Opinión

Cuenta la leyenda

En el hotel Cunucunuma (hoy día Hotel Dos Ríos) se habían improvisado las oficinas de la Corporación Venezolana de Guayana, (CVG) las oficinas de la Electrificación del Caroní (EDELCA) y también las de Cantv donde solo existían dos casillas telefónicas para comunicarse con otra ciudad.
Evelio LUCERO
sábado, 22 junio 2019

En el año que llegué a Puerto Ordaz, comienzo de los años sesenta, que por cierto he repetido en muchas oportunidades que las personas que tuvimos la suerte de vivir esos años, fuimos privilegiados, a nivel local, nacional e internacional la mayoría de las noticias fueron positivas, recordemos todo lo sucedido en los países europeos, asiáticos, medio oriente, en las Américas, en el Caribe, a nivel científico, deportivo, cultural, musical, político, etc, bueno, lo cierto es que Venezuela no podía haberse escapado, vivíamos el nacimiento de una gran democracia con líderes políticos de diferentes toldas, pero todos sin excepción preocupados por el desarrollo de nuestro país, ya se había iniciado todo lo concerniente a una nueva ciudad que en un futuro, no muy lejano, con sus riquezas naturales y minerales sería una referencia mundial, (como así fue) donde los grandes inversionistas querían participar.

En el hotel Cunucunuma (hoy día Hotel Dos Ríos) se habían improvisado las oficinas de la Corporación Venezolana de Guayana, (CVG) las oficinas de la Electrificación del Caroní (EDELCA) y también las de Cantv donde solo existían dos casillas telefónicas para comunicarse con otra ciudad, mientras tanto se construía el edificio administrativo, en la parte alta de la ciudad, ahí fue que tuve la suerte de conocer a un gran personaje, colega fotógrafo, buen amigo, excelente jefe y primer gerente de Relaciones Publicas de CVG el licenciado Don Hugo Carnevalli, me cita una determinada hora para conversar y encargar un trabajo, a partir de ese momento y hasta el día de su desaparición física mantuvimos esa amistad, ya cuando se instalan las oficinas en Altavista en aquel hermoso edificio, Hugo arma su equipo de trabajo y se hace rodear de una cantidad de jóvenes muy preparados profesionalmente, de los cuales en este momento, puedo recordar a William Riera, Fernando Delgado, Arístides Gómez, Luis Fernando Fernández, Miguel Barrios, Miguel Galindo, Carmelo Díaz, Sonia Viamonte, Rosita Silva Tirado, Norma Orta, no puedo olvidarme de Carrillito (compañero del Dr. R. Caldera en el dominó en Kavanayen) y muchos más, en fotografía estaban Alfredo Marriot, Néstor Hernández, Domingo Alexander Esparragoza y en ocasiones especiales yo debía cubrir también algunos eventos. Algunos rasgos esenciales de Hugo Carnevalli, nacido en Caracas, año 1939, su padre el Dr. Atilano Carnevalli, poeta y diplomático con destacada actuación en nuestro servicio exterior, lo que le permitió a Hugo, conocer varios países de América Latina, Europa y Estados Unidos, se inició como estudiante de ingeniería mecánica, cambiando al final después de haber aprobado cuatro años por su pasión que era la fotografía, Carnevalli, también dominó varios idiomas, aparte del castellano, inglés, francés, italiano y un poco de alemán, fue muy exigente cuando se trataba de captar una foto, llegó a decir que: obedece a dos factores fundamentales, que son: uno de carácter estético, porque debe estar bien compuesta incluyendo todos los elementos necesarios para alcanzar ese propósito y el otro, de índole técnica, debía estar bien procesada en el laboratorio, esto cuando la fotografía se procesaba químicamente. A mí me tocó personalmente, cuando me invitaba a ayudarlo para procesar esas gigantografías en blanco y negro que decoraron muchos espacios en la CVG y algunas oficinas de las empresas básicas. Este fue un hombre que sintió y se apasionó como una necesidad interior la fotografía documento del Hombre y la Naturaleza. La última ocasión que pudimos compartir fue una visita que me dispensó acompañado con otro gran personaje como lo fue el Ing. Herman Roo, estuvimos varias horas compartiendo y seleccionando material para un libro que estaba editando dedicado lógicamente a Guayana, doy gracias por haberlo conocido, fue también un amante de música clásica sobre todo óperas y zarzuelas. Mi apreciado amigo se despidió hace ya varios años, el día 18 de abril del 2011, Hugo descansa en Paz.

 

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