Opinión

De Bad Bunny y Shakira a Sidor y los maestros

Pero seguro también estoy de que puede el Reggetonero hacer lo propio, en descargo a una posible situación de acoso en la que su derecho a la intimidad, imagen propia y al libre desenvolvimiento se pudieron ver afectados.
lunes, 16 enero 2023

El mundo gira cada vez más vertiginosamente, el pulso del planeta nos hace ver en total y permanente compulsión, como moléculas de un todo circulando a ritmo trepidante en búsqueda o en apetencia de algo y en el frenesí de ese algo o ese “quiero” es en el que flaqueamos, pecamos y hasta violamos la ley, muchas veces sin darnos cuenta y otras muchas veces con toda conciencia e intención.

Si aún no perciben de que va mi artículo de hoy, les invito a que iniciemos con una reflexión en forma de interrogante ¿De quién es la obligación de cumplir la ley?

Si su respuesta fue: Del Estado, le invito a que deje de leer estas líneas y continúe con sus ocupaciones habituales sin mayor resquemor. Ahora si usted respondió: De Todos, le doy la bienvenida a mis líneas y le invito a que abra su mente y comencemos por implantar allí de manera inamovible este pensamiento: “Todo hecho de la vida y la naturaleza y todo quehacer humano está atado intrínsecamente al derecho”.

Hecho el anterior ejercicio le propongo a usted como lector que imagine cualquier situación por inverosímil que parezca, y piense como esa situación está atada el Derecho, si le parece complicado comienzo yo para ilustrarlo.

Tomemos el tendencioso acontecimiento protagonizado por el ultra famoso cantante de música urbana Benito Antonio Martínez Ocasio, mejor conocido como Bad Bunny, en el que arrojó al mar un celular de una fanática que se le abalanzó dispositivo en mano para hacerse junto al cantante la tan valiosa “selfie”.

Desconozco en cual país del mundo ocurrió el acontecimiento, pero seguro estoy que existen en el lugar leyes que regulen los daños y perjuicios ocasionados por terceros a bienes y personas, en el caso de que la joven desee iniciar una acción judicial para procurar un resarcimiento.

Pero seguro también estoy de que puede el Reggetonero hacer lo propio, en descargo a una posible situación de acoso en la que su derecho a la intimidad, imagen propia y al libre desenvolvimiento se pudieron ver afectados.

Si aún no capta esto que pretendo ilustrarle, lo invito ahora que ponga de ejemplo la discordia sentimental más mercadeada en la historia mundial contemporánea, si, esa, la de Shakira y Piqué.

¿Acaso no puede esta discordia tener consecuencias legales? Muchos afirman que Shakira no tendría responsabilidad legal alguna, debido a que no mencionó algún nombre más allá de las marcas de vehículos y relojes aunque en lo particular considero, que quien dice eso es por que desconoce figuras jurídicas como la de Víctima Subyacente o la de Ofensa Figurada, o ¿es que nadie sabe a quién se refiere la Barranquillera a lo largo de la canción? De manera que es posible que un juicio por daños y perjuicio pueda que la salPIQUE.

Ahora bien, usted que continuó leyendo por que respondió correctamente a la pregunta inicialmente formulada, o usted que a pesar de responder mal y de haberlo invitado a abandonar la lectura siguió leyendo en ejercicio a su Derecho al libre desenvolvimiento de su personalidad, se siguen preguntando ¿Pero que tiene que ver Bad Bunny y Shakira con los Sidoristas y nuestros Maestros?

Que así como los cantantes ensalzados en redes pudieran tener responsabilidades legales por sus acciones, el Estado Venezolano tiene total responsabilidad por las acciones u omisiones cometidas en perjuicio de los trabajadores y de los maestros, pues la respuesta correcta a la pregunta formulada al inicio es que todos tenemos responsabilidad ante la Ley, mucho más el Estado que se constituye en principal garante del cumplimiento de ésta.

El Derecho al salario digno es un Derecho Fundamental y como Derecho es una condición intrínseca al ser humano que no le puede ser desposeída, tampoco deben ser sometidos los ciudadanos a un esquema de condiciones para disfrutar plenamente un derecho cuya estructura en la ley es de libre disposición, es decir, que gozamos de esos derechos sin mayor condición que el simple establecimiento en la norma que lo recoge.

Las condiciones laborales, tanto de los trabajadores de las empresas básicas como de los maestros a nivel nacional, son especies altamente protegidas, desde nuestra Constitución, pasando por las leyes de carácter universal hasta las convenciones colectivas, por ello estas deben respetarse de manera infranqueable y sin excusas.

Los trabajadores y maestros son parte integrante del bastión que soporta toda nación, sin ellos la consecución del Estado como la define la Constitución es imposible, pues solo y exclusivamente a través de estos y de nadie más, es viable la producción económica por un lado y la adquisición de los conocimientos y el desarrollo de las capacidades como herramientas universales para lograr el bienestar.

Es tarea de todos cumplir la Ley, pero también es nuestro derecho reclamar cuando la ley ha sido incumplida en nuestro detrimento, es en este ejercicio de acción y resultado como veremos a la ley actuar y al derecho como herramienta para resolver los conflictos humanos, tengan estos su origen en las circunstancias de la vida, la naturaleza o en las pasiones y resoluciones humanas.

Habremos alcanzado una posición de prestigio como sociedad cuando entendamos que toda persona tiene y posee nuestros mismos derechos y que en la medida que yo tenga disposición de respetarlos, serán respetados también los míos, sea quien sea la otra persona, Bad Bunny, Shakira o Piqué, un particular o el Estado mismo, finalmente como lo proclamó Benito Juárez aun con plena vigencia “El respeto al derecho ajeno es la paz”.

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