Opinión

Cuenta La Leyenda

A eso de las 4:45 minutos de la madrugada, muy cerca del Altar Mayor se escucha una algarabía, una conmoción, alguien dice: TIEMBLA.
Evelio LUCERO
sábado, 25 abril 2020

Miércoles Santo 9 de abril de 1952.

Hace 68 años, el día Miércoles Santo del año 1952, sucedió en la popular procesión que se realiza todos los años en la Basílica de Santa Teresa, ubicada en la esquina del mismo nombre.

El Nazareno de San Pablo es la devoción de la mayoría de los católicos en Venezuela, se presenta en una talla de madera de Pino de Flandes de Sevilla-España, se cree que fue realizada por Felipe de Rivas en el siglo XVii, se comenta que el escultor se sorprendió cuando escucho la voz del Nazareno, decir, preguntando <<donde me has visto que tan perfecto me has hecho>>, al igual que años anteriores la Iglesia estaba a reventar, full de personas de todas las edades, se hacían colas enormes para cumplir con la promesa ofrecida por los favores recibidos al Cristo, vestido de morado, con la Corona de Espinas en su cabeza y la Cruz sobre sus hombros, la mayoría de los asistentes acompañados de niños y siempre con una vela encendida en sus manos, signo de la devoción y la fe.

A eso de las 4:45 minutos de la madrugada, muy cerca del Altar Mayor se escucha una algarabía, una conmoción, alguien dice: TIEMBLA, comienza a correr el pánico, alguno comentó que: una persona que tenía una vela encendida en sus manos, en un descuido encendió el velo de la persona que tenía adelante, otra al ver la candela grito fuertemente!!!FUEGO!!! de inmediato el pánico se acentúa y es total, corriendo y empujando a niños, ancianos, mujeres, quienes había caído al suelo para no levantarse jamás, se convirtieron en escenas dantescas, perdiendo la vida 46 personas, de los cuales 23 eran niños, 22 mujeres y un señor de avanzada edad, y se contabilizaron 115 heridos por asfixia y aplastamiento. Años después, el Cuerpo de Bomberos del Dtto. Federal, enviaba a este tipo de eventos, actividades en el Nuevo Circo, en Circos y constantemente al Teatro Nacional y Teatro Municipal y donde hubiese aglomeración de personas, esto era llamado Guardia de Prevención; el día miércoles Santo del año 1.962, diez años de haber ocurrido el incidente, el Jefe de los Servicios del Cuartel de Bomberos en la persona del Tte J. Humberto Ovalles, imparte orden al Jefe de Sección Sargento Primero Heriberto Ferrer, quien de igual manera selecciona al Cabo Primero “el negro” Marcos Salazar, a los bomberos Félix López, Ángel Bernal, otros dos bomberos que no recuerdo y a quien escribe esta crónica, Evelio Lucero, para realizar la referida Guardia de Prevención, al llegar a la Basilica, Marcos Salazar, distribuye el personal estratégicamente, y el, rondando, supervisando, cuando menos lo pensamos, casi que se repite la desgracia, en el momento que alguien emitió un grito de alarma, afortunadamente, el Cabo Salazar, quien era un excelente bombero y atleta, brincó, saltó y en pocos segundos estaba montado en una de las columnas, exigiendo en alta voz ¡!CALMA!!! ¡!!NO PASA NADA!!! ¡!!QUIETOS!!! y pudo lograr la tranquilidad, pero… ya habían sido muchos los empujones, apretones heridos, desmayados y viene a mi mente bien claro, el momento cuando escucho el llanto de una criatura recién nacida que afortunadamente en el momento que cayó de los brazos de su madre, por gracia de Dios, alguien la empujó, y fue a parar debajo del altar de una virgen, donde la rescatamos y localizamos a su joven madre, quien lloraba desesperadamente. Lo cierto es que queda en el recuerdo y los anales del Cuerpo de Bomberos del Dtto Federal (hoy día Bomberos del Dtto. Capital) la destreza y valentía, del recordado “Negro” Marcos Salazar. Qepd.

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