El día está cerca
Reconocer el momento
El domingo es primero de diciembre; coincide además con el inicio del Adviento, es decir, el tiempo privilegiado que la liturgia católica nos ofrece como preparación para la venida del Dios Niño. A diferencia de lo que son las celebraciones navideñas propuestas por el consumismo como tendencia mundial, con Papá Noel a la cabeza y su cuadrilla de elfos y renos, la dinámica católica enfatiza el recogimiento y la oración como instrumentos eficaces para recibir al Señor Jesús, que se encarna entre nosotros una vez más. Es una celebración sobria, sin muchas luminarias ni “coroticos”, que apunta directamente a nuestra conciencia y nuestro corazón.
Entre las tantas particularidades que posee diciembre, está el hecho de poner en evidencia lo mejor y lo peor de los seres humanos, y sus respectivas situaciones históricas. Todos los ámbitos sociales pululan hermosos sentimientos de amor y paz, de concordia y solidaridad. De igual manera, diciembre deja entrever con contundencia las desigualdades sociales y la mezquindad humana, la trivialidad y la soledad que padecen los individuos, que pretenden llenar con cosas, pero que una vez obtenidos esos objetos de deseo, el vacío muerde nuevamente el espíritu del hombre.
La noche está avanzada
De mi parte, quiero dedicar esta columna a “reconocer el momento”, como dirá Pablo a los Romanos. Es decir, si fijo la atención en dos datos concretos, como son la cena de Navidad y el adelanto las festividades que el Ejecutivo promueve, me hallo ante sendas realidades que piden ser reconocidas debidamente, para poder sacar a la luz lo que entrañan. Expertos en la materia afirman que con el costo del plato navideño de este año, se podían comprar 3750 el año pasado. Por otro lado, el Gobierno decretó el primero de noviembre el comienzo de la Navidad, entendida ésta como una rumba.
La cena de Navidad nos muestra lo “entrada que está la noche” de nuestra situación. Si comer decentemente es siempre más prohibitivo para el 80% de la población, lo más probable es que lo tradicional de la cocina para esta época nos sea vedado para la inmensa mayoría. Después está el Gobierno queriendo embochinchar todos los espacios cotidianos, en el fútil afán de que olvidemos la horrenda situación que posguerra en que estamos sumergidos.
En pleno día, con dignidad
Reitero lo dicho antes: Adviento es tiempo de concienciación del encuentro que está por darse entre Dios —que me sale al paso en el Niño Jesús— y yo. Porque esta reunión es tan esperada, no deseo descuidar detalle alguno que la ensombrezca o disminuya. La actualidad no me aplasta, pues mi rendición ante el Niño Lindo me fortalece, y toda tiniebla cede a la Luz que trae el Mensajero de la paz.
El día está cerca. Es cierto. El día del nacimiento de nuestro Dios es próximo. Una vez presente, irradiará la fuerza necesaria para que hagamos realidad nuestro día, donde comencemos a levantar nuestro rico pobre país de las ruinas, a base de trabajo honesto.
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