Cuenta la leyenda

Chefito: A finales de los años sesenta, cuando aún la ciudad de Puerto Ordaz, usaba pañales, los pavos, los jóvenes de aquel entonces (entre ellos, yo) disfrutábamos a plenitud las bondades que ofrecía esta ciudad planificada en el Joint Center para Estudios Urbanos del Instituto Tecnológico de Massachusetts y la Universidad de Harvard, ya se había llevado a cabo la fundación de Puerto Ordaz (9 de Febrero de 1952) y la fundación de Ciudad Guayana, unión de San Félix y Puerto Ordaz (2 de julio de 1961).Vuelvo con los jóvenes que usábamos pantalones acampanados, zapatos con plataforma alta, patillas y cabello abundante (que ridículos éramos) pero en las noches no pelábamos una discoteca o una cervecería. Mientras tanto en la esquina de lo que era CADA, donde fue EL DIAMANTE y hoy es EL PEKIN, justamente en esa esquina había llegado una novedad… primer carrito para la venta de perros calientes, se llamó CHEFITO, su propietario fue Omar Loaiza “mono blanco” su origen: venia de la parroquia El Cementerio de Caracas, eran varios hermanos, uno de ellos (Jorge) fue compañero mío en el Cuerpo de Bomberos del Distrito Federal y aquí llegó primero Blas, trabajó en la Orinoco Mining Company, luego vino José Luis (trabajó en Alcasa) también llegó Carlos y Julián (este último un bombero frustrado) aquí falta un hermano que nunca vino, se quedó en el Cementerio donde tiene un pequeño comercio y se ha convertido en un lugar tradicional, donde todas las Semanas Santas cierran la cuadra y quemaban a Judas, bueno, el cuento es que era un lugar de encuentro, a partir de las cinco de la tarde, la “cuerdita” sabía que aparte de los “perros” existía un departamento adicional conteniendo cervecitas bien frías y mejor precio que en otro lugar, ahh y crédito a gente de mucha confianza. Isabel la esposa de Chefito, fue secretaria de la Cámara de Comercio por mucho tiempo, la cual estaba ubicada en el cuarto piso de el mismo edificio, la ciudad crecía, llegaban más personas, habían más construcciones, nos confundíamos con los que practicaban bowling en el Pin Caroní o los que iban a ver el estreno de una película o los que visitaban la primera discoteca conocida como el Bunnys Bar, al cabo de cierto tiempo Omar Loaiza (Chefito) se organizó, acordó con Isabel, (su esposa) se fue a la carretera vieja de Upata, e instaló un lugar campestre, que de inmediato tomó fama: “EL BOTELLÓN” los días sábados y domingos lo visitábamos familiarmente, ahí se ofrecía carne en vara, cachapas, ensaladas, diferentes bebidas y presentaban espectáculos bailables con grupos musicales de la zona y en ocasiones llegaron a presentar orquestas reconocidas, en una de esas últimas oportunidades fui a ver la famosa Orquesta Aragón de Cuba. Ha pasado el tiempo, el cual es inexorable, lo que queda es recordar y decir TODO TIEMPO PASADO FUE MEJOR; todo lo que originó un carrito de perros calientes.

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