Opinión

¿Educar para qué?   

Los ciudadanos de un país deben esforzarse por producir los bienes que sus conciudadanos consumen
jueves, 22 septiembre 2022

La educación del ser humano debe tener un objetivo claramente definido. Se debe formar para mejorar los niveles de convivencia, mediante la promoción de valores que partan de la enseñanza y del ejemplo.

También, y en los mismos términos, debemos enseñar respeto y amor por la familia, el prójimo, la naturaleza, los animales, las plantas y en general, por este planeta, que es nuestro y de las generaciones por venir.

Debemos enseñar que se debe vivir una vida digna y ordenada, y para ello es importante el absoluto respeto por las leyes y sus reglamentos, por lo que quiso decir el legislador y no por lo que, discrecionalmente, desea interpretar su lector.

Debemos fomentar aquella educación que propicia conductas apegadas a principios éticos y valores morales.

Es fundamental enseñar disciplina: que los padres sean quienes señalen el camino y que los niños les obedezcan. Deben enseñarle a los seres humanos a querer el trabajo, a amar esa actividad que produce satisfacciones, bienes y servicios.

De hecho, ese, el trabajo, debe ser uno de los mas importantes  objetivos de la vida.

Los ciudadanos de un país deben esforzarse por producir los bienes que sus conciudadanos consumen. Por ejemplo, es nuestro hábito consumir arepas de maíz, pero solo producimos 50 % de lo que consumimos; en vez de importar el otro 50 %, sembremos yuca, ocumo y ñame, por decir unos pocos, y elaboremos nuestro plato favorito añadiendo, a la masa del maíz, un complemento de harina producida con estos productos.

Procesemos estos tubérculos, y hagamos  harinas de ellos.

Debemos educar para la vida, por lo cual se debe disponer de una primera etapa de educación básica de 10 años: materno-infantil (desde un año hasta los 5 años) y luego 6 años más de una educación primaria integral en la cual el niño permanecerá en la escuela desde las 7:00 de la mañana hasta las 18:00 o 6:00 p.m.

Allí obtendrá la alimentación requerida, efectuará ejercicios y deportes, se formará para que entienda de artes, de literatura, de ciencias y se familiarizará con ciertos oficios; hará hincapié en la lectura (profusa), la matemática, el lenguaje y la computación (como recientemente lo están haciendo los japoneses).

El segundo nivel de enseñanza debe seguir siendo sobres valores que les permita mejorar la convivencia y sobre tópicos que permita a los jóvenes prepararse en literatura, artes y ciencias, de forma tal que, al terminar ese nivel de enseñanza, ya pueda pintar, tocar un instrumento, operar un torno, reparar un equipo mecánico, eléctrico o electrónico.

Es el nivel intermedio de las artes y de las ciencias.

Luego viene el tercer nivel de formación, en el cual el individuo, sin dejar de practicar una conducta con valores éticos, irá perfeccionando sus conocimientos en una especialidad, interactuando con el aula y taller, y adquiriendo los conocimientos y experiencia mínima necesaria como para iniciarse en el desempeño franco de cualquier función.

Posteriormente a esto, seguirá ese proceso de aprendizaje y especialización que nunca mas deberá finalizar.

El resultado tendrá que ser un desarrollo integral equilibrado.

Solo con ese proceso de educación integradora de lo ético con las ciencias y las artes, podremos crecer en armonía.

En la práctica, esto se traduce en que debemos explotar nuestros bosque racionalmente, cosechando la madera y transformándola, con mano de obra nacional, en muebles, cartón, papel y otros. De igual manera, debe ocurrir con nuestras minas.

Del país no debería salir una sola tonelada de hierro, un barril de petróleo o un kilo de oro, sin haber sido debidamente  procesado en alguna forma. Lo propio debe ocurrir con los productos agrícolas.

La educación debe ser enfocada, no para otorgar títulos, que solo sirven para identificar, sino para cultivar el genio creador, productivo y humano en nuestros niños.

Esto sí es desarrollo; hacia ello debemos volcar todos nuestros esfuerzos. La política, la economía y la sociedad en general, debe enfocar  su atención y esfuerzos en componer un sistema educativo, que como decíamos al principio, esté dirigido a crear un ser humano equilibrado, con formación ética, humanística y  científica, enfocado en hacer de este, un mundo mejor.

“Se puede decir que no hay países subdesarrollados, sino mal gestionados”. Peter Drucker.   

Peter Drucker nació en Viena, Austria y desarrolló su carrera en California, Estados Unidos. Fue abogado de profesión, tratadista, profesor y consultor de grandes corporaciones. Escribió mas de 35 libros. Es uno de los padres de la Gerencia moderna.       

CE.mgarciat84@gmail.com

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