Opinión

El combustible del ego

La ignorancia a su vez nos conduce a un estado de incertidumbre ante la posibilidad de perder el objeto al que estamos apegados, y al cómo vamos a enfrentar esa situación de calamidad.
martes, 07 marzo 2023

El ego es la posición que asumimos para interpretar la vida, y no una entidad que nos habita. Los maestros de la filosofía zen dicen que si el ego tuviera motor, el miedo sería su carburante, y qué mejor ocasión para pensar sobre esto mientras hago otra cola madrugadora para echar gasolina, porque si el ego sin miedo no anda, mi moto tampoco lo hace sin combustible.

Los referidos maestros sostienen que todos los miedos que experimentamos tienen dos raíces bien definidas: el apego y la ignorancia. El apego fija nuestra mente en algo externo, lo cual produce el temor de perder aquello a lo que estamos apegados.

La ignorancia a su vez nos conduce a un estado de incertidumbre ante la posibilidad de perder el objeto al que estamos apegados, y al cómo vamos a enfrentar esa situación de calamidad.

De esas dos raíces básicas nacen tres temores. Uno es perder la vida, el cuerpo, el habitáculo cuya pérdida equivale a dejar de ser, lo cual no necesariamente se trata de morir ya que existen otras escalas de perderlo: se pierden capacidades, la juventud o la autoimagen, lo que en algunos produce un temor superlativo.

El segundo temor es el de perder el yo, lo cual implica miedo al cambio, pues sucede que llegamos a creer que realmente somos lo que acostumbramos ser, hacer, dónde estar, con quien estar, etc., de tal manera que si cambiáramos el contexto tememos no saber qué hacer, perderíamos el yo, no seríamos nosotros mismos.

Por ejemplo si alguien pierde su trabajo, cómo se sentiría desempeñando otra actividad para ganarse la vida. Los maestros zen dicen que ambos miedos pueden erradicarse mediante ejercicios de respiración abdominal, de donde nacen la tranquilidad y el coraje.

El tercer temor es el miedo al sufrimiento, que en general es todo aquello que produce desgaste en el sistema nervioso: carencias, limitaciones, frustraciones y deseos insatisfechos como el que quiere tener un carro y teme que nunca lo podrá comprar.

Este tipo de temores se eliminan trabajando sobre el crecimiento espiritual, puesto que es un fenómeno que está en la mente, y de cada quien depende cuánto está dispuesto a sufrir.

Transcurrieron cuatro horas hasta que por fin surtí el ansiado combustible, dando paso al inefable alivio que nos invade cada vez que realizamos ese acto que hace años era cosa normal y sencilla, pero que ahora tiene características de proeza. Entonces, convencido de que el ego sin miedo es como una moto sin gasolina, arranqué con lentitud dispuesto a espantar los temores que pugnan por impedir mi tranquilidad y restarme valentía.

viznel@hotmail.com

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