Opinión

Cuenta la leyenda…. recordando a: Un verdadero ícono de Ciudad Guayana

Ercole D´ Adazzio se vio obligado a salir de la tierra donde nació ya que se estaba presente la segunda Guerra Mundial.
Evelio Lucero
miércoles, 30 julio 2025

De verdad doy infinitas gracias a las personas que organizaron e hicieron posible este sábado 19 de julio, el conversatorio en el Colegio Gumilla, a las 4:00 de la tarde para recordar al querido Ercole D´ Adazzio; gracias también doy al poeta Francisco Arévalo, que fue la persona que me lo hizo saber.

El espacio se llenó de personas que lo conocimos y tuvimos varias veces la oportunidad de escuchar sus historias, cuándo llegó, cómo llegó y el por qué llegó.

También pudimos oír de boca de su hijo Leonardo, algunos detalles importantes de ese hombre que podemos decir en pocas palabras: elegante, honesto, trabajador incansable, amigo de todos y ocuparíamos una página en nombrar todas sus virtudes.

Para ello voy a repetir algo que escribí sobre su persona, aún estando en vida Don Ercole, cosas que muchos sabemos, para que los jóvenes se puedan enterar, se ve obligado a salir de la tierra donde nació ya que se estaba presente la segunda Guerra Mundial.

Ercole nació en San Benedeto el año 1931. Tenía 14 años de edad cuando finaliza la guerra y le tocó vivir las crueldades y las consecuencias, las cuales le hicieron avizorar que algún día podía repetirse la acción bélica, acción que no deseaba volver a vivir. Fue así como a la edad de 17 años, le confesó a su progenitora que prefería marcharse a otro país, antes de ir a servir en el ejército.

Pensó en Argentina, donde tenía algunos amigos de la infancia y luego en Venezuela, donde ya se hablaba de traer inmigrantes italianos para la construcción de la Urbanización El Silencio (llamada para ese momento El Tartagal) mandaba para ese momento la Junta de Gobierno encabezada por el teniente coronel Carlos Delgado Chalbaud.

En principio sentía nostalgia y deseos de regresar a su patria, hasta que un buen día se trasladó hasta el litoral guaireño y conoció el sector llamado Macuto, lo cual era una de las más atractivas playas. Allí conoció y se hizo amigo de un venezolano, quien le ofreció trabajo como ayudante de mecánico, en un viejo taller donde se reparaba todo tipo de vehículos. A Ercole no le quedaba otra opción, que aceptar, comenzando a lavar tuercas, apretar tornillos, cambiar cauchos y correas, esmerilar válvulas etc., ganando 12 bolívares diarios de los cuales gastaba 8 en el alquiler de la pensión y comidas, guardando religiosamente el resto.

Al poco tiempo, un cliente, el propietario de un vehículo llevo al taller su carro para hacerle mantenimiento, observó a este joven (Ercole) bien parecido y con buenos modales y ya se hacia entender con poco de castellano, y lucia más bien como para ejercer otro oficio, menos como mecánico, ofreciéndole de inmediato trabajo como encargado de la cantina del Club Social “Litoral Macuto” <<creo que un existe>>. Este club tenía 150 socios a los cuales Ercole comenzó a atender, aprendiendo a preparar cocteles y algunas comidas ligeras italianas, ganándose la amistad y el aprecio de los miembros, por su trato cordial y su decencia.

Prácticamente este sitio fue su escuela primaria en servicios de restaurant y coctelería. Un año transcurrió en Caracas, hasta que cierto día decidió trasladarse al Tigrito, Estado Anzoátegui, donde tenía un amigo llamado Rosato, dueño de un restaurant conocido como El Oasis y una panadería del mismo nombre.

Rosato ya sabía que Ercole había aprendido el trabajo como mesonero y cocinero, le ofreció trabajo en su restaurant. Ercole no lo pensó dos veces se trasladó a Caracas a buscar las pocas pertenencias que tenía y vino a trabajar con su paisano y amigo.

Poco tiempo después abrieron un restaurant, que se hizo famoso de inmediato, llamado “El Rancho” era muy concurrido por los norteamericanos empleados de las petroleras a pasar sus ratos de descanso y las propinas eran en dólares.

Ercole viendo estos beneficios tomo la decisión de irse a trabajar en “El Rancho” acumulando sus ahorros, los mismo que utilizo para comprar dicho negocio a su propietaria, una francesa llamada Maghi, por la suma de sesenta mil bolívares, los cuales cancelo 30 mil de inicial y los otros treinta en cómodas cuotas en doce meses. Ahí mismo en El Tigrito conoció una bella joven deportista que practicaba el ciclismo, llamada Delia Milano, ambos se enamoraron locamente y contrajeron nupcias.

El sacerdote que los casó fue el famoso Padre Arias, de esa unión nacieron Laonardo “Leo” quien ha seguido los pasos de su adorado padre y Antonella.

Ya sabemos que Don Ercole era inquieto tremendamente, no se sentía conforme con lo ya hecho, quería establecerse definitivamente en una ciudad avanzada, de más rápido crecimiento, para ese entonces ya se ocia hablar de la fundación de Puerto Ordaz (9 de Febrero de 1952) atrayendo a muchas personas por el desarrollo de la Industria del Hierro y del Acero. Muchísimo italianos se habían instalado en Puerto Ordaz traídos por la empresa conocida como Innocenti, la que construyó la primera etapa de Sidor y es así como se decide venirse en el año 1954 y donde decidió quedarse para el resto de su vida, como así fue.

El primer negocio, que se sepa fue “La Neverita” donde se expendían frías espumosas acompañadas de pasa palos, aquí también acudían muchos norteamericanos de la Orinoco Minimg Company y algunos venezolanos en horas de la tarde.

El socio de esa cervecería fue Don José María Moraleja “Pepe” y atendía acompañado con su esposa a la clientela, luego se quedó con el negocio hasta que fundo “La Nevera”.

Mientras tanto Ercole fundaba “Pizzera Leo” en el mismo lugar donde esta la Estación, propiedad de Virgilio Vivas de Servicio Oricar (aquí fue donde los conocí, en mi etapa de noctámbulo, llegue a ver a esa pareja en horas de la madrugada cargar leña y accesorios para mantener en óptima forma esta pizzera, que fue su plataforma de lanzamiento).

En 1963 se le ocurrió la brillante idea de fundar el club privado muy recordado llamado Key Club, en la planta baja del Edificio Yocoima primero de esta índole en nuestra ciudad, done se daban cita los más grandes ejecutivos del momento aquí en la zona, pero, este señor tan inquieto no se cansaba de fundar negocios y luego venderlos, fue así, al igual que en la capital donde existían muchas discotecas, también cervecerías se pusieron de moda.

Ercole construye y funda la primera cervecería de lujo, recordada como “La Munich” después de darla a conocer y hacerla famosa, la vende y funda al final de la avenida Las Américas, la “Licorería Leo” como era de esperarse, se expendían los mejores bebidas importadas y se convierte en poco tiempo en referencia nacional, también abre Rotisería Leo, (comida inmediata para llevar). Sigue su trajinar y incursiona en la construcción de edificios, uno de los primeros, fue la Torre Guayana en AltaVista (premio nacional de arquitectura); me confesó en un almuerzo que compartimos que este lo que le dio fue pérdidas, creyó estar haciendo un buen negocio; el fracaso fue causa de la gran depresión económica en el primer mandato de C. Andrés Pérez, pero no se amilanó.

Le sirvió de experiencia y cuando muchos sacaban los dólares del país él, con mucha fe en Guayana, construyó la Torre Loreto, el nombre que lleva por ser la virgen de su devoción, patrona de un pueblo aledaño a donde el nació.

Construyó la “Torre Anto” el Edf. Doña Delia y nace en 1986, el Club Privado Ercole, en el sótano de la Torre Loreto, local que fue diseñado especialmente para este tipo de negocios, 100 metros de cosntruccion como muy pocos en Venezuela, restaurant a la altura de cualquier ciudad del mundo. Como dato curioso solamente la decoración de ese restaurant costó en su época 14 millones de bolívares.

En varias ocasiones varios de sus amigos pudimos celebrar en abrazar felicitándolo en su día de cumpleaños, Ercole, siempre impecable en su elegancia, el buen vestir y el buen conocedor de vinos y champaña disfrutaba esos momentos, imposible olvidarlo, se encuentra en el cielo con sus tres amadas mujeres: su esposa, su hija y su suegra. Mientras tanto su hijo Leonardo esta al frente manteniendo la misma calidad de todo que su padre le enseñó.

Evelio Lucero
luceroevelio@gmail.com

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