Opinión

Edelca y Guayana

Haber trabajado en Edelca, tuvo que ser motivo de distinción y orgullo; un poco, como servirle al país, y haber sido recompensado con honor.
jueves, 27 agosto 2020

Edelca fue, en democracia (1958-1999), una de las pocas empresas del Estado, que estuvo bien gerenciada.

No solo existió para generar energía eléctrica; también resultó ser una celosa vigilante de sus aguas, para lo cual tuvo el mejor equipo humano y técnico en hidrografía. A su vez, fue casi la única vigilante de los bosques del sur y su muy diversificada fauna.

Protegió, a conciencia y con afecto, a los diferentes pueblos originarios, que como moradores de Guayana y en cierto modo, custodios de la naturaleza, fungieron de guardabosques y bomberos, en el combate de incendios, en la Gran Sabana, contribuyendo a mantener el frágil equilibrio de su ecosistema.

Poseía, además, un excelente y completo equipo de aviación (helicópteros, fundamentalmente), para la investigación, exploración y supervisión. Esta organización, aún antes de ser identificada con el nombre de Edelca, también se convirtió en pionera y firme soporte de la industrialización de nuestra región.

Recordemos la historia. El 29 de mayo de 1946, la Junta Revolucionaria de Gobierno de los Estados Unidos de Venezuela, presidida por don Rómulo Betancourt, en uno de sus primeros decretos, creó la Corporación Venezolana de Fomento (CVF).

En 1947, esta CVF contrató a la empresa americana, Burns & Roe, para preparar un anteproyecto de diseño, a objeto de presentar el Plan de Electrificación Nacional. Este estudio determinó, que para ello, era conveniente aprovechar los saltos del Bajo Caroní.

En 1953, la Junta Militar de Gobierno, creó una Comisión Especial para el estudio del Aprovechamiento Hidroeléctrico del Río Caroní, presidida por el ingeniero Rafael Alfonzo Ravard.

En 1955, el gobierno de Marcos Pérez Jiménez, por medio de esta comisión, decidió dar inicio al plan y en 1956 se comienza la construcción de Macagua I. Esta obra fue ejecutada por la Campenon Bernard de Francia. Su objetivo fue generar energía para Puerto Ordaz y San Félix y para apoyar la naciente industrialización de Guayana, encabezadas por Sidor, la Orinoco Mining Company, Iron Mines Company y Alcasa.

El 23 de julio de 1963, se constituyó legalmente, Edelca, tutelada por la Corporación Venezolana de Guayana. Fue una de las empresas estrellas del Estado; una organización de excelencia, operando siempre con suma eficiencia. Supo, desde su inicio, escoger el mejor talento humano y de igual manera, mantenerlo.

Su multidisciplinario equipo técnico, y su ejecutoria, fue sobresaliente en todos los ámbitos. Este régimen, como no pudo embarrar o matar su excelencia, decidió eliminarla y es así como el 11 de julio del 2008, termina su tutela con la CVG y traspasan sus activos, a una organización politizada, paquidérmica, descapitalizada e ineficiente; esa es Corpoelec.

Edelca y su obra. Venezuela es una potencia mundial y regional, en materia de energía hidroeléctrica, gracias a Edelca. Por su parte, Guayana, ocupa 50.7 % de la superficie del territorio nacional: 470.000 Km2. y es poseedora de la mayor biodiversidad del planeta.

El objeto establecido para Edelca, en sus estatutos, decía: “Producir, transformar y comercializar energía eléctrica de forma competitiva, confiable, eficiente y rentable, comprometida con la conservación del ambiente y promover el desarrollo industrial del país”.

Sin embargo, desde el principio, Edelca, fue más una empresa de construcción, que productora de energía eléctrica, pero, paulatinamente, esos roles se irían invirtiendo.

Macagua I, por ejemplo, fue la primera represa sobre el río Caroní. Se inició su construcción en 1955 y se terminó en 1961. Está localizada a 10 kilómetros de la desembocadura del río Caroní, en el Orinoco. Tiene seis unidades de 64 Mw. cada una, para un total de 384 Mw. En la actualidad, se encuentra fuera de servicio, desde el 2012, a la espera de recursos para ser repotenciada.

Macagua II. Está localizada a 10 kilómetros de la desembocadura del río Caroní, en el Orinoco. Posee 12 unidades de 260 Mw. c/u., para un total de 3.120 Mw.

Macagua III. Consta de dos generadores de 88 Mw cada una para un total de 176 Mw. Estas turbinas fueron emplazadas de forma tal, que descargaran sus aguas hacia el parque Cachamay, para mantener dichos saltos.

Represa de Caruachi. Está localizada a 35 kilómetros de la desembocadura del río Caroní, en el Orinoco. Su construcción se inició en agosto de 1997 y se inauguró el 31 de marzo del 2006. Está constituida por 12 generadores de 180 Mw c/u, para un total de 2.160 Mw.

Tocoma. El proyecto inició en 2002, con los movimientos de tierra y en el 2005 se inició las obras civiles. Está localizada a 85 kilómetros de la desembocadura del río Caroní, en el Orinoco. Al 2020, 87,19 % de la obra civil está concluida. Esta, es una represa para la cual se proyectaron 10 unidades de 216 Mw c/u, para un total de 2.160 Mw.

La represa debió entrar en funcionamiento en el 2012. En la actualidad, agosto del 2020, aún no ha sido colocada, una sola turbina para su funcionamiento. Se esperan los recursos para proseguir su construcción.

Represa de Guri. Su primera etapa de construcción, se inició en agosto de 1963 y se terminó en 1968, con 10 unidades y un total de 2.065 Mw. La segunda etapa, también de 10 unidades adicionales, añade 7.300 Mw, para un total de 9.365 Mw. Esta segunda etapa se concluye en 1986.

Guri está localizada a 100 kilómetros de la desembocadura del río Caroní, en el Orinoco. La capacidad de generación de este sistema o conjunto de represas, está en el orden de los 17.000 Mw, equivalente a la producción de unos 510.000 barriles diarios de petróleo.

Falta por construir, cuatro represas adicionales, proyectadas aguas arriba, que sumarían unos 10.300 Mw. Se trata de las represas Tayucai a 14 kilómetros aguas arriba de la represa de Guri y las de Aripichi y Eutobarima; también la Aurima, en el río Paraguas.

Líneas de alta tensión y sub-estaciones

En la medida en que el plan de electrificación del Caroní fue tomando forma y creciendo con sus represas y patios de distribución, también fue hilvanándose la construcción de subestaciones y líneas de alta tensión, las cuales, al día de hoy, sobrepasan los 5.700 kilómetros. Algunas de ellas utilizan tecnología de punta o super voltaje (800) Kv.

Estado de la industria eléctrica

La industria eléctrica de Venezuela, (generación, transporte y distribución), está en avanzado de descomposición. Sus instalaciones y equipos, requieren un urgente y severo mantenimiento, y/o reposición de muchos de ellos, entre otras razones, debido a su estado de avanzada obsolescencia.

También se hace imprescindible, entrenar nuevos empleados y recuperar mucho del personal capaz, que renunció; para ello, debe restablecerse la cultura organizacional (ingresos, beneficios y clima) y los niveles de moral, que fueron severamente atacados, disminuidos o eliminados.

El negocio eléctrico y comentarios

Primero, debemos partir del principio que los productos que una empresa ofrece al mercado, deben ser pagados en su totalidad por el consumidor.

Por lo tanto, es inviable la opción por la cual el productor de energía eléctrica deba constituirse en “contribuyente” o donante, a su costo, de su producto, para un proceso de industrialización o de otra naturaleza.

Es el propio Estado, quien con políticas inteligentes, debe ofrecer estímulos que propicien ese proceso; ellas puede ser: garantías jurídicas, como la libre convertibilidad de la moneda y el derecho de repatriación de capitales y utilidades, o aseguramiento de la prestación de servicios confiables, y/o exoneración, para alguna empresa, de ciertos pagos de impuestos, entre otros, es así como el Estado puede y debe contribuir a la industrialización del país o de una región.

Como segundo punto, para el productor de energía (Corpoelec), los costos de producción son inexorablemente rígidos y por tanto, su producto (kw/h) vendido según las tarifas establecidas, deben ser cancelados puntualmente por el consumidor final.

En tercer lugar, el establecimiento de tarifas variables para los consumidores, dependiendo de sus niveles de ingresos, es un acto discriminatorio y como mínimo, inmoral.

El Estado debería preocuparse por propiciar el ofrecimiento de educación de calidad para elevar la eficiencia laboral y la generación de empleos dignos, con salarios que se equiparen con los del primer mundo, y de esa forma, el cliente, podrá pagar lo servicios que le hubieren prestado.

El cuarto aspecto es la intervención de los partidos políticos, que ha sido siempre una constante en todo lo que se refiere a empresas del Estado y más aún, cuando son de servicios. Esta práctica debe cesar y sus intervenciones deben tener lugar, exclusivamente en los términos que establezca la ley.

En todos los casos, el funcionamiento de una empresa de capital mixto o del Estado, debe desarrollarse sin intromisión partidista; la experiencia nos ha mostrado resultados desastrosos para el país, la empresa, los trabajadores y la comunidad en general.

En cualquier caso, lo ideal sería privatizar la prestación de servicios y crear una Junta Tripartita, reguladora del costo y calidad del servicio. Ella estaría compuesta por un representante del Estado, que fungirá de mediador, un representante de Fedecámaras y un representante del Bloque de Clientes.

La prestación de servicios en estas condiciones, garantizaría su calidad y el derecho a solicitar compensaciones, en los casos que correspondiera. Hoy, este derecho nos está vedado.

Para concluir, debo decir que haber trabajado en Edelca, tuvo que ser motivo de distinción y orgullo; un poco, como servirle al país, y haber sido recompensado con honor.

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