Desarrollo tecnológico con subdesarrollo social
Los hombres del neandertal, vivían en grutas y cuando fueron evolucionando, también lo hicieron socialmente, por lo cual constituyeron pequeñas aldeas; con certeza, coexistían, para en primer lugar, procurarse compañía, tal como lo establece Abraham Maslow en su “pirámide de necesidades”, y luego, para defenderse de depredadores y obtener, colectivamente, alimentos provenientes de la caza, la pesca y la recolección de frutos y tubérculos.
Se presume que en cuanto fraguó ese amago de sociedad, brotó el concepto y praxis del poder, del liderazgo y de la política.
El ejercicio de estos, como era lógico, lo asumiría, en esa época, el más sabio, el más viejo por su experiencia y conocimientos, o el más fuerte, dependiendo, por supuesto, de la cultura desarrollada por el grupo respectivo.
Desde entonces, pasaron miles de años hasta que se descubrió el fuego y la rueda; también se inventó la imprenta y se produjo electricidad; se desarrolló el teléfono y la computadora, esa maravilla del siglo XX; y el Internet, prodigio tecnológico, aún mayor; y hasta fuimos capaces de llegar a la Luna y a Marte.
Todos estos, fueron impresionantes avances del hombre, de su capacidad de innovación y carácter emprendedor; fueron conquistas que obtuvo, flanqueadas por la ciencia y la tecnología.
Fue el estudio sostenido, tesonero y el trabajo arduo, lo que nos trajo a este mundo tecnológico ultramoderno, casi maravilloso. Lástima que en lo social, el individuo, no fue capaz de realizar los avances humanísticos, legales y organizacionales suficientes, como para garantizar una sana convivencia con sus pares y con el medio ambiente.
Lo que sí promovió, fueron infelices transformaciones y adoptó insatisfactorios modos de conducción y de vida; ejemplo de estas torpezas, son las estatización, las centralizaciónes excesivas de Estado y el exceso de paternalismos gubernamentales, entre otras.
Mientras la tecnología creció exponencialmente, socialmente, muy poco desarrollo hemos podido experimentar; lo más preocupante es que esta brecha, día a día va en aumento, distanciando cada vez más a los países desarrollados, de los impropiamente llamados “tercermundistas”.
Por otra parte, este boquete social, producto de ese desbalance, propicia desequilibrios económicos severos y sus consecuencias son, entre otras, balanzas de pago negativas para los países pobres, endeudamientos severos, miseria extrema, abandono social de la población, en muchas naciones y una impresionante presión migratoria, como la que hoy se experimenta en Europa, USA y Canadá.
Desde siempre, la política fue preocupación del hombre y los grandes pensadores, hicieron de ella su “adorado tormento”. Algunos desarrollaron códigos de moral, basados en la bondad y el respeto, como medio para que la gente pudiera convivir en armonía. Otros, por ejemplo, dedicaron gran parte de su tiempo y genio, a buscar respuestas para el ordenamiento de la sociedad, más no a través de la política, pues siempre se ha pensado y mil veces quedó demostrado, que ella carece de valores éticos. También hubo personajes que creían que el hombre era bueno por naturaleza, pero que forzado por la sociedad, se corrompía.
Estos crearon la concepción de democracia, la cual se entendía como la voluntad de los ciudadanos libres e iguales para llegar a la materialización de un “contrato social”.
El Estado se vio como un cuerpo colectivo y moral, formado por ciudadanos fundamentalmente iguales, capaces de deliberar una vez que estaban suficientemente informados.
Para estos pensadores, “nadie debía ser tan pobre como para tener que vender su voluntad, ni tan rico como para poder comprarla”, apreciación esta, que el tiempo demostró equivocada.
También tuvimos a un Montesquieu, padre de la “separación de los poderes”, (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), quien con su propuesta, complementó y perfeccionó la democracia. Karl Marx, por su parte, filósofo alemán y padre del “socialismo científico” del siglo XIX, también debutó por la pasarela de la historia.
Disertó sobre: “El activismo político como método de lucha”; “la recurrencia de las crisis económicas”, como sepultura del capitalismo; “las ganancias desmedidas y el monopolio con concentración excesiva de capital”, como amenaza para el mundo, al igual que la “globalización”.
Alguna de sus citas más famosas, fueron: “El motor de la historia es la lucha de clases”; “La religión es el opio de los pueblos.
Desde el siglo XVIII en adelante, las sociedades hicieron pingües avances, cuando comenzaron a rebelarse contra las monarquías de turno.
A partir de entonces, unas, decidieron adoptar gobiernos autoritarios de izquierda y otras, sistemas democráticos. En esos sistemas, a diferencia de los primitivos, en ninguno Estado gobierna el más viejo o el más sabio, sino el más fuerte, el más audaz, el más astuto, el que más grita o lo que es casi igual, el que más dinero tiene. Nunca se desarrolló un sistema de convivencia política suficientemente cohesivo, justo y equitativo y ello ha impedido el avance social necesario para ir equiparándonos al desarrollo tecnológico.
Dado ese enanismo social que aún vivimos, hay quienes han propuesto una especie de gobierno colectivo y democrático que consiste en mantener un “Estado muy pequeño” (nada nuevo), constituido por tres miembros, elegidos por sus respectivas facciones, a las cuales representará como importantes sectores de la nación; ellos son el laboral, el productivo y el político, gobernando todos por consenso.
Esta forma de liderazgo colectivo con alternabilidad periódica, será, indiscutiblemente, una prometedora alternativa; una que escuche más las propuestas del pueblo y que las procese tomando en cuenta los resultados de referéndum que periódicamente, deberán efectuarse.
Hay quienes estamos convencidos que en lo social, aún hace falta mucha investigación sería y desarrollo, que ofrezcan propuestas válidas para toda la sociedad.
Da la impresión que se requiere aún, de mucho estudio e innovación en materia social, política y económica, para modificar nuestro sistema de convivencia colectiva, haciéndolo más humano, pero también, económicamente factible; y no se trata de más socialismo del fracasado, sino de capitalismo más responsable.
No se puede entender, por ejemplo, que el hombre pueda tripular una moderna aeronave y vuele a una velocidad supersónica, y por otro lado, habite en una insalubre barracas con piso de tierra y techo de lata.
Tampoco se puede asimilar el que el ser humano, mediante un moderno dispositivo como el celular, pueda comunicarse -voz e imagen- con otro ser, a miles de kilómetros de distancia, y sin embargo, aún hay niños que van a la escuela con hambre y mal vestidos.
Es incomprensible, que el ser humano haya llegado a la luna y algunos otros, deben montar en mulas, los bienes que producen en sus conucos, para transportarlos al mercado; resulta incomprensible e inaceptable, que hoy en dia se puedan hacer trasplantes de corazón con equipos robotizados, y que millones de seres humanos, fallezcan por falta de una simple vacuna.
Nuestro sistema judicial y político, no puede permitir que ciertos gobernantes manipulen a su antojo, un sistema electoral, con la intención de perpetuarse en el poder y que no exista instancia de apelación válido.
Debemos ser implacables con la modernización de nuestros sistemas sociales para hacerlos más equitativos y sensibles a las necesidades humanas.
Debemos mostrar más empeño en realizar investigaciones serias que permitan instaurar formas de convivencia colectivas más equitativas, llámense como se llamen.
Tambien requerimos realizar estudios formales y efectivos para la creación de instituciones internacionales que garanticen la justicia y la libertad de los ciudadanos, bajo cualquier sistema de gobierno; no se entiende que ni la OEA, ni las Naciones Unidas, nada puedan hacer hoy por liberar de dictaduras a muchos paises; esto nos obliga a estudiar los cambios a realizar en sus estatutos, o en su lugar, fundar una nueva institución que garantice, por encima de cualquier principio de ” libre determinación”, el respeto a las libertades de los ciudadanos, que está por encima del de “autodeterminación de los pueblos”.
El objetivo en el mundo, debe ser, crear desarrollo equilibrado, tecnológico y social, como unica alternativa para hacer más feliz a los seres humanos. El subdesarrollo social se traduce en desinversion en educación y cultura, formación de valores, vivienda, transporte público y asistencia social.
La combinación, de mucho avance tecnológico con olvido social, ha sido y será un detonante político, como los vividos con el Caracazo y luego con la tragedia del las elecciones de 1998, de cuyo revés, aún no nos hemos recuperado.
“UN PAIS GRANDE Y DE VALORES, SE FORJA ESTUDIANDO Y TRABAJANDO DURO”.
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