Opinión

El arte de ser familia: Amor sano, cimiento de una relación

“Vivir en pareja es un acto de amor. Afecto que es importante atender y cultivar día a día”
jueves, 07 marzo 2019

La vida en pareja para muchos es una aspiración y una meta personal, para otros puede ser una negación total de su independencia. Todo depende de los modelos previos que hemos tenido como referencia de nuestros padres o adultos significativos y de la relación que construimos en la vinculación con papá o mamá. Estos patrones están además impregnados de características culturales de acuerdo a la sociedad en la que nos desenvolvemos y constituye en síntesis el marco de pensamientos y creencias que inducen nuestro comportamiento ante el desempeño de ser pareja. En ella se reflejan como en un espejo los conflictos sin resolver de cada uno de los miembros de la diada pareja y las interferencias mismas de sus sistemas familiares de origen.

Nadie puede negar que el amor es un ingrediente fundamental, visto el amor más allá de un sentimiento ciego y pasional; para asumirlo como sentimiento de validación y aceptación plena del ser tal y como es, sin juicios, críticas y más sin pretender cambiarlo para amoldarlo a nuestro sentir.

Es muy frecuente escuchar o expresar la frase “Mi pareja ideal es…” y la pareja ideal no es más que eso un ideal, un encantamiento, es la ceguera que no permite que veamos a la otra persona como es, sino que vemos en el todo aquello que necesitamos, que sentimos nos lleva a compensar un vacío o una necesidad que no ha sido cubierta en nuestro sistema familiar, o por nuestros padres.

Lo más sano es reconocer que el amor es espontáneo y no condicional, que aquel o aquella que llegue a nuestra vida es una persona común, a la que acepto y es tan imperfecto como yo. Desde un amor real, una pareja real, a la que me uno tomándolo totalmente, aceptando y reconociendo mis propias necesidades sin hacerlo responsable de asumirlas donde quizás dentro de la relación algunas puedan ser compensadas y quizás otras no.

El amor es la semilla de la relación y la debemos cultivar, cuidar y nutrir de manera constante. El amor no es egoísta, es paciente, no es rival; cuando entramos en las rivalidades de poder y competencia en la pareja abonamos a la separación.

Querer cambiar a nuestra pareja es irrespetarle, es faltar a su amor; aquí radica una de las más significativas crisis por la que atraviesa una relación de pareja, la cual resulta de la dificultad de percibirlo genuinamente y en consecuencia comprenderlo; generándose con ello interferencias en la comunicación y la intimidad, donde ambos se culpan y ninguno se responsabiliza de sus propios comportamientos. Esto se debe a que ninguno da respuesta a las expectativas previas creando una retroalimentación negativa en el seno de la pareja y se transforma luego en una fuente significativa de conflictos.

Ante esta situación cada miembro de la pareja adopta defensas o barreras de protección que les impiden hacer frente a sus conflictos y detienen el proceso de desarrollo y evolución de la pareja. Las reacciones de defensa que cada uno emplea pueden ser motivadas al mismo tiempo por las diferentes expectativas y necesidades, conscientes o inconscientes, de ambos individuos y que afloraron a la hora de elegir pareja.

Vivir en pareja es un acto de amor. Afecto que es importante atender y cultivar día a día. El amor real es el verdadero reto de las parejas de todos los tiempos. Amarse tal cual se es, sin mascaras ni artificios siendo auténticamente Tú, auténticamente YO, para construir un NOSOTROS auténtico, pleno y equilibrado.

 

@irmavcoach

 

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