Opinión

Depresión en el deportista, otro rival silencioso

En el deporte solemos hablar de victorias, récords y esfuerzo, pero poco se conversa sobre lo que siente el atleta fuera de la competencia.
José Cedeño
domingo, 30 noviembre 2025

En el deporte solemos hablar de victorias, récords y esfuerzo, pero poco se conversa sobre lo que siente el atleta fuera de la competencia. Se puede hablar de la depresión, que de forma específica es un trastorno mental, considerado como un rival invisible que no se mide en estadísticas, pero que puede derribar al más fuerte. No es una simple tristeza ni un mal momento, es un peso que apaga la motivación, roba la energía y hace que hasta el entrenamiento más sencillo se vuelva una montaña. Es como entrar al campo de juego de fútbol con una defensa extra en contra, que no se ve, pero frena cada movimiento. Sin darse cuenta, puede afectar la confianza, el ánimo y hasta la forma de disfrutar del deporte, el reconocerla es el primer paso para ganarle este difícil partido.

Detrás de cada triunfo y cada medalla hay un enorme desgaste físico y emocional, en el cual el deportista carga con expectativas entre las que están, rendir siempre al máximo, cumplir con entrenadores, familia y aficionados. Cuando los resultados no llegan, aparecen la frustración, las dudas y un vacío que duele en silencio. Un ejemplo claro son los atletas que tras una lesión prolongada sienten que el reloj de su carrera se detuvo, mientras el mundo deportivo sigue avanzando. Otros, tras alcanzar una meta soñada, descubren un vacío, ya que la medalla en el cuello no basta para llenar lo que sienten por dentro, momentos que muestran que el éxito externo no siempre se traduce en bienestar emocional.

Lo más delicado es que muchos deportistas callan lo que sienten, ya que aún existe la idea equivocada de que hablar de emociones es mostrar debilidad, cuando en realidad reconocer la depresión es un acto de valentía. Conversar con un compañero, un entrenador o un ser querido puede marcar la diferencia en cuanto a la depresión que padece el o la deportista. El silencio, en cambio, fortalece a ese adversario invisible que se alimenta de la soledad y del miedo a ser juzgado, eso como jugar un partido en algunos deportes sin portero, tarde o temprano el rival marcará un tanto. La fortaleza del atleta no está solo en los músculos, sino también en su capacidad de pedir ayuda y aprender a expresar lo que se siente, que es tan importante como entrenar la técnica o la resistencia.

Combatir la depresión requiere disciplina, la misma que el atleta aplica en su preparación física, entre lo que está: dormir bien, mantener rutinas saludables, cuidar la alimentación y buscar espacios de descanso mental son pasos esenciales, así como es acudir a profesionales que orienten y acompañen el proceso. La mente, igual que el cuerpo, necesita entrenarse y cuidarse, es como cuidar los zapatos antes de un juego decisivo, es necesario prepararlo, si no, tarde o temprano fallará. Sin equilibrio emocional es muy difícil rendir al máximo nivel, el verdadero entrenamiento no solo está en la pista, el gimnasio, o cancha de juego, también está en la mente de cada deportista, es de reconocer que, cada pequeño hábito saludable suma para fortalecer la resiliencia y la estabilidad emocional.

La mayor victoria no siempre se mide en trofeos, medallas o en marcas, algunas veces, el triunfo más grande es levantarse cada día, reencontrar la pasión por lo que se hace y volver a disfrutar del deporte que tanto se ama. La depresión se combate con apoyo, disciplina y amor propio. Es como un partido de fútbol que no se gana con un gol aislado, sino con constancia, paciencia y trabajo en equipo. Cuidar la mente es tan importante como entrenar el físico, porque un atleta sano en ambos aspectos está listo para enfrentar cualquier reto, sin duda, es la jugada más importante de la vida. Amigas lectoras, amigos lectores, muchas gracias por su tiempo para con este espacio. Hasta la próxima, con el favor de Dios.

Para contactos: @Joseceden o Facebook / José E Cedeño GonzáLuis “lez (El hijo mayor de Otilia González).

 

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