Opinión

Cuenta la leyenda: Santo Tomé de Guayana

La ciudad que fue perseguida por corsarios, bucaneros; filibusteros y hasta piratas, la ciudad que tuvo que defenderse sin ningún tipo de recurso y salvar con su sacrificio una de las más prometedoras provincias de Venezuela.
Evelio Lucero
miércoles, 16 julio 2025

Las ciudades son seres vivos, que nacen, viven y mueren al igual que los demás.

Unas son longevas, al igual que Jericó que acumula 8000 y tanto de años de ocupación continua, la más joven de todas ellas es Nueva Cádiz, en Cubagua que no duró 30 años. Unas se extienden perezosas, como echadas en chinchorros, en las orillas del mar; y otras se montan en paramos agrestes, colgadas de los riscos, asomándose a precipicios sin ninguna barrera protectora.

Las hay somnolientas en recuerdos, a las que les titula compensatorio y nada glorioso de “Patrimonio de la Humanidad” como debe ser, mientras otras son industriosas y activas en su afán de progreso. Las hay encerradas en murallas de autodefensa, que son también “cinturones de castidad” nada parecido a las ciudades caníbales que se van tragando a las poblaciones que antes fueron hermanas y vecinas.

De algunas solo se recuerda su nombre en los mapas de carretera y en las estadísticas; es que, como las mujeres honradas no tienen historia; envejecieron sin salir de su casa. Pero hay otras que fueron testigos de feroces y sangrientas batallas, conquistas y saqueos, manifiestos y revoluciones, iniciativas y fracasos, energía juvenil que se renueva en las nuevas generaciones. Algunas se enlazan en matrimonio con conveniencia, como lo hicieron Buda y Peste, para construir la capital de Hungría, otra se crean amancebadas o indecisas, como Caracas y Petare, Barcelona y Puerto La Cruz, las hay que lo dieron todo para fundar otras ciudades; de ejemplo tenemos al Tocuyo, mientras las demás se saciaron con la savia hasta convertirlas en periféricas.

Existen ciudades universitarias, petroleras, madereras, ganaderas, portuarias, de las naranjas, de los ríos, de los techos rojos, fronterizas y hasta contrabandistas, como también las hay viajeras, como Nueva Segovia (Barquisimeto) Altamira en (Barinas) San Felipe de Austria (Cariaco), muchas de ellas se fueron en paz, con la anuencia de los habitantes, buscando mejores maneras de vivir y criar a la familia.

Pero solo existe una, en la historia de la cultura occidental, que haya migrado siete veces, acosada, sangrante, fugitiva. La ciudad que fue perseguida por corsarios, bucaneros; filibusteros y hasta piratas, la ciudad que tuvo que defenderse sin ningún tipo de recurso y salvar con su sacrificio una de las más prometedoras provincias de Venezuela.

Esta breve historia se refiere a nuestra amada Santo Tome de Guayana; de la que se ha dicho que tiene siete fundaciones y nuestra amiga Hildaicia Cabello Requena, nos ha enseñado que no existe sino una sola fundación, lo demás son mudanzas, aclarando entonces que después de su fundación los demás fueron mudanzas o ubicación, los cuales son reseñados a continuación:

Primera Ubicación: en San Félix 1595-1619

Fundada por Don Antonio de Berrío para que sirviera de capital a una numerosa provincia entre el Orinoco y el Amazonas, destruida por las huestes del pirata Sir Walter Raleigh en 1618, en este periodo ocurre la desastrosa inmigración de 2000 peninsulares, la mayor salida de España en el siglo XVII, cuando Santo Tomé no contaba con recursos para acogerles.

Segunda Ubicación: por los lados de Chirica. 1619-1632

La traslada allí Fernando de Berrío, hijo del fundador, para que tenga mejores tierras de cultivo, sobre todo de tabaco, y sea más defendible de los ataques piratas. Pero los mismos vecinos la incendian cuando llega el pirata Adrien Janz, que solo se encuentra cenizas como producto del saqueo.

Tercera Ubicación: Por el Río Usupamo, cerca de Los Castillos, 1632-1637

El gobernador Monsalve la traslada a pesar de la oposición de los vecinos, se lleva el Cabildo y el libro de actas para establecer una especie de fuerte en donde el río es mas angosto. Pero no puede librarse de los piratas, ni de los ataques de los indios caribes los cuales eran dirigidos por los holandeses. Santo Tomé defiende nuestra Guayana con la sangre de pocos moradores.

Cuarta Ubicación: En Matanzas 1637-1642

Cuando llega el gobernador Diego López de Escobar, encuentra que los vecinos se niegan a seguir viviendo junto al Rio Usupamo porque, aunque pueda ser defendible no es habitable.

Tienen la mala suerte de que el pirata Adrien Janz, les sorprende en plena mudanza, roba los vasos sagrados y hace escarnio con las hostias, llega una expedición con 250 hombres de Santa Fe de Bogotá y a la nueva ciudad, en Matanzas, la denominan Del Santísimo Sacramento y de Guayana, el gobernador Martin Mendoza, nieto de Antonio De Berrio, decide que San José de Oruña, en Trinidad, debe ser la capital de Guayana.

Quinta Ubicación: Los Castillos 1642-1674

Se ha vuelto al concepto de que Santo Tomé de Guayana, sea el tapón del Orinoco, para que puedan desarrollar las tierras río arriba liberadas del acoso de los piratas. Es la época de los conflictos entre las Audiencias de Santa Fe y Santo Domingo en materia de jurisdicción. Se suceden los ataques de piratas inglese, franceses, y holandeses, que logran saquear a la ciudadela, pero no siguen más arriba, los misioneros se dedican a la fundación de pueblo indígenas.

Sexta Ubicación: La Angostura- Ciudad Bolívar. 1764-1961

Con la ayuda de los frailes capuchinos, el gobernador Joaquín Sabas de Mendoza, traslada a Santo Tome de Guayana a la angostura del rio, donde solo tiene 900 varas de ancho. El gobernador Centurión prosigue la obra.

La ciudad se convierte en la protagonista de las jornadas de la Independencia, se celebra ahí el Congreso de Angostura. Por un tiempo es la capital provisional de Venezuela. En 1846, a petición de sus vecinos, el Congreso de la Republica le cambia el nombre por el de Ciudad Bolívar.

Séptima Ubicación: En la actual Ciudad Guayana – 1961.

El presidente de la República, Rómulo Betancourt, en la mesa de Chirica, colocó la primera piedra de la nueva ciudad de Santo Tomé de Guayana, que abarca San Félix y Puerto Ordaz, con Matanzas, Castillito y Caruachi, para preservar el nombre de la heroica población que dio muchas veces su sangre para defender la provincia de Guayana y la vía del Orinoco.

La gran Guayana soñada por Antonio de Berrio fue solamente eso un sueño. Una provincia que abarcase del Orinoco al Amazona, desde la cordillera oriental de Los Andes, hasta Trinidad y el Atlántico.

Evelio Lucero
luceroevelio@gmail.com

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