Opinión

El bazar adjetivador de fruto vivas

“Nos deslumbra el nativo de La Grita del estado Táchira”
sábado, 09 marzo 2019

Cuanto le ha de costar a un especialista hacer la traducción de los programas televisivos o de los escritos del arquitecto tachirense quien con su prolijo desempeño humano y profesional ha impactado ya no solamente en su suelo patrio, sino más allá de los puntos geográficos de Venezuela en tan admirable profesión.

Nos deslumbra el nativo de La Grita del estado Táchira el menú adjetivador porque cuando describe y va explicando cada una de las creaciones arquitectónicas ajenas y propias porque tiene la virtud de no repetir, ni reiterar ningún calificativo que hace distinción a la creación humana de sus colegas, o de la creación popular. Uno está a la espera…pero no…así nos hace recorrer las distintas etapas creadoras del proyecto por hacer o construido, sin repetición o reiteración adjetivadora, tamaña riqueza arquitectónica e idiomática.

Fruto Vivas ha cabalgado en los confines de las líneas, de las rectas y de las curvas, se ha elevado a los cielos y se ha incrustado en las profundidades con sus construcciones, ha hecho de los trazos iniciales un fecunda huerta para brindarlas al beneficio social de los conciudadanos del mundo y cuanta satisfacción para el gentilicio patrio que ya su acervo mundial se incluya en los planes de estudio de primaria, del bachillerato, de las comunas y de las universidades, una universidad en Venezuela lleva su nombre, además los restos del Comandante Hugo Chávez Frías reposan en su Flor de los Cuatro Elementos en el Cuartel de la Montaña en Caracas, en Barquisimeto está la Flor de Venezuela, obra hidráulica sin parangón en el mundo; digamos que es una muestra simbólica para la constatación y evidencia, de cuando una vida, una trayectoria personal y profesional está al servicio del colectivo y de lo colectivo social; puede afirmarse con sereno orgullo que Fruto Vivas tiene una huella en el quehacer revolucionario de la transformación del país, quizás otro u otra pudo cansarse en el empeño, pero Fruto Vivas fue tenaz, persistente y confiado está que más temprano que tarde su obra y la del resto de su tendencia social de la arquitectura en Latinoamérica y en el mundo se estarán abriendo paso para humanizar y prestigiar la carrera universitaria de arquitectura.

Cada intervención del ilustre tachirense sea dentro o fuera de su programa televisivo, es una paleta de colores que hace de nuestra imaginación un paisaje humano que invitar al vivir y al vivir bien, nos va consustanciando con la naturaleza de la cual somos parte y cuyo propósito es convivir en armonía y respeto a todas las bellezas naturales y a todos los recursos que el mundo nos da que si los demandamos con consideración y proporcionalidad, la naturaleza nos la va reponiendo con su bondad y generosidad; lo contrario, es la degradación capitalista de la naturaleza y del mundo. Nada como el capitalismo – imperialismo para consumir y botar, sí, para consumir y botar y contaminar hasta niveles desconsiderados, aterradores, de allí, los desordenes geoambientales de la que somos víctimas muchos países del mundo y que nos estremecen cuando nos enteramos o vemos las fotografías, y cuyas tétricas consecuencias degradan la vida humana. Por ello el 5to. Objetivo del Plan de la Patria 2019 – 2025 es la Preservación de la vida en el planeta.
El catálogo de obras, diseños, paisajísticas, de Fruto Vivas merecen un marco de la más fina y recia madera de la Patria. Imagino que sería insuficiente lo que se diga para homenajear al arquitecto, al que también fue guerrillero, del que estuvo más de catorce años, sí, 14 años en las montañas de Venezuela entre las décadas de los años 60 y 70 luchando contra los gobiernos socialdemócratas y socialcristianos del Pacto de Punto Fijo de la IV república.
Entre las vicisitudes y denuedo que significa ser guerrillero rural, Fruto Vivas en esas largas caminatas diarias, subir y bajar escarpadas paredes de montañas, de soportar en cuclillas o si daba tiempo, dentro de la hamaca “protegido” con un simple plástico los torrenciales aguaceros en horas del día o en las frías madrugadas, aprovechar con una mano afuera para llenar la cantimplora de agua venida del cielo o bajar al río a buscar agua y subir con la premura del caso, de los escasos descansos de la extenuante vida guerrillera, en el morral de Fruto Vivas se disputaban espacio de una esquinita, algún medicamento, los aperos elementales propios del guerrillero, pero lo que se adueñaba del interior de la gruesa lona eran sus libretas, lápices de colores que guardaba celosamente en una gruesa bolsa de plástico.

Cuántos sueños de entonces, Fruto Vivas estará construyendo u orientando, viviendo, disfrutando hoy en día con el florecimiento de la Revolución Bolivariana, aún estará en el fondo de sus pupilas el verde azulado de las cimas de las distantes montañas y sus pulmones estarán repletos del olor de la vegetación, en más de una oportunidad imaginó ver coronada a Venezuela con el cetro de la libertad, de la independencia y soberanía como la legó Simón Bolívar El Libertador y que empezamos a reconquistar con el Comandante Supremo Hugo Chávez Frías y que hoy continuamos sosteniendo nuestro estandarte de República Bolivariana de Venezuela con nuestro estadista y presidente constitucional Nicolás Maduro.

Por allí va Fruto Vivas con su bastón y con su morral repleto de sueños, de colores, de libretas y lápices de colores y nunca le faltará un magnánimo adjetivo para calificar lo humano dentro de la arquitectura. Al chocar las copas con agua del río padre de Venezuela, el Orinoco y al lanzar nuestros besos a las montañas tachirense que le vieron nacer, estaremos brindando por su vida eterna. @gasparvelasquez

 

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