Educar para la compasión
Ser parte de una sociedad, del mundo, implica tener en cuenta la realidad que nos rodea y, la realidad para cada quien es una experiencia o manifestación completamente diferente. La vida son compases altos y bajos, cada uno tiene una razón de ser, un significado que en definitiva nos habla de lo que está allí y con lo que además tenemos que aprender a coexistir.
He allí una tarea clara y contundente en el arte de ser padres, que si bien es cierto es primordial proteger a los hijos de la turbulencia social y humana que debate la existente realidad, también es cierto que es necesario como padres mostrarles el mundo tal cual es, abrir sus ojos ante una realidad que puede ser atractiva o no, pero realidad es; el cuidado es irlo mostrando con la cautela necesaria de acuerdo a su edad y capacidad cognitiva.
En el arte de ser padres es necesario educar a los hijos para la compasión, el ser sensible a las coyunturas de los demás, a que aunque no sea su propia realidad acepte que para otros si los es y tiene significado. Educarlos para la compasión pasa por descubrir momentos educativos en los que instruyamos a los hijos a comprender las situaciones que viven otras personas.
Es explicarles que es la equidad y la justicia como valores indispensables de la coexistencia social. Es permitirles palpar un mundo con marcadas diferencias sociales, culturales, así como también, poner ante sí las infinitas posibilidades de cambio, evolución y transformación que pueden surgir,. Es hacerles vivenciar la experiencia de aquellos que han aportado significado valioso al mundo, de manera que puedan comprender que la gente unida es capaz de proporcionar nuevos matices a la realidad.
Muchos padres piensan que es mejor mantener a los hijos alejados de los problemas y situaciones difíciles, por temor a preocuparlos o angustiarlos, es comprensible. Educarlos para la compasión pasa por ser cuidadosos en proyectar la realidad ante ellos mas no negarla; cada hijo es único y su capacidad de percepción muy propia, entonces debemos como padres aprender y exponer nuestras habilidades de comunicación e inteligencia emocional.
Educar a los hijos para la compasión es fomentar su conciencia social, el ser el mundo y parte del mundo, el hacer y tener un mundo donde todos tengamos una vida cada día una oportunidad. Es educarnos como padres para ser su mejor ejemplo, invitarlos como familia a ayudar a otros, a contribuir con los mas necesitados, el donar aquello que ya no se utiliza y que a alguien más le puede servir, es contribuir desinteresadamente entre otras cosas.
Es permitirles se transformadores de realidades. Convertirlos en seres humanos más receptivos, responsables, conscientes, sensibles, para que al llegar a la adultez, siempre estén dispuestos a ayudar a otros, así serán agentes de cambio y serán conscientemente parte de un todo.
En definitiva, mostrarles los distintos matices de la realidad a los hijos proporciona una experiencia de aprendizaje que los prepara para comprender lo variado y complejo de vivir pero al mismo tiempo los sensibiliza y hasta puede conducirlos a evaluar de qué manera pueden aportar a la transformación social.
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