Opinión

Diálogo para el desarrollo/ ¿El diálogo es la solución?

Paulo Freire, el filósofo y pedagogo brasileño, dijo que "el DIÁLOGO no impone, no manipula, no domestica y no esloganiza".
jueves, 01 septiembre 2022

También decía Charlotte Bunch, norteamericana, activista de los DDHH y particularmente, de los de la mujer, que “la violencia racial, de género, sexual, religiosa y otras formas de discriminación y violencia, no pueden ser eliminados sin cambiar la cultura”.

Pero nosotros, también entendemos que modificar la cultura, significa más y mejor educación y nuevas leyes. Por otro lado, sabemos que modificar la educación y adaptar nuestras leyes, requeriría educadores y legisladores con diferente cultura, es decir, conocimientos y experiencias.

¿Cómo podremos entonces, salir de ese círculo vicioso que paraliza nuestra evolución y nos ancla al pasado?

Es cierto que existen avances tecnológicos que obligan a la modificación de conductas y que nos catapultan al futuro, sin aún proponérnoslo; por ejemplo, el automóvil sustituyó la carreta y las bestias como medio de locomoción; el avión redujo los tiempos de transporte, tanto para carga como para pasajeros y el milagroso Internet y celulares, creó una profunda revolución comunicacional con trascendencia a todas las esferas del quehacer humano.

Pero nuestro desarrollo personal integral está supeditado a uno aún mayor, que tiene que ver con nuestra transformación en el orden social.

Por ejemplo, en materia educativa, nuestros niños y jóvenes, aún van a clase para escuchar pasivamente a un maestro o profesor, transmitir sus “conocimientos”; y lo hace durante muy pocas horas al día. Vivimos en una sociedad en la cual vamos al médico para “curarnos”; no hay formalidad ni en el método, ni en la enseñanza de la prevención de enfermedades, excepto por algunas vacunas “obligatorias” en la edad infantil. Por el contrario, se nos “induce” a comer grasas y carbohidratos en exceso y sin control.

La medicina y la educación, en una sociedad más desarrollada, deberán trabajar unidas para incrementar la longevidad y prevenir enfermedades, más que curarlas; es más económico.

En realidad, la respuesta a todos los interrogantes y problemas de los seres humanos, está en el diálogo. Disculpen queridos lectores, la insistencia en este tema del diálogo, pero es que de no resolverse las interrogantes del una sociedad por esta vía, tendríamos entonces que estancarnos, como lo promueven algunas corrientes ideológicas, o recurrir a métodos de transculturización impuestos y foráneos, reñidos y quizás hasta antagónicos con nuestra historia y naturaleza.

De modo tal, que si escogemos la vía del diálogo, el verdadero, como debería ser, este tendrá que efectuarse entre miembros de una sociedad plural, sin discriminaciones, en igualdad de condiciones y con entera libertad.

Será necesario institucionalizar ese diálogo para que, por ejemplo, los trabajadores se vean representados y ellos a su vez, por medio de sus organizaciones naturales que son los sindicatos; también debe figurar el capital, mediante representantes de las diferentes cámaras de comercio del país; los técnicos, con sus respectivos colegios profesionales; la comunidad, mediante sus representantes en las asociaciones de vecinos; y el sector político, representado por los diputados, al igual que el Estado o Ejecutivo Nacional, por su presidente y hasta las iglesias. Estos son, en esencia, los principales actores de una sociedad plural.

Ellos son los responsables por el destino de los ciudadanos de una nación; son quienes deben organizarse para iniciar el diálogo, elaborar la agenda e iniciar la acción para ir dando forma al tipo de sociedad que queremos.

Es censurable que la nación se estanque por no determinar un norte, por no definir colectivamente un patrón de conducta en esos aspectos fundamentales que amenazan la vida, como lo son: el medio ambiente, el crecimiento demográfico y las fuentes de energía a utilizarse. Estos tres parámetros, por ahora, deben ser profusamente discutidos hasta llegar por unanimidad, a ciertos acuerdos a nivel nacional y hasta universal.

Con la definición, aunque sea de manera transitoria, de estos grandes interrogantes, ya podremos planificar una mejor convivencia económica, política y social.

Pero debe insistirse, que para todo tipo de acuerdo, se hace imprescindible una “comunidad de diálogo” como la antes definida, o con las variantes que ella acuerde, y que dicho dialogo, debe realizarse en términos de libertad e igualdad por parte de todos los participantes, entendiéndose, que los acuerdos a los cuales se llegara en dicha comunidad de diálogo, tendrán que ser por unanimidad.

Esta es la vía más lógica, libre y democrática, necesaria para buscar y encontrar solución a los problemas de nuestra sociedad.

“El verdadero destructor de las libertades del pueblo, es aquel que le reparte regalos, donaciones y beneficios al mismo”. Plutarco.

CE.mgarciat84@gmail.com

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