Opinión

Decálogo de la mujer libre

Obvio que el factor opresión del machismo es el obstáculo frontal.
lunes, 15 junio 2020

He tenido la suerte y fortuna de ser siempre invitado a compartir mi visión y experiencia sobre la protección de los Derechos de las Mujeres, experiencia que he adquirido a lo largo de mi carrera profesional como abogado en la que he sido colaborador de decenas de proyectos en los que se aborda la protección de los derechos de las mujeres.

En una ocasión, nos propusieron en una actividad grupal a un grupo de caballeros que imagináramos desde una suerte de desdoblamiento, como sería para nosotros un mundo ideal femenino. Yo que siempre he concebido que los derechos de las minorías se asumen mejor desde la proposición, que desde la victimización, expresé lo que luego le daría forma de un pequeño decálogo. De esto hace poco más de 10 años.

Se trata de un ejercicio de imaginación en el que luego de varios años de trabajo y experiencia profesional en el tema de la violencia contra la mujer, realicé desde la pregunta que me hice a mi mismo después de ver tantos casos de mujeres violentadas: ¿Qué le impide a la mujer ser libre?

Obvio que el factor opresión del machismo es el obstáculo frontal, pero observé que muchas respuestas y herramientas están en lo interno de las propias mujeres, -está de más decir que ninguna mujer decide ser víctima-, pero dejar de serlo, sí depende exclusivamente de su decisión. Todas requieren de ayuda y apoyo externo, por ello desde mi visión masculina quiero entregarles este humilde aporte, al que siempre hago referencia en todas y cada una de las conferencias a las que he acudido.

Para ustedes mujeres: DECÁLOGO DE LA MUJER LIBRE.

ÁMATE. Ámate profundamente a ti misma como amas a Dios o como Dios te ama a ti. Siente amor por ti misma, nadie podrá amarte más de lo que tú misma te ames. Aunque suene egoísta, ámate primero tú y luego a los demás.

GÚSTATE. Mantente enamorada de ti misma, no se trata de narcisismo ni de vanidad, pero mantente bella, arréglate y acicálate para ti, luego para los demás. A la medida en que te gustes, de seguro le gustarás a todos. Aprende a sentirte a gusto con tu cuerpo tal y como eres y si hay algo que no te guste piensa primero si eso realmente no te gusta a ti o a los demás. Si la respuesta es a ti, pues busca la manera de mejorar ese aspecto que no te gusta, busca ayuda.

RESPÉTATE. Aprende a reconocer tus límites, hasta donde eres capaz de tolerar una situación. Actúa con firmeza cuando sean superados tus propios límites, no toleres algo que sabes que te hace daño, esas transgresiones que permites de tus propios límites, aunque no lo creas pueden en ocasiones costarte hasta la vida misma.

ESPIRITUALÍZATE. Conócete a ti misma, aprende a comunicarte con tu yo interior. Aprende a meditar, mantén un nivel de conciencia con tu propia realidad. Si deseas hacerlo a través de la religión, hazlo pero que ello no implique que te impongan nuevos dogmas de dependencia o te minimicen por tu género, porque una cosa es religiosidad y otra espiritualidad.

EDÚCATE. Mientras más culta seas, menos víctima serás de tu entorno. Estudia, profesionalízate, culturízate, aprende lo que te guste, toma un curso, prepárate a nuevos conocimientos, aprende algo con lo que puedas ser independiente. El estudio no necesariamente tiene que ser un doctorado en física cuántica; con aprender algo nuevo, un arte, una técnica un quehacer o una actividad que te ayude a independizarte, estarás fortaleciendo tu autoestima y estarás activando tu entorno de prosperidad.

TRABAJA. No dependas de que otro produzca los recursos económicos para tu disponer de ellos. Ser el bastión del hogar no es excusa, hay infinitos trabajos que puedes realizar desde el hogar. Organiza tu tiempo, ese es el secreto.

PREPÁRATE. Procura aprender las habilidades básicas de la vida moderna. Leer y escribir, nadar, andar en bicicleta, dominar la computadora, conducir vehículo, hablar otro idioma y cualquier otro oficio que te ayude a mantenerte activa con la sociedad moderna, siéntete viva y en armonía con tu entorno, mantente actualizada.

INDEPENDÍZATE. No dependas de nadie. Habrá algunos aspectos en el que necesites reciprocidad como el amor, pero una cosa es dar y recibir y otra es depender. Cuando alguien no te corresponda no te ates a él, por el contrario suéltate y despega, muchas veces ese es el estímulo para alcanzar cosas nuevas.

SEXUALÍZATE. Ábrete a tu propia sexualidad, deja los tabúes a un lado, disfruta tu sexualidad a plenitud, que seas tú la que decida dónde, cómo, con quién y que disfrutar del sexo, sin que ello implique que incurras en promiscuidad. Rompe con el paradigma de que son el “sexo débil” y con el sexista estigma de “prostituta”. A fin de cuentas si has tenido varias parejas a lo largo de tu vida, has llevado la vida sexual del hombre promedio. Que el género tampoco sea el límite o una cárcel para tu sexualidad.

SÉ FELIZ. No olvides nunca ser feliz. Hagas lo que hagas, pase lo que pase no olvides jamás ser feliz. No caigas en depresión, mantén tu autoestima en alto, que nadie te la minimice. Si has de llorar, hazlo, pero no te aferres al dolor. El dolor es pasajero por ello pasará, en cambio la felicidad puedes hacerla perenne. LA FELICIDAD NO ES EL DESTINO, ES EL CAMINO A ELLA.

Miguel Vincenti
Abogado
Docente Universitario
Activista de DD.HH
Defensor de los DD.HH de las Mujeres y Niñas

@mail: defensatecnica05@gmail.com

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