Opinión

El Arte de Ser Familia, La Comunicación: Palabras dardos o semillas

Partiendo del hecho de reconocer que las palabras son tan importantes y poderosas, que pueden ser fuente de crecimiento y consuelo, o de sufrimiento y bloqueo.
jueves, 12 noviembre 2020

Los seres humanos gozamos de una cualidad invaluable que permite conectarnos o desconectarnos de quienes nos rodean, ¿sabes cuál es? La Comunicación, acto que empleamos de manera cotidiana y que revierte más importancia de la que en realidad le damos.

Un proceso que desde el mismo momento que somos concebidos comienza a gestarse entre mamá y el feto, que no necesariamente es a través de la palabra, sino también a través de la emociones y de nuestro cuerpo.

Si realmente tuviéramos conciencia de lo amplio, profundo y significativo del proceso de comunicarnos, seríamos mucho más responsables y tendríamos relaciones humanas más saludables y enriquecedoras.

Partiendo del hecho de reconocer que las palabras son tan importantes y poderosas, que pueden ser fuente de crecimiento y consuelo, o de sufrimiento y bloqueo. Si tan solo hiciéramos conciencia de esto las utilizaríamos bien y no habláramos por hablar o, habláramos sin pensar.

Para ello lo primero que debemos cultivar como seres humanos conscientes y responsables es el silencio, que lo que digamos nazca del silencio, del pensamiento reflexivo y en el corazón.

Solo de esta manera podremos no solo conocernos a nosotros mismos sino también reconocer a los que nos rodean y forman parte de nuestra realidad relacional.

El cultivo de la comunicación nace en la familia, en ese gran laboratorio de aprendizaje; es el nexo vincular más invisible que une a cada uno de los miembros de la familia, comenzando por la pareja. Es allí donde cada uno de nosotros aprende a valorar o a infravalorar la comunicación en todos sus aspectos y el poder de las palabras.

De allí la responsabilidad de reflexionar ahora que estoy en la plena conciencia de Hacer y Ser Familia, ¿Con qué tipo de palabras quiero comunicarme con mi pareja, con mis hijos? De reflexionar ¿Qué tipos de palabras empleo en mi vida para comunicarme con todo aquel que me rodea en los distintos contextos, cercanos o no? ¿Son palabras semillas o palabras dardos?

La diferencia entre ambas es abismal; las palabras dardos son aquellas que disparamos contra él o los otros, golpeando sus mentes, aniquilando su inspiración y neutralizando su motivación e incluso hasta su acción.

Por su parte las palabras semillas son esas a través de la cuales plantas ideas, emociones y despertamos motivaciones y reflexiones, son aquellas palabras que germinan, crecen y se convierten en realidades en la vida de las personas en quienes han sido sembradas.

Es decir, dardos-aniquilan, semillas-enriquecen. Ahora ¿Cuál empleas tú con más frecuencia?

Hacer conciencia sobre este tópico, claro que no es un proceso fácil, a veces requerimos tener pérdidas para saber valorar lo que poseemos o aprender lecciones, sin embargo, no es un hecho irreal, ser consciente parte del principio que querer ser cada día mejor, de construir sabiendo que esto solo es posible desde mi propia autoconstrucción, y esta autoconstrucción incidirá en mi realidad primaria, mi familia, por lo que ya no seré solo yo quien genere la mejora sino otros más a mi alrededor.

Como padres, a veces actuamos como jueces y emitimos sentencias muy severas que se repiten una y otra vez.

Propagamos mensajes negativos, de incompetencia, de frustración, fracaso todo cargado de juicios de valores que si no somos responsables de lo que emitimos proyectiles que taladran la mente de nuestra pareja, hij@s, amig@s, compañer@s de trabajo, vecin@s, entre otros y causan mella en la memoria emocional que de mantenerse con el tiempo sedimentaran y destruirán su autoestima, y se quebraran las relaciones.

Revisar nuestra comunicación fortalecerá nuestras relaciones y neutralizara la contaminación emocional que nuestras palabras puedan generar.

Recordemos que nuestros hijos se comportan de una forma consecuente con lo que cree, tener presente que las palabras dardos perduran en el tiempo y se instalan en la estructura emocional de cada uno de nuestros hijos, aun cuando ya no vivimos a su lado.

Las palabras dardos aniquilan la confianza en su mismos, los convierte en pasivos, victimas y que acepte las agresiones de otros como una manera normal de relacionarse.

O por el contrario, nuestros hijos pueden acumular mucha ira, rabia y resentimiento, y en algún momento explotaran contaminando y dañando todo lo que encuentre a su paso.

La palabra dardo; agresiva, dura, injusta y prepotente es un gran contaminante emocional. Sus efectos son altamente tóxicos para quien las recibe.

Para neutralizar esta contaminación emocional, lo primero que debemos hacer es revisar con qué tipo de palabras nos comunicamos comúnmente con nuestros hijos y nuestra pareja, en primer lugar.

Una vez que detectemos la debilidades podemos transformarla y convertir nuestra comunicación en más positiva que promueva una nueva energía emocional genere una mejora en su valía personal.

Lcda. Irma Vecchionacce
Terapeuta Sistémico familiar
Coach Profesional
Especialista PNL
@irmavcoach

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