Opinión

El arte de ser familia: El vaivén de la vida

Vivir es un constante transitar de experiencias acompañadas de emociones y sentimientos, y es así siempre desde que nacemos.
jueves, 15 agosto 2019

Si hay algo que es innegable es, que la vida es cíclica y que de manera constante estamos ante un vaivén ilimitado de cambios y juntos a esos cambios experimentamos una montaña rusa de emociones, en la que aun cuando son nuestras no sabemos si nos protegen o desprotegen, precisamente porque ni siquiera las sabemos identificar, mucho menos sabemos que representan en nuestra vida.

Vivir es un constante transitar de experiencias acompañadas de emociones y sentimientos, y es así siempre desde que nacemos.

Pequeños somos entusiastas, llenos de curiosidad por conocer el mundo, la vida, e iniciamos el viaje llenos de emoción y mucho entusiasmo, pero así al mismo tiempo nos vamos impregnando de las emociones y sentimientos de quienes están a nuestro alrededor.

Y de esta manera como poco a poco vamos creciendo y aprendiendo además de experimentando múltiples movimientos que estremecen nuestro transitar.

Sin embargo, sigue viva la excitación por conocer, por avanzar hacia un objetivo, por vivir.

Poco a poco vamos alcanzando metas que de alguna manera en un principio no nos hemos fijado, sino que otros las han planificado por nosotros y a veces con resistencias u otras con complacencias igual vamos asumiendo como propias como estudiar, cursar la primaria el bachillerato y hasta la universidad, de igual forma son metas increíblemente alcanzadas, que representan nuestros logros.

Posteriormente ante nuevos ciclos de la vida decidiéremos nuestras propias metas y seguramente en el camino para concretar esas metas se viva un vaivén, una nueva montaña rusa de emociones, sentimientos y experiencias que en su haber lo que hará es modelar nuestro ser.

Crecer es comprender que la vida aun con sus vaivenes representa la realización de grandes hazañas humanas, es un portal de posibilidades infinitas de transformación, donde cada vez que logramos algo, alcanzamos una meta nos sentimos en la cima y desde allí se vislumbra el panorama de todas las posibilidades, abriendo el corazón a todas las cosas maravillosas que la vida nos ofrece, detenerse no es el fin, implica un nuevo comienzo, entrar en un nuevo vaivén de la vida; es comenzar de nuevo, es preguntarse ¿hasta aquí o hay otra oportunidad más?

Es allí donde cada uno debe abrazar sus nuevas posibilidades, porque cada uno por sí mismo es quien tiene el control extraordinario sobre la duración y la intensidad del vaivén de la vida.

La vida aun con sus vaivenes ofrece un rumbo maravilloso, que durante su recorrido nos enseña a descubrir nuestro poder para rebotar en esos altos y bajos e intensifica cada momento de la experiencia de vivir para disfrutar el camino.

Los momentos bajos son ciclos especiales para tomar decisiones, soltar, realizar cambios, es nuestra decisión mantenernos allí o saltar para dar más de cada uno y expandir nuestro poder interior, sabiendo que somos dueños de los pensamientos, sentimientos, emociones y aun mas de las acciones.

Somos seres perfectos, creación única y divina tan cuidadosamente diseñados que nuestra mente y nuestras emociones pueden impulsarnos a una nueva vuelta en ese vaivén o llevar a quedarnos atrapados buscando un por qué.

Cuando aumentamos nuestra capacidad de aceptar los ciclos de la vida y rebotar de las situaciones más difíciles, nos hacemos resilientes y creamos el poder de determinar nuestro destino y dirección, es resumen, la experiencia de gratificación es vivir la vida aceptando sus vaivenes. @irmavcoach

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