Cuenta la leyenda… Don Pepe
En el año 1982, el señor Alfonzo Fernández, acompañado de su yerno José M. Silva y su señora esposa Carmen González, oriundos de España, llegan a Puerto Ordaz con intenciones de instalar un establecimiento de comida rápida, para ofrecer un servicio eficiente y de calidad al público guayanés.
Se atreven a correr la aventura, a lo igual que sus coterráneos que habían llegado años atrás… Adquieren un camión de segunda mano y en buenas condiciones, pero ofrecían lo que ellos ya se habían imaginado, lo adaptan con mostradores a los laterales y en la parte interna instalan cocina, refrigerador y todo para preparar una suculenta carne a la parrilla, acompañada con casabe, yuca y ensalada.
Todo está listo, ganas de trabajar, la idea concretada, el carromato más dos hijos nacidos en República Dominicana, estos se ubican al frente de lo que se llamaba en aquel entonces “Centro Comercial Cerveza Zulia”. ¡PLAY! Y en poco tiempo se dan cuenta que no estaba funcionando como debe ser, las ventas no son halagadoras y los clientes exigen las arepas criollas y así como exigieron la petición no se hizo esperar, se cambió el menú; comienza sonar repetidamente el ¡clin clin! de la caja registradora, ofreciendo arepas con la variedad de rellenos y las respectivas gaseosas, pero… la ciudad empieza a crecer en el sector de Alta Vista y reclama sus espacios, y sin mucha dificultad establecen el restaurant portátil en otra ubicación, aproximadamente a 150 metros de donde se encontraba, al frente de un circo que tenía una burra que cantaba, bailaba y recitaba, lo cual Alfonzo (hijo) disfrutaba en su plenitud. Pero tienen que volver a mudarse, y ahora se van al final de la avenida “Las Américas” donde se encontraba lo nominado “la calle del hambre”.
Para esta época Alfonzo (hijo) debe ausentarse para ir a culminar sus estudios universitarios en la ciudad de Caracas, haciendo viajes regulares a esta gran zona del hierro, para visitar a sus padres y también debiendo atender el negocio. Pasa el tiempo y hay una nueva mudanza del establecimiento, ahora se instala en el estacionamiento de la parte trasera de “Don Regalón”.
Para esta fecha, ya Alfonzo (hijo) ha crecido y es un hombre responsable, ya aprendió a manejar, se regresa definitivamente de la capital, y cada día aumenta su apoyo hacia su padre en el negocio y la economía del lugar, como también el carromato llamado “Don Pepe” ha logrado fama y la clientela muy fiel y apegada lo sigue a donde vaya.
El “viejo” Alfonzo ya muestra cansancio, su esposa fallece, y delega a su hijo, quien ha mantenido el negocio en excelentes condiciones, transcurre el tiempo y hace un año es el viejo quien se despide, todo ha cambiado pero la calidad se mantiene, excepto los precios por razones obvias, aun así los clientes siguen respondiendo.
En las tardes vemos llegar a Alfonzo conduciendo a su fiel compañero “Don Pepe” y acompañado de su consentida ayudante, la señora María Castillo. Otro cambio notable es que, este simpático personaje, que siempre está dispuesto a jugar bromas o recibir con muy buen humor a sus amigos que lo visitan, por supuesto que ha modernizado los métodos de pago, y los rellenos de los discos de maíz (arepas) han variado para bien, gracias a la señora maría.
Ya el carromato “Don Pepe” lo que le falta es hablar, ha sido testigo de muchas aventuras y conocedor de muchos chismes, parece extraído de una película de Walt Disney como Herbie, cumpliendo 39 años trabajando y se mantiene en excelentes condiciones, siendo fiel a su compañero que debe ser con quien conversa sus experiencias.
Mientras tanto admiramos a Alfonzo por todos sus conocimientos, quien se graduó en Caracas en la UCV como Licenciado en Arepas, convirtiéndose en un gran Arepologo.
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