaces con vuelos caprichosos, cuando la luna se ausenta para renovarse. Vestida con el traje oscuro de la luna nueva, la noche desata sus cabritas de luceros para que no perdamos las migas luminosas bajo el negro mantel donde nos brinda su banquete; de sueño plácido, o… de la agitada vigilia, o… de la larga y temerosa inquietud cuando languidece la vida en los moribundos.
En estos días, la tierra va cediendo su humedad para que las flores no declinen su afán de enamorar al sol. En la medida de esa entrega se va volviendo dura en su agonía de sed; la tierra estrangula las raíces que no resistan el apretón de su abrazo. Algunas veces, por el paso de luna, una leve lluvia se apiada ante la plegaria de la tierra y sus habitantes: de animales, de plantas y de las manos que juntan los dedos como arados implorantes.
En estos días, con sus noches, también los dedos se despliegan sobre las cuerdas sonoras, para liberar tristezas y animar el canto y el baile al solsticio de la Tierra.
Los pájaros buscan sombrear entre florecidos amarillos y hacen vuelos cortos para estaciones más largas. Aún no despierta el silencio de las chicharras con sus cantos de hojarasca. Es la tierra en la cuaresma que anuncia el abril de morados nazarenos.
En estos días, es el tiempo en la semana que se hace Santa, entre los saludos de palmas y la fiesta de la pascua de resurrección. En otros tiempos y espacios fueron las fiestas de Saturno. (Saturno : divinidad de los romanos; arrojado del cielo por Júpiter, se estableció en el Lacio y enseñó a los hombres la agricultura. En su honor celebraban los romanos las fiestas saturnales).
Todas las Semana Santa tienen luna llena, con el esplendor de energías en la magia de su luz.
En estos días, en el mar, las hermosas hijas de Nereo aprovechan el buen clima que la calma de su padre ofrece a las aguas, para viajar desde las profundidades con su cortejo luminoso de sardinas, estrellas y caballitos de mar, para darmaretazos a las barcas de los pescadores, quienes seducidos de abundancias, cantos y promesas de amor nutriente, se hacen marineros que entregan para siempre su alma al mar y celebran la vida cada día, queriendo morir en él.
Nereo: dios marino, padre de las Nereidas. Representaba el mar en calma, propicio a las empresas humanas.
Nereidas: las ninfas que residían en el mar, jóvenes mujeres hermosas de medio cuerpo arriba y de pez en lo restante.
Maretazo: golpe de mar.
Esos marineros sembrados con su nostalgia en el corazón, van por los caminos del mar, entonando serenatas de composiciones sentimentales.
“Es siempre el mar donde mejor se quiere / fue siempre el mar donde mejor te quise…” nos canta Andrés Eloy. En estos días, sobre las playas, las sirenas emergen en las redes que hilan y halan las manos multiplicadas en la esperanza colectiva.
Ellas cantan buscando el amor de todos y con su arrullo de ámbar embriagan el calor de las hogueras donde, los habitantes de esas orillas, -mujeres y hombres- cocinan los sueños marineros de su infancia.
(Sirenas: las ninfas marinas que desorientaban a los navegantes sugestionándolos con la dulzura de su canto. Ámbar: resina fósil, amarilla, dura y quebradiza. Substancia de origen animal que flota en algunos mares. Se emplea en perfumería y como medicamento excitante.)
En estos días, de las noches marinas de marzo, brilla el fuego perfumado y excitante, donde arde la pasión del ámbar sembrado por las sirenas en la barca década uno. Siempre serán de memoria imborrable las -exultantes hasta el éxtasis-,noches de amores, bailes, cantos y fuego junto al mar, como en estos días.A lo largo de la vida siempre vamos re-creando esas noches de canto y fuegos junto al mar, con la vehemencia de nuestros recuerdos. Siempre, porque así es de constante el mar con su permanente oleaje, que nos marea e invita hacernos a la mar.
(Marear: poner en movimiento un navío en el mar. Hacerse a la mar: dejar la costa y entrar en mar abierto.)
En estos días de marzo, la tierra se detiene un instante en la oscilación de su eje para cambiar el rumbo de su mirada hacia el sol. Hace “parada” en el trópico de Capricornio para que baje el sudor del verano y suba el ramillete variopinto del otoño; mientras que al otro confín, en el trópico de Cáncer, saca al frío del invierno para abrir las esperanzas de los brotes de la primavera.
En estos días, aquí, en estas alegres provincias de las regiones equinocciales, jugamos con el sol sobre la barra del equilibrio entre los días y las noches.
En estos días, de estos tiempos en el confinamiento planetario restrictivo, que impide el desplazamiento físico hacia esos espacios abiertos que nos ofrece marzo, demoremos el tiempo para retomar su aroma con la resurrección de la vida, en la re-creación del espacio poético que nos induce a la memoria de esoslugares de montañas, de llano y de mar; para alimentar, de manera especial en los más pequeños de la casa, los sueños con las ganas de vivir en la belleza de la casa-Tierra donde moramos.
En estos días, para despedir al mes de marzo y abrir el telón de abril, les traigo para ustedes, al cierre de este artículo, estos versos de dos poetas universales en nuestra lengua, distinguidos con el nobel de literatura durante el siglo XX.
Juan Ramón Jimenez en su “Diario de poeta y mar” : “Ahora parecerás ¡oh mar lejano! / a los que por ti vayan, / viendo tus encendidas hojas secas, / al norte, al sur, al este o al oeste; / ahora parecerás ¡oh mar distante! / mar; ahora que yo te estoy creando / con mi recuerdo vasto y vehemente.”Octavio Paz en su “Estación Violenta” del poema “El cántaro roto” : “LA MIRADA interior se despliega y un mundo de / vértigo y llama nace bajo la frente del que / sueña : / soles azules, verdes remolinos, picos de luz que / abren astros como granadas, / tornasol solitario, ojo de oro girando en el centro / de una explanada calcinada, / bosques de cristal de sonido, bosques de ecos y / respuestas y ondas, diálogo de transparencias, ¡viento, galope de agua entre los muros intermi- / nables de una garganta de azabache, / caballo, cometa, cohete que se clava justo en el / corazón de la noche, plumas, surtidores, / plumas, súbito florecer de las antorchas, velas, / alas, invasión de lo blanco, / pájaros de las islas cantando bajo la frente del / que sueña!.
Casatalaya, Caracas 27 marzo 2021
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