Opinión

Cuenta la Leyenda: El Limonero del Señor

Fue Miércoles Santo el día que decidieron realizar el recorrido con el Señor en los hombros de hombres.
Evelio LUCERO
sábado, 16 mayo 2020

Se cuenta que en el año 1918, ocurrió en Caracas la pandemia del Vómito Negro o la Gripe Española, lo que ocasionó una enorme cantidad de muertes.

Razón por la cual los feligreses creyentes del Nazareno de San Pablo, sacan por vez primera en procesión por el centro de la capital, la figura, encorvada, vestido de color morado y con la cruz de espinas en su cabeza, para pedir y rogar por el cese de la epidemia que tenía diezmada a la población, buscaban todo lo posible de manera infructuosa.

Fue Miércoles Santo el día que decidieron realizar el recorrido con el Señor en los hombros de hombres y mujeres al Nazareno, figura que según algunas historia fue diseñado y tallado por Felipe Rivas, y quien hacia comentarios que la figura le habló, y, le preguntó “donde me has visto, que tan perfecto me has hecho” tras los rezos y promesas cumplidas se dirigían a la capilla y en la esquina donde se encuentra el Teatro Municipal, la figura del santo se enredó con un árbol de limón el cual se encontraba en plena cosecha (full de frutas) estas cayeron al suelo regadas hacia todas partes, de inmediato fueron recogidas por las personas que marchaban.

Estas frutas al llegar a sus casas, fueron exprimidas y aquel ácido jugo fue ingerido por la mayoría de los enfermos causando una sanación milagrosa, luego, tiempo después, alguien, no se sabe a ciencia cierta quien fue, el osado que taló el árbol milagroso.

Con el pasar del tiempo alguien sembró en una esquina de la Basílica de Santa Teresa un nieto de este limonero, yo, de mi parte espero que no haya salido otro loco, para hacer una maldad similar.

Luego nuestros querido y reconocido gran poeta nacido en la primogénita ciudad (Cumaná) autor del gran poema que ha recorrido el mundo entero, Angelitos Negros y de Las Uvas del Tiempo, entre otros, Andrés Eloy Blanco, también le dedicó su mente y sus manos a escribir el poema que recoge la historia titulado EL LIMONERO DEL SEÑOR, el cual transcribo a continuación:

EL LIMONERO DEL SEÑOR
(leyenda caraqueña)
En la esquina de Miracielos, agoniza la tradición- ¿Qué mano avara cortaría el limonero del Señor?-Miracielos; casuchas nuevas, con descrédito del color: antaño había ahí una tapia y una arboleda y un portón.

Calle de piedras; el reflejo encalambrado de un farol; hacia la sombra, el aguafuerte abocetado de un balcón, a cuya vera se bajara, para hacer guiños al amor, el embozo de Guzmán Blanco en un lance de ocasión.

-En el corral está sembrado, junto al muro, junto al portón, y por encima de la tapia hacia la calle descolgó un gajo verde y amarillo del Señor.

-Cuentan que en Pascua lo sembrara, el año quince, un español, y cada dueño de la siembra de sus racimos exprimió la limonada con azúcar para el día de San Simón.-por la esquina de Miracielos en su Miércoles de Dolor, el Nazareno de San Pablo pasaba siempre en procesión.

– Y llegó el año de la peste, moría el pueblo bajo el sol; con su cortejo de enlutados pasaba al trote algún Doctor y en un hartazgo dilataba su puerta “Los Hijos de Dios”.

-La terapéutica era inútil; andaba el Viatico al vapor y por exceso de trabajo se abreviaba la absolución, y pasó el Domingo de Ramos y fue el Miércoles del Dolor, cuando apestada y sollozante, la muchedumbre en oración, desde el claustro de San Felipe hasta San Pablo, se agolpó.

-Un aguacero de plegarias asordó la Puerta Mayor y el Nazareno de San Pablo salió otra vez en procesión.

-En el azul del empedrado regaba flores el fervor; banderolas en las paredes; candilejas en el balcón, el canelón y el miriñaque: el garrasí y el quitasol; un predominio de morado, de incienso y de genuflexión.

–¡Oh, Señor Dios de los Ejércitos, la peste aléjanos, señor!

-En la esquina de Miracielos hubo una breve oscilación; los portadores de las andas se detuvieron; Monseñor el Arzobispo, alzó los ojos hacia la Cruz; la Cruz de Dios, al pasar bajo el limonero, entre sus gajos se enredó.

-Sobre la frente del Mesías hubo un rebote de verdor y entre sus rizos tembló el oro amarillo de la sazón

-De lo profundo del cortejo partió la flecha de una voz:

-¡Milagro! Es bálsamo, cristianos, el limonero del Señor!

– Y veinte manos arrancaban la cosecha de curación que en la esquina de Miracielos, de los cielos enviaba Dios. Y se curaron los pestosos bebiendo el ácido licor con agua clara de Catuche, entre oración y oración.

-Miracielos: casuchas nuevas; la tapia desapareció. ¿Qué mano avara cortaría el limonero del Señor? ¿Golpe de sordo mercachifle o competencia del Doctor o despecho de boticario u ornato de la población?

-El Nazareno de San Pablo tuvo una casa y la perdió y tuvo un patio y una tapia y un limonero y un portón, ¡Malhaya el golpe que cortara el limonero del Señor!

-¡Malhaya el sino de esa mano que desgajó la tradición!

-Quizá en su tumba un limonero floreció un día de Pasión y una nevada de azahares sobre su cruz desmigajó, como lo hiciera aquella tarde sobre la Cruz en procesión, en la esquina de Miracielos, EL LIMONERO DEL SEÑOR.

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