Opinión

Cuenta la Leyenda: Volvemos a la arepa

Una de las tareas la cual siempre consideré la más engorrosa era moler el maíz que ya estaba sancochado desde la noche. 
sábado, 07 noviembre 2020

Recuerdo en mi infancia ( 9 años de edad ) cuando sonaban los pocos trastes en la humilde cocina de la casa donde vivía con mi madre y hermanos, esa era la señal para levantarse y dedicarse cada quien de sus responsabilidades y colaborar con la economía de la vivienda.

Cargar agua en recipientes desde un llenadero que estaba a más de 200 metros de distancia, barrer y limpieza general, incluyendo el patio donde se tenían algunas gallinas ponedoras y de engorde, y otras tareas las cuales debían estar listas antes de las 8 de la mañana, hora de ir a la escuela del barrio, para estudiar y prepararse para el futuro; pero una de las tareas la cual siempre consideré la más engorrosa era moler el maíz que ya estaba sancochado desde la noche.

Esto se realizaba en un pequeño molino marca Corona, se comenzaba a girar una palanca con el brazo derecho, luego con el izquierdo, luego con los dos brazos, cuando la tarea estaba cumplida.

El cansancio era tremendo quedando exhausto, se le entregaba la masa a la “vieja” quien después de hacer los discos, los colocaba en un budare curado por el tiempo y uso, colocado entre tres piedras y full de leña en la parte baja, cuando habían transcurrido unos cinco o seis minutos estaba lista la arepa, esta era rellenada con mantequilla, queso y cualquier otra cosa que se pudiese encontrar en la alacena.

Transcurre el tiempo, mi madre decide regresar a la capital y nos cambia totalmente la vida y nuestras costumbres, para esta época ya mi hermano mayor cuenta 23 años y yo estoy por los 17 y todos trabajando en diferentes empresas donde pudimos enfilar hacia un futuro promisor, recientemente había caído la dictadura del General Marcos Evangelista Pérez Jiménez y estábamos estrenando una excelente democracia.

Asume el gobierno una Junta Militar, presidida por el militar más antiguo en el momento, el C/A Wolfgang Larrazábal Ugueto, este, luego se despoja de su uniforme y se lanza al ruedo político, entregando la presidencia a un excelente profesor universitario de la U.C.V. (poco recordado) “el flaco” Edgar Sanabria, quien en pocos meses realizó una buena gestión, le corresponde entregar al ganador de las elecciones libres y democráticas, llamado acertadamente “el padre de la democracia en Venezuela, Sr. Rómulo Betancourt.

Venezuela inmediatamente comienza una nueva etapa histórica, vienen muchas inversiones extranjeras y muchas oportunidades de trabajo, es aquí donde el protagonista de esta crónica, sin haberlo pensado se convierte en un icono de nuestra mesa criolla…

El 4 de junio del año 1954, un ingeniero, venezolano, nacido en Caracas, el día 12 de diciembre del año 1903, llamado: Luis Caballero Mejías Paz, registra una patente, que revolucionaria la gastronomía venezolana, que nos obliga a olvidarnos del pilón y máquina de moler, se trata de la harina de maíz pre cocido, base de la popular y tradicional arepa.

Caballero Mejías intentó hacer popular su invención bajo la marca “Harina Precocida La Arepera” sin embargo por problemas de salud se vio obligado a vender el invento al Dr. Mendoza Fleury, propietario de Empresas Polar. Ya aquí se acaba el engorroso proceso de pilar, cocer y moler.

A partir de esta mezcla solo basta agregarle agua y sal a la harina pre cocida para preparar, prácticamente en un santiamén el delicioso “manjar” criollo.

Caballero Mejías murió en Caracas el año 1959 y un año después salió al Mercado venezolano la conocida Harina Pan, bajo el slogan ¡SE ACABÓ LA PILADERA!, gracias Luis Caballero Mejías, también gracias al Dr. Lorenzo Mendoza Fleury.

Para este momento un kilo de la harina, aun no conocida, costaba al publico 0,75, o sea menos de un bolívar.

A mi memoria vienen los recuerdos que: hasta en las bodegas se lograba comprar una arepa de buen tamaño, plato básico en la mesa venezolana y colombiana, por el valor de una locha, o sea con un bolívar te entregaba 8 arepas, estas podían ser de maíz pilado, o maíz pelado, amarillo o blanco, como también se encontraba las famosas arepitas dulces (aquí en Guayana se conoce como orejones) se preparan con sabor a papelón y anís, acompañadas de quesito son exquisitas y las arepas andinas confeccionadas con harina de trigo y acompañadas con queso ahumado o de paramo.

De igual manera dependiendo de la región se logran algunos sabores distintos, es el caso de la arepa zuliana, la arepa pelada coriana, la arepa llanera, la guayanesa, la margariteña, y los rellenos también varían de acuerdo a los gustos de los comensales, lo cierto es que en cualquier rincón de nuestro país va a encontrar donde comerse una arepa.

En Maracaibo existen infinidad de locales, como también en Caracas, podemos recordar en Bello Monte las Mercedes, El Rosal, Av. Baralt.-y aquí en Puerto Ordaz, no podíamos ser excluidos, que se recuerde en Castillito, donde funcionó el primer local, la parte atrás del Hotel Embajador, al lado donde estaba Mercantil Electric, luego en la avenida Las Américas estaba el Sr. Simón Blanco y este negocio lo atendía el Sr. Humberto Goitia acompañado de su señora esposa, donde se encuentra Rest. El Chiquito, ahí estaba el Sr. Miguel Mérida con su esposa la señora Doris, en la carrera la Urbana la famosa Arepera El Arepazo Guayanés, en la actualidad está Alfonzo Fernández con su carromato Don Pepe en el Paseo Caroní y muchos más, pero todos con una extensa variedad de sabores y rellenos y sus identificación de nombre muy peculiares, “la Pelúa” “la Viuda” “la Dominó” “la Multisapida” etc.

Pero dejo de ultimo a los negocios de arepas más famosos de Caracas “Los Hermanos Álvarez” propiedad de una señora que había enviudado y se atrevió a venirse en un camioncito desde su tierra natal en el estado Trujillo con sus siete hijos llegando a vivir en la esquina de Cola de Pato en la parroquia San Juan, donde improvisó una venta de empanadas y posteriormente, frente a la Plaza Miranda alquiló un local al que identificaron como Hermanos Álvarez, ofreciendo sopas, mondongos y arepas, siendo el primer cliente que saboreó una arepa el señor Alfredo Sánchez Luna, quien luego se convirtió en el famoso tenor venezolano Alfredo Sadel.

Luego esta misma familia abrió espacio en la Gran Avenida, Sabana Grande, un segundo negocio y es donde nace la famosa Reina Pepeada, producto de una visita de la Reina de belleza Susana Duijm acompañada con su papá, le obsequiaron una arepa rellena de pollo, acompañada de petit poits, salsas y aguacate, ella trajeada con un vestido de lunares (pepas) y su belleza y título de reina fue lo que dio origen al nombre que llegó para quedarse la famosísima “Reina Pepeada” y la historia de este insigne venezolano debe ser conocida por las generaciones, pasadas, actuales y venideras: Luis Caballero Mejías Paz, nace el día 12 de diciembre de 1903.

Fue ingeniero y profesor venezolano dedicado a la investigación y la docencia en Venezuela a mediados del siglo XX, dejando importantes legados en el campo de la investigación.

Inició sus estudios primarios en el colegio francés en Caracas y en 1925 parte hacia Chile, ingresando a la Escuela de Artes y Oficios de Santiago de Chile, donde se licencia como ingeniero mecánico en 1929, complementando su formación en los Estados Unidos.

Carrera profesional
A su regreso a Venezuela, fue nombrado ingeniero jefe de los astilleros de Puerto Cabello, lugar donde comenzaría también su carrera de docente enseñando y formando las técnicas del oficio a los jóvenes trabajadores que tenía a su cargo. Posteriormente sería nombrado Jefe de Ferrocarriles en Santa Rosa (Quebrada Honda-Caracas) y en el año 1937 funda en la capital venezolana la Escuela Técnica Industrial de Venezuela, que posteriormente recibiría el honroso nombre de su fundador, Escuela Técnica Industrial Luis Caballero Mejías, en la actualidad Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela.

En 1958, fue nombrado responsable de la Dirección de educación artesanal, industrial y comercial (DARINCO) desde donde promovió una enorme reforma educativa en el país, fomentando sus enseñanzas técnicas a través de la creación de escuelas de oficios, escuelas técnicas, de agricultura, escuelas artesanales, e institutos de comercio entre otros.

Debido a su trabajo en el campo de la investigación técnica y la enseñanza el estado Venezolano, creó la Universidad Nacional Experimental Politécnica, UNEXPO, tres ciudades se ofrecieron para el establecimiento de esta Universidad, Caracas, Ciudad Guayana y Barquisimeto, siendo escogida esta última como sede principal, gracias a la campaña realizada por la Sociedad de Amigos de Barquisimeto (S.A.B.) con el apoyo del gobernador del Estado Lara, y de diversos medios de comunicación.

El 22 de septiembre de 1962, aparece en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela # 26958, el decreto # 864, donde se crea el Instituto Politécnico Superior con sede central en Barquisimeto en su honor el Vice-Rectorado en Caracas, fundado el 23 de Enero de 1974, lleva el nombre de Luis Caballero Mejías.

HONOR A QUIEN SE LO MERECE.

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